Controles de precios siguen vivos en Venezuela: mira PVP de productos básicos
El ministerio de Comercio y la Superintendencia encargada de fiscalizar el mercado divulgan lista de bienes con precio máximo de venta al público.
Consumo
Los controles de precios de productos al consumidor final, una de las políticas emblemáticas del régimen chavista desde hace más de dos décadas, siguen vigentes en Venezuela, peso a los aparentes recesos que se toman de vez en cuando los organismos de fiscalización, cuando miran para otro lado en aras del abastecimiento del mercado.
Así se constata de los recientes anuncios del ministerio de Comercio Nacional y de la Superintendencia Nacional Para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (la temida Sundde).
En las últimas horas estos organismos difundieron la lista de lo que eufemísticamente llaman «Precios máximos en rubros priorizados», que supuestamente son acordados en negociaciones con los productores y la industria de alimentos.
«Como resultados de las mesas de diálogo con el sector productivo agroalimentario, logramos acordar precios máximos al consumidor final en algunos rubros priorizados. Desde la Sundde velaremos porque los precios de estos rubros se cumplan en beneficio de nuestro Pueblo», dice un comunicado oficial.
En las últimas semanas los agentes de Sundde se han concentrado en verificar el cumplimiento de la tasa de cambio oficial bolívar dólar divulgada cada día por el Banco Central de Venezuela (BCV), que este jueves 1 de diciembre está en Bs 11,07 por dólar.
Esta cotización oficial cada día se distancia más de la establecida por el mercado paralelo, que cerró sobre Bs 13 este jueves 30 de noviembre.
En medio de una apertura económica y relajación de controles de cambios y de precios, algunos empresarios optimistas y ciertos economistas han querido ver en los últimos meses cambios estructurales en las políticas económicas del chavismo.
Pero otros analistas advierten que en realidad son acciones pragmáticas las que llevaron al régimen de Maduro a permitir precios libres de la mayoría de los rubros nacionales e importados.
Esa relajación de los controles ayudó a desacelerar la hiperinflación y la inflación más alta del mundo. También permitió acabar con la abominable escasez crónica de bienes básicos y con las enormes colas de compradores desesperados en tiendas y supermercados, durante los peores momentos de la crisis, entre 2015, 2018 y parte de 2019.
