La creciente especulación sobre si el país caerá en impagos de sus obligaciones en los próximos meses también alimenta esta corriente de ventas.
El índice de riesgo país medido por JP Morgan se disparó hoy 90 puntos, desde 1.281 puntos hasta 1.371 enteros, un alza de 7,03% . Esto se traduce en una sobreprima de rendimiento de 13,71% sobre los papeles del Tesoro de EE.UU, “libres de riesgo”.
Al cierre de la jornada en la bolsa de Frankfurt, el bono Pdvsa 2014 terminó en 96,26% de su valor, con una caída de -2,12 puntos porcentuales; el Pdvsa17 bajó -4,9 puntos hasta 67.9% y el Pdvsa 2026 cerró en 50.11%, con pérdida de -3.8 enteros.
El Pdvsa 2037 se cotizó con precio de 48% y una diferencia de -3.1 puntos, según datos recopilados por la plataforma informativa Boungy.
En cuanto a los bonos de la República, el VENZ 2014 terminó en 98%, para una diferencia de -0,70 puntos; el VENZ 2018 bajó 2,5 puntos hasta un precio de 73% y el marcador VENZ 2027, una de las principales referencias del mercado de deuda venezolana, acabó en 69.25%, con pérdida de -4.97 puntos.
El VENZ 2038, a un precio de 56.7% retrocedió -3.15 enteros.
El mercado estadounidense en la tarde del miércoles el Global 2027 retrocedía 2,76 puntos a valores entre 70,918 y 72,454 por ciento.
En octubre el gobierno chavista deberá pagar $4.500 millones en vencimientos de bonos de deuda. El propio presidente Nicolás Maduro ha ratificado que el país cuenta con suficientes divisas para honrar sus compromisos.
Pocos agentes del mercado dudan de que el Gobierno pagará a tiempo, pues lo contrario sería un verdadero desastre financiero en un país fuertemente dependiente de las importaciones y del crédito y que acusa escasez de bienes básicos.
Pero, muchos inversionistas estarían aprovechado para comprar en bajada unos papeles que seguro se recuperarán después de los vencimientos del 14 de octubre. Además, analistas y académicos señalan los aspectos morales de usar valiosas divisas para pagar deudas mientras el país tiene escasez de medicinas y equipos médicos importados.
Los precios de la deuda están en su peor nivel desde febrero pasado, cuando el país fue estremecido por una prolongada ola de protestas callejeras liderizadas por estudiantes.
Este clima de agitación limitó el margen de maniobra para un gobierno con escaso respaldo político en un país altamente polarizado.
Durante varias semanas de manifestaciones unas 40 personas, incluyendo estudiantes y algunos militares, resultaron muertas.
Además fueron presas unas 3.000 personas durante las protestas, incluyendo al dirigente opositor Leopoldo López, preso hasta hoy en una cárcel militar.
Algunas de las personas detenidas han sido acusadas y enjuiciadas bajo cargos de “rebelión”, “conspiración” y de acciones desestabilizadoras contra el Estado.
Algunos operadores financieros han destacado que la ola especulativa sobre los papeles venezolanos también ha sido impulsada por estos factores políticos, especialmente por la poca claridad del gobierno de Nicolás Maduro en sus decisiones para enfrentar la peor crisis financiera del país desde 2002.
El martes la agencia calificadora de riesgo Standard and Poor’s rebajó a CCC+ el crédito de Venezuela, lo que significa que considera que el país tiene un 50% de posibilidades de declarar impagos en los próximos dos años.
“La continuidad de las políticas (de Venezuela) nos van a llevar a un default (impago)” declaró hoy Javier Kulesz, analista de Nomura Holdings Inc. En una conferencia en New York, reseñada por agencias de noticias.
En la víspera S&P argumentó la nueva mala nota para el país con las mayores reservas petroleras del mundo “en el continuo deterioro económico, que incluye una creciente inflación, una caída en la liquidez externa, y la reducción de posibilidades de que el Gobierno vaya a implementar pasos correctivos para enfrentar esto”.
De esta manera se sumó con nueve meses de diferencia a la decisión de Moody’s tomada en diciembre pasado, cuando llevó los papeles venezolanos a la categoría Caa1.
En ambos casos, los títulos están en la categoría de bonos basura, pues su rendimiento altamente especulativo los coloca fuera de las carteras de inversiones de los más importantes fondos que operan en los mercados, dijeron operadores.
Una obligación clasificada CCC es actualmente vulnerable al impago y depende de condiciones favorables de negocios, financieras y económicas por parte del emisor, para que pueda tener la capacidad de cumplir sus compromisos financieros, según el glosario de S&P.]]>