Economía

¿Dónde están las oportunidades de negocio en Venezuela?

Estimaciones conservadoras de algunos analistas apuntan a que el país requerirá en los próximos años inyecciones de capital de entre $100.000 millones y $150.000 millones para recuperar el depauperado sistema productivo de bienes y servicios. Conozca cuáles son los sectores llamados a atraer la atención y la inversión en los próximos 5 años.

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Foto: Pixabay

Si algo sobrará en la Venezuela del próximo quinquenio serán las oportunidades de negocio. Al margen de la actual diatriba política y de una crisis económica sin parangón en la historia del país, analistas, empresarios, académicos y representantes gremiales coinciden en afirmar que Venezuela sigue siendo uno de los destinos más atractivos para invertir en América Latina, por el abanico de opciones que ofrece y la necesaria inyección de capital que demandará la economía luego de tres años de resultados negativos.

“En los próximos años Venezuela requerirá capital en prácticamente en todos los sectores, pues la desinversión ha sido muy grande”, asegura Eduardo Porcarelli, director ejecutivo del Consejo Nacional de Promoción de Inversiones (Conapri), defensor a ultranza de la fertilidad del suelo criollo para hacer florecer los capitales en cualquier área de la economía, pese a un adverso clima de negocios que ha llevado al país a ocupar los últimos lugares como destino para las inversiones.

De hecho, el Doing Business 2017, estudio realizado anualmente por el Banco Mundial sobre el clima de inversiones, ubica al país en la posición 187 en el ranking de 190 naciones analizadas; mientras que de los $168.000 millones en inversión extranjera directa (IED) que recibió América Latina en 2015, Venezuela captó menos de 1% ($1.591 millones), según el último informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

“Año a año ha disminuido el atractivo de Venezuela como nación para invertir, pero eso hace que exista una imperiosa necesidad de capitales”, dice Porcarelli, quien añade que recuperar ese encanto dependerá de una mejora en el clima de negocios y, particularmente, un cambio en el ordenamiento jurídico. “Si las cosas siguen como están, la poca inversión que llegue será para el área petrolera”, dice.

Sin una data oficial que permita esbozar las necesidades de inversión que requerirá el país en los próximos años, solo queda aferrarse a las proyecciones de los expertos, quienes estiman que la economía demandará flujos de capitales de entre $100.000 millones y $150.000 millones para echar a andar la estancada maquinaria industrial y de servicios.

Si se toma en cuenta que Colombia o Chile -cuyos tamaños puede compararse con el de Venezuela- reciben $17.000 millones y $20.000 millones al año, respectivamente, entonces se puede estimar el volumen de capitales que requerirá el país en el próximo quinquenio.

– Para escoger –

Pero, ¿cuáles son los sectores que captarían la mayor atención? Si bien el sector manufacturero ha sido uno de los más duramente golpeados por la sequía de recursos, el presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, asegura que antes es prioritario atender el área eléctrica.

“Hay enormes carencias en esta área que deben subsanarse para pensar en la reactivación de otras”, dice el dirigente industrial, cuya opinión trae a colación que las deficiencias en la generación eléctrica que ha obligado en los últimos años a aplicar un fuerte plan de racionamiento sin precedentes que redujo aún más la producción en general.

Al respecto, el consenso de los expertos gira en torno a que serían necesarias inversiones de entre $10.000 millones y $15.000 millones en los próximos tres años para evitar el total colapso del sistema de generación y distribución hidroeléctrica, mientras que otro tanto debe ir a la creación de una estructura termoeléctrica confiable.

Cabe recordar que en 2012, el Ejecutivo reconocía que el sector requería inversiones superiores a $34.000 millones en los siguientes tres años, monto que no pudo ser completado por la caída de los precios del petróleo y la parte invertida se diluyó por el desvío de la mayor parte al saco roto de la corrupción que campea en este sector.

“Luego, sería necesario invertir en sectores primarios como siderúrgica, química, petroquímica y cemento por un lado, y por otro en agricultura y ganadería. En los primeros para proveer de insumos necesarios a industrias secundarias como metalmecánica, plásticos y otras áreas esenciales”, dice Olalquiaga, poniendo de manifiesto que se trata de un completo engranaje que requiere atender las áreas primarias para de allí fluir aguas abajo.

Eduardo Porcarlli agrega otras áreas de interés. “Es necesario atender la infraestructura en general: vialidad, puertos y aeropuertos, centros de negocios, viviendas y hotelería”, sectores en las cuales la desinversión ha sido casi absoluta en los últimos 15 años.

En efecto, excepto por el intento no concluido de modernizar los principales puertos del país –Puerto Cabello y La Guaira-, y la edificación de viviendas de interés social por parte de la gubernamental Gran Misión Vivienda, han sido pocas las inversiones en estas área en los últimos 15 años, lo que ha acarreado que el sector construcción muestre hoy una paralización cercana a 80% tras la brutal caída de más de 24% del PIB sectorial en 2015.

En cuanto a turismo, si bien en los últimos cinco años se han levantado unos 50 recintos en todo el país –en su mayoría enfocados en el segmento de lujo-, voceros de la industria estiman que el país reclama el doble de la disponibilidad actual, máxime si se espera el repunte de otras áreas en los próximos años.

– Apostar por la tecnología –

Telecomunicaciones es otro de los sectores que captará la atención en los próximos años. “Venezuela estuvo en las primeras posiciones en el continente y eso requirió muchas inversiones. Eso puede recuperarse”, afirma Eduardo Porcarelli, cuya opinión permite recordar que la desinversión actual obedece en parte a deudas que por más de $1.500 millones mantiene el Estado solo con las empresas de telefonía móvil.

Los analistas señalan que el retraso tecnológico es tal, que el sector demandará al menos entre $3.000 millones y $4.000 millones en los próximos años para corregir el bache creado por años de desinversión, monto que también incluye los cerca de $1.000 millones anuales que requieren las tres empresas de telefonía celular presentes en el mercado para mantener su operatividad.

Por otra parte, Gustavo Reyes, director de Wayra, una fundación que promueve el emprendimiento tecnológico, señala que aparte de la infraestructura, el segmento de los servicios es uno de los que mayores recursos requerirá por la escasez de equipos que vive el mercado, mientras que un segundo segmento a desarrollar es el de aplicaciones web, en particular aquellas para el comercio electrónico.

¿Grandes inversores o pequeños negociantes? Los dos serán necesarios según Reyes. “Claro que los grandes quieren venir, pero cuando el país ofrezca las condiciones, y ellos tendrán que recurrir a los emprendedores para poder satisfacer la demanda”, dice.

– Y sigue siendo el rey –

En un país con las mayores reservas de hidrocarburos del planeta, es innegable que el petróleo seguirá siendo por muchos años el foco de atracción de los grandes capitales, más si se toma en cuenta que la falta de inversión ha llevado al declive de la producción a menos de 2,3 millones de barriles diarios.

“Es mucho lo que se tiene que hacer en este sector. La crisis actual en parte se debe a la desinversión, por lo que es necesario llevar la producción a por lo menos 3 millones de barriles diarios”, afirma Marco Pacheco, asesor de empresas de servicios petroleros que, tras una pasada por otras naciones, decidió regresar a Venezuela dadas las perspectivas a mediano y largo plazo en este negocio.

Se estima que desarrollar un campo petrolero que produzca unos 200.000 barriles de crudo requiere inyecciones de entre $10.000 millones y $15.000 millones, en tanto que la concreción de mejoradores para refinar el crudo extra pesado de la faja petrolífera del Orinoco requerirá recursos por el orden de los $30.000 millones.

Pacheco recuerda además del efecto en cascada que tiene el petróleo. “En la medida que fluya el dinero para la recuperación de la industria, otros sectores conexos también se desarrollarán. Todo el sistema de servicios y mantenimiento de maquinarias, la alimentación de los trabajadores, viviendas, hoteles, etc. Son muchos los sectores que atraerán capitales”, dice.

El experto asegura que aunque las condiciones del país lucen aun muy adversas, serán muchos los grupos locales y extranjeros que solo esperan una mejora de la situación para inyectar capitales en la que se estima es la industria más rentable del planeta.

Consciente de esta realidad Oswaldo Cisneros firmó un acuerdo para invertir $1.118 millones en la faja petrolífera del Orinoco, posiblemente la inversión más alta que grupo venezolano alguno haya anunciado en este sector.

– Un formato ganador –

Si bien los grandes sectores económicos moverán el interés de los inversionistas en los próximos años, el pequeño negocio también muestra ser atractivo. Es allí donde la franquicia tiene mucho que decir.

Por eso Alfonso Riera, directivo de la Cámara Venezolana de Franquicias (Profranquicias), no duda en afirmar que el sector está llamado a ser un rápido dinamizador de la economía, en virtud de la inmediatez con la cual se materializa la inversión.

Si bien la crisis actual ha frenado el impulso que traía este negocio, en el último año logró repuntar un pequeño pero significativo 4,3%, al pasar de 530 a 553 marcas presentes en el mercado, 60% de las cuales son venezolanas.

“A estas alturas deberíamos tener una 600 marcas”, dice Riera, recordando que en condiciones normales cada año entraban al mercado de 10 a 20 marcas extranjeras, un flujo que hace bastante paró, pero que no duda se reinicie una vez mejoren las condiciones del país.

Entre las áreas más golpeadas y por ende las más aptas de recuperarse figuran las de construcción y diseño, mobiliario, publicidad, moda y confección, y tecnología. “Son subsectores que se mueven muy bien y que atraerán mucha inversión”.

A su vez, gastronomía, servicios, salud, estética y educación tienden a mantenerse como puntales para atraer nuevos inversores, quienes se mueven en tres rangos de negocio: el micro, que demanda inversiones de hasta 50.000 dólares de capital semilla; medio, donde el aporte oscila entre 50.000 y 350.000 dólares; y la gran franquicia, que requiere flujos de capital superior a 350.000 de los verdes.

“Fuimos pioneros en el continente y podemos volver a serlo”, puntualiza Alfonso Riera.

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