El economista jefe del organismo financiero para América Latina, Alejandro Werner dijo que los «vientos en contra» en los frentes interno y externo «están menguando paulatinamente, allanando la ruta hacia un crecimiento del Producto Interno Bruto real de la región de aproximadamente un 1% en 2017».
La situación más crítica es la de Venezuela cuyo PIB caerá 7,1% este año, según el FMI.
Werner dijo prever que Venezuela «continúe en una profunda recesión y camino hacia la hiperinflación, debido a la monetización de amplios desequilibrios fiscales».
«La grave crisis humanitaria que está en curso se ve complicada por el empeoramiento de la pobreza, el colapso del sistema de salud, crecientes preocupaciones en materia de seguridad y un éxodo cada vez mayor de gente a países vecinos».
En su última edición del Panorama Económico Mundial, publicado el martes, el FMI había revisado ligeramente a la baja su expectativa de crecimiento de América Latina de 1,2% a 1,1%, con relación a su previsión de enero.
Werner señaló que las perspectivas para la región han mejorado por «un leve repunte de la demanda de países de importancia clave, y una cierta recuperación de los precios de las materias primas».
Sin embargo, ese escenario se ve contrarrestado con una débil recuperación de la demanda interna «en vista de la incertidumbre acerca de las futuras relaciones con Estados Unidos en el caso de México, y a los escándalos de corrupción en otros países.
Según Werner, Brasil, la mayor economía latinoamericana, parece estar dejando atrás una contracción acumulada de 8% del PIB en los últimos tres años y «prevé que el crecimiento retorne al terreno positivo en 2017».
En su último informe el FMI estimó que el gigante sudamericano deberá cerrar este año con un tímido crecimiento de 0,2%, una previsión sin cambios con relación a la expresada en enero por la entidad financiera.
México, a su vez, deberá terminar 2017 con un crecimiento de 1,7%, también sin cambios sobre la previsión formulada en enero de este año.
«La incertidumbre en torno de las relaciones comerciales con Estados Unidos y el aumento de los costos de endeudamiento representarían un freno sobre todo a la inversión, y contrarrestarían el impulso positivo generado por la aceleración del crecimiento» estadounidense, apuntó Werner.]]>