En un discurso con el que clausuró el segundo y último pleno anual del Parlamento, Castro consideró que aunque la reunificación monetaria no solucionará todos los problemas de la economía, es «el proceso más determinante» para avanzar en las reformas impulsadas durante su mandato para actualizar el modelo socialista de la isla.
La crisis en Venezuela, que ha reducido los envíos de petróleo subsidiado a Cuba, el enfriamiento de las relaciones con EEUU tras la llegada al poder de Donald Trump y los más de 13.000 millones de dólares en pérdidas por el paso del huracán Irma por la isla han agudizado los crónicos problemas económicos del país.
«Sin resolver esa cuestión será difícil avanzar correctamente», dijo el mandatario, cuya intervención fue reproducida por los medios estatales.
En Cuba circulan dos monedas: el peso cubano (CUP) y el peso convertible en divisa (CUC, equivalente al dólar y a 24 CUP).
Las autoridades cubanas han explicado que el principal objetivo de la unificación es restablecer el «valor» del peso cubano (CUP) como moneda nacional y sus funciones como dinero.
La mayor parte de los cubanos cobra sus salarios y paga servicios básicos con la moneda nacional CUP y el sueldo medio es de unos 672 pesos cubanos (equivalentes a unos 28 dólares).
Aunque el proceso para llegar a la prevista unificación monetaria en el país caribeño comenzó en 2013 con la entrada en vigor de un cronograma de medidas, hasta ahora se desconoce cuándo se llevará a cabo.
«Nadie puede calcular el elevado costo que ha significado para el sector estatal la persistencia de la dualidad, lo cual favorece la injusta pirámide invertida, donde a mayor responsabilidad, se recibe una menor retribución», sostuvo el gobernante.
Consideró que la situación desmotiva a algunos «ciudadanos aptos» a «trabajar legalmente», mientras otros trabajadores altamente cualificados emigran al sector no estatal.
Sobre el crecimiento del producto interior bruto (PIB) en 2017, que fue de 1,6 %, señaló que ese resultado «no satisface», a pesar de que el país remontó la recesión con la que cerró el 2016 (-0,9 %).
«El próximo año también será complicado para las finanzas externas de la nación», auguró Castro, aunque subrayó la intención del país de recuperar la credibilidad económica a nivel internacional y de cumplir con los compromisos de pago de la deuda externa renegociada en 2015 con el Club de París.
También pidió consolidar la participación de la inversión extranjera foránea en la economía cubana, que este año superó por primera vez la meta de los 2.000 millones de dólares, aunque recordó que ese proceso se ve lastrado por el embargo económico que Estados Unidos mantiene sobre Cuba.
Respecto al desarrollo del trabajo por cuenta propia, que se encuentra en un proceso de «perfeccionamiento» que ha llevado a paralizar la concesión de las licencias más populares (como los restaurantes privados y alquileres turísticos), reiteró que el país «no renunciará al despliegue y desarrollo de las formas de gestión no estatales en la economía».
Sin embargo, insistió en la «necesidad de asegurar el respeto a la ley, afianzar los resultados positivos y enfrentar con firmeza las ilegalidades y violaciones a la política vigente», motivos que el Gobierno adujo en agosto pasado cuando congeló la concesión de algunos tipos de licencia.
Según cifras oficiales, Cuba tiene 567.982 trabajadores por cuenta propia, 12% de la fuerza laboral del país y de los que el 32% son jóvenes.