Economía

FMI más optimista: economía de Venezuela crece 6% este 2022

El FMI confirma dentro de su informe de perspectivas de la economía mundial que Venezuela deja atrás la recesión, pero sigue siendo uno de los países americanos más pobres y -de lejos- con la mayor inflación del hemisferio.

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El Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró con cautela sus perspectivas de la economía venezolana y pronosticó un crecimiento del 6.0% en el Producto Interno Bruto (PIB) de 2022, con lo que endosa previsiones similares de economistas, empresas de análisis de entorno y otros organismos.

Para el año 2023 la previsión es que Venezuela siga creciendo en la misma línea, con otro avance del 6,5% del PIB, o suma total de riqueza en forma de bienes y servicios que produce una economía en un período determinado.

El FMI presentó este martes 11 de octubre su informe periódico «Perspectivas de la Economía Mundial» (WEO, por sus siglas en inglés) con análisis del estado actual de las cosas y los grandes problemas que enfrenta el mundo.

Para el promedio de América Latina y el Caribe, el Fondo mejoró un tanto sus previsiones anteriores de crecimiento de este año a 3,5% pero bajó el pronóstico para 2023 a 1,7%, en un contexto de alta inflación y efectos globales de la guerra de Rusia contra Ucrania.

Venezuela, un país que no es normal

En su breve referencia a Venezuela dentro de este informe sobre el estado de la economía mundial, el FMI advierte que «la proyección de las perspectivas económicas en Venezuela, incluida la evaluación de la evolución económica pasada y actual utilizada como base para las proyecciones, se ve dificultada por la falta de conversaciones con las autoridades (la última consulta del Artículo IV tuvo lugar en 2004)».

Los metadatos incompletos de las limitadas estadísticas comunicadas y las dificultades para conciliar los indicadores comunicados con la evolución económica también dificultan esa tarea.

Las cuentas fiscales incluyen el presupuesto del gobierno central; la seguridad social; el FOGADE (Fondo de Garantías de Depósitos Bancarios) y un conjunto reducido de empresas públicas, incluida Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA).

Tras algunas actualizaciones metodológicas para lograr cálculos más robustos del PIB nominal, se han revisado los datos históricos y los indicadores expresados como porcentaje del PIB a partir de 2012. Para la mayoría de los indicadores, los datos para 2018-22 son estimaciones del personal del FMI.

«Los efectos de la la hiperinflación y la escasez de datos comunicados hacen que los indicadores macroeconómicos proyectados por el personal del FMI deban interpretarse con cautela. Estas proyecciones están rodeadas de una gran incertidumbre. Los precios al consumidor de Venezuela se excluyen de todos los compuestos del grupo WEO y del promedio de América Latina».

Pese a estas limitaciones, los datos del FMI sirven de referencia para muchos estudios comparativos porque ayudan a ver a Venezuela en el contexto regional, algo aún más importante si se considera la constante diáspora de nacionales de este país que salen como migrantes hacia destinos de toda América.

La base de datos de este informe ayuda a verificar por ejemplo que la recuperación del crecimiento ocurre con una más baja tasa de inflación para el cierre de este año, de 220% y de 150% proyectada para el final de 2023.

La tasa está lejos del 2.960% de inflación registrado por el FMI en 2020, pero sigue siendo la más alta de América y una de las tres más altas del mundo.

En términos absolutos el tamaño de la economía venezolana sigue siendo uno de los más pequeños de América Latina y el Caribe. Los números permiten deducir que está muy lejos del cuarto lugar que ocupaba en la región (después de Brasil, México y Argentina) antes del fracaso de la llamada «revolución bolivariana», por lo que está hoy más cerca de las pequeñas naciones de América Central.

El PIB total de Venezuela este año según el FMI suma un valor de $82.150 millones y repuntará hasta $86.700 millones en 2023. Esto supone una importante recuperación comparado con los escasos $44.950 millones que alcanzó en 2020, en medio de la parálisis global por la pandemia del coronavirus.

Pero el PIB de 2023 es apenas una fracción de los $372.750 millones de acusados en 2013, un año de altos precios del petróleo y una producción de crudo sostenida por encima de los dos millones de barriles por día (bpd) que ahora se ha derrumbado hasta apenas unos 700.00 barriles por día (bpd).

El PIB per cápita, otro indicador clave de la economía también es pobre en Venezuela, con apenas $3.000 anuales en promedio por habitante y es uno de los más bajos de toda América y el Caribe . Apenas duplica al de Haití ($1.670), el país más pobre del Hemisferio Occidental.

República Dominicana, una pequeña nación turística que comparte la isla La Española con Haití, tiene una economía de $112.420 millones este año, un tercio más grande que la venezolana y con un PIB per cápita de $10.570.

Guatemala, por donde pasan hoy miles de venezolanos migrando sin papeles hacia Estados Unidos, tiene una economía de $91.320 millones de dólares, más grande que la de Venezuela, con un crecimiento de 3,4% este año en medio de una inflación de solo 6,4%. Su PIB por habitante es de $4.880 y llegará hasta $5.000 en 2023, según las proyecciones del FMI.

FMI y el estado del mundo

«Lo que más le preocupa al organismo crediticio es la persistente inflación, tanto en las economías desarrolladas como en las emergentes. El índice promedio alcanzará 6,6% a nivel global a finales de año, y eso sin contar los precios de los alimentos y de la energía, más volátiles, que se dispararon como consecuencia de la guerra en Ucrania», resumió por su parte un despacho de la agencia AFP, fechado en Washington.

Para 2022 la estimación para América Latina y el Caribe es de 3,5% de crecimiento del PIB, es decir un aumento de 0,5 puntos porcentuales (pp) en comparación con los pronósticos de julio, mientras que para 2023 es de 1,7% (-0,3 pp), anunció el FMI con motivo de sus reuniones anuales, agrega sobre la visión regional.

La mejora de la región este año se debe a una actividad más fuerte de lo esperado en la primera mitad de 2022.

«Los precios favorables de las materias primas, las condiciones de financiamiento externo aún ventajosas, y la normalización de las actividades en los sectores de contacto (humano) intensivo» ha impulsado el crecimiento, señala.

La industria que requiere un alto contacto directo entre personas engloba, por ejemplo, a restaurantes, tiendas minoristas o el transporte público.

Sin embargo elFMIprevé una desaceleración a finales de 2022 y 2023 a medida que «se debilita el crecimiento en países socios, las condiciones financieras se endurecen, y los precios de las materias primas se moderan».

Brasil y México, primera y segunda economía regionales respectivamente, crecen menos de la media pero salen bien paradas en los pronósticos en comparación con otras naciones emergentes.

Para Brasil, en plena campaña para el balotaje presidencial del 30 de octubre, el  FMI vaticina un crecimiento de 2,8% para 2022 (+1,1 respecto a la previsión de julio) y de 1% en 2023 (-0,1 pp).

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