Economía

Dólar, inflación, petróleo y otro frenazo: qué esperar de la economía en Venezuela 2023

Con 2022 se habrá ido la manipulada frase "Venezuela se arregló", que pretendieron imponer los maestros de la propaganda chavista, con el coro de los optimistas irracionales y militantes del "borrón y cuenta nueva".

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Dolar y economía venezolana

Más allá de las fechas del calendario, y de los movimientos coyunturales, cuando arranque 2023 la economía de Venezolana seguirá teniendo los mismos problemas estructurales y grandes indicadores seguirán su franco deterioro. El ciudadano común y sus familias seguirán sufriendo el desespero de la falta de oportunidades, la caída del ingreso real y las expectativas en rojo.

Es que no hay ya razones para creer que este 2023 será mejor para los venezolanos en lo que respecta a indicadores fundamentales de la economía, ni a factores cruciales para una recuperación real, como el crédito, la actividad petrolera, la inversión, el empleo, los servicios públicos y los ingresos reales.

Dólar

En las últimas horas de 2022 se ha ratificado la tendencia alcista del dólar y la acelerada depreciación del bolívar, tanto en el mercado paralelo como en el oficial, medido por el Banco Central de Venezuela (BCV).

La coyuntura de fin de año, en la que suele haber mayor demanda de la divisa estadounidense en una país con una dolarización desordenada, y donde no hay confianza en la moneda local ni en los hacedores de políticas públicas, se expresa en fuertes alzas en la cotización del billete verde.

El 3 de enero de 2022 el tipo de cambio oficial medido por el BCV estaba en 4,58 bolívares. Su fecha valor para este viernes 30 de diciembre era de Bs 17,27.

Para este 2 de enero el valor oficial arrancará en Bs 17,48, según la página del BCV.

El precio de cierre del 30 de diciembre supone un aumento de 277% en el precio del dólar oficial respecto al bolívar en este 2022.

En el paralelo el dolar estaba en torno a Bs 18,55 en la tarde del 30 de diciembre.

Mientras, la inflación acumulada en 2022 hasta noviembre era de 195,7%, según estudios del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), un ente salido de la oposición que ofrece cifras en ausencia de las oficiales (censuradas desde hace años por el gobierno para maquillar el fracaso de sus políticas económicas).

Significa que por primera vez en mucho tiempo se cerró momentáneamente la brecha entre la tasa de inflación y la del ritmo de depreciación, pues el dólar ha sido uno de los bienes más baratos en la economía.

Pero en los próximos meses tanto el dólar como los precios en general seguirán su marcha ascendente, coinciden expertos.

La mayor parte de ese aumento del dólar se dio entre noviembre y diciembre, pues al viernes 28 de octubre el tipo de cambio oficial había cerrado en 8,52 bolívares, por lo que el cierre de diciembre supone un aumento de 102% en el precio de la divisa en tan solo dos meses.

Economistas, analistas, comerciantes y empresarios en general advierten que entre noviembre y diciembre hubo un fuerte repunte de los precios, medidos tanto en bolívares como en dólares, y ese efecto dominó seguirá reflejándose en las tasas de inflación de los próximos meses.

En una economía que depende fuertemente de las importaciones y de la actividad comercial, ese proceso de constantes devaluaciones del bolívar tiene un impacto inflacionario que es evidente para todo el que sale a hacer algunas compras del hogar.

«Todas las personas quieren tener un pronostico del dólar y creen que la economía puede hacerlo, el asunto es que el comportamiento del tipo de cambio es impredecible, volátil en su andar porque dependede muchos factores que son imposibles de prever», señala el economista Manuel Sutherland, director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO) y también director de Centro de Estudio para el Desarrollo Sostenible.

«El gobierno tiene muchísimos años sin una política cambiaria seria, que haga esperar buenos resultados. Es por ello, y por la terquedad e insistencia de cometerlos mismos errores, -quebeneficiana una muy pequeña cantidad de personas que acceden a dólares con tipo de cambio muy sobrevaluado-, se espera que continué esa política de protegera la industria foránea, destruyendo a la nacional con un tipo de cambio apreciado. Además, emitiendo bolívares sin respaldo para contribuir con gastos que el gobierno no puede cubrir de una manera sana», señala Sutherland a El Estímulo.

«Con la gran apreciación que arrastra el tipo de cambio es inevitable que haya un salto muy fuerte en el tipo de cambio en los próximos meses y pueda llegar a 60 u 80 bolivares por dólar de una manera muy rápida”, postula Sutherland.

Hasta la fecha no hay evidencias de cambios en las razones de fondo que provocan este comportamiento del dólar, cuya alza luce imparable pese a los esfuerzos del BCV, que cada mes quema varios millones de dólares en el mercado cambiario con la esperanza de contener el alza.

«El Banco Central está incapacitado para estabilizar la tasa de cambio. No tiene reservas, no tiene credibilidad», señaló en Twitter el economista José Guerra, profesor universitario y diputado de la Asamblea Nacional de 2015.

A este 28 de diciembre las reservas internacionales del BCV cerraron en $9.943 millones, una reducción de casi mil millones comparado con los 10.917 millones con los que arrancó el año.

Y eso que fue un año de altos precios del petróleo y de crisis energética global, provocados por la agresión de Rusia contra Ucrania. Pero las exportaciones petroleras de Venezuela siguen a bajos niveles históricos y además vende cada barril con enormes descuentos.

Chevron y petróleo

El entusiasmo irracional de algunos los llevó a postular que la reciente flexibilización aprobada por el gobierno de Estados Unidos a las actividades de la petrolera Chevron en Venezuela marcaría un hito favorable para la economía venezolana.

Pero la verdad es que la licencia deja muy limitadas esas actividades y aun más, no permite el ingreso de divisas para el régimen de Maduro por las operaciones locales de la trasnacional.

Más bien impide el pago de regalías al gobierno de Maduro, o de dividendos a su socia en estas empresas mixtas, Petróleos de Venezuela, PDVSA.

«La noticia de que Chevron puede reiniciar la venta de cargamentos de crudo de las empresas conjuntas que opera en Venezuela ha hecho albergar esperanzas a los observadores del mercado petrolero sobre una posible reanudación de la producción en Venezuela para colmar las lagunas de un mercado con una oferta muy ajustada», señala un reciente análisis de la firma Rystad Energy.

Sin embargo, a corto plazo, la reanudación de la producción asociada a los activos de Chevron se limitará a unos 85.000 barriles por día (bpd) .

«El probable aumento de la oferta de crudo de Venezuela es insignificante para el mercado energético mundial y es más probable que sirva para avanzar en las negociaciones entre el presidente de facto del país sudamericano, Nicolás Maduro, y la oposición respaldada por Estados Unidos y liderada por Juan Guaidó para celebrar elecciones en 2024», agrega el análisis.

En términos de impacto inmediato en el mercado, el alza de la producción derivada de la excepción de Chevron es comparable al tamaño de las ventas de inventarios de petróleo del país.

«En los últimos seis meses, Venezuela ha liberado aproximadamente 85.000 bpd del almacenamiento flotante de petróleo en el mercado mundial, aprovechando los precios récord desde finales de abril. Pero ahora, el almacenamiento flotante de petróleo de Venezuela se encuentra en su nivel más bajo en 17 meses», agrega.

La licencia permite a Chevron mantener y reparar los yacimientos existentes, pero le impide perforar nuevos pozos o invertir en el desarrollo de nuevos yacimientos.

«Así pues, esperamos un ligero aumento de la producción de las empresas conjuntas PetroPiar y PetroBoscán, que alcanzarán entre 70.000 y 80.000 barriles diarios en el primer semestre de 2023. A principios de este año, cuando estaban en curso las conversaciones para relajar las sanciones, Chevron mencionó que, en circunstancias favorables, la producción de PetroPiar podría aumentar hasta 80.000 bpd, mientras que la de PetroBoscán podría alcanzar los 120.000 bpd en el plazo aproximado de un año.

«Chevron se enfrenta a dificultades políticas y operativas en Venezuela, como la elevada intensidad de carbono del crudo pesado del país y los retos asociados a su extracción y procesamiento. Además, la infraestructura del sector petrolero venezolano se está deteriorando debido al éxodo de mano de obra cualificada en los últimos años», advierte Rystad.

A noviembre pasado, la producción total de Venezuela era de apenas 656.000 bpd, según reportes de fuentes secundarias, del mercado. Según comunicó el propio gobierno venezolano a sus socios de la OPEP, era de 693.000 bpd.

Otro dato importante: Venezuela solo tiene en operaciones tres taladros (3) petroleros, comparado con los nueve de 2021 y los 15 de 2020.

Las cifras totales de producción están muy lejos de los dos millones de bpd para 2022, prometidos reiteradamente por Maduro y remachados por la propaganda oficial.

La operación de los taladros de perforación en los campos es clave para aumentar la producción de crudo de un país y para reponer la declinación natural de los yacimientos.

«En los próximos 12-18 meses, mucho dependerá de las sanciones, el precio del petróleo y la política interna. En nuestra hipótesis de base actual, la producción de petróleo aumenta hasta 880.000 bpd a finales de 2023, antes de estabilizarse en este nivel hasta 2024», prevé por su parte Rystad.

«Incluso si se levantan las sanciones y las empresas extranjeras pudieran volver a operar en Venezuela, creemos que la producción de petróleo podría volver a casi un millón de bpd, pero llevaría mucho tiempo alcanzar los niveles de tres millones de bpd anteriores a la crisis», agrega.

Jubilados. Foto Daniel Hernández El Estímulo
La quiebra de PDVSA dejó a miles de trabajadores y jubilados sin dinero ni para subsistir. Los fondos de retiro fueron robados, en medio de una caída sostenida de la empresa que dio al traste con la producción local desde 2012 . Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

Una economía que no se sostiene

En 2022 en efecto la economía venezolana logró crecer a un ritmo que algunos analistas ubican hasta en 10% del Producto Interno Bruto (PIB). La propaganda oficial del gobierno afirma que ese despegue supera el 20% y es uno de los más altos del mundo.

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Un comunicado del BCV, difundido este 30 de diciembre, sostiene que el Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela creció a 17,45%; 23,30% y 13,22% en los trimestres primero, segundo y tercero de 2022, respectivamente.

«Con lo cual, el acumulado Enero-Septiembre cerró con un repunte de 17,73%, respecto a igual período del año 2021», dice el BCV.

Para un país que acumula un pérdida del 80% en el tamaño de su economía, con un comportamiento muy disparejo según las regiones y sectores y sin cambios estructurales, cualquier repunte es limitado y frágil.

Lo peor, ese crecimiento no puede sostenerse en el tiempo porque entre otras razones Venezuela no tiene fuentes de financiamiento internacional.

El país está fuera de los mercados financieros desde que en 2017 Maduro decidió ir a un default (impago) de la deuda externa que supera los $160.000 millones.

Además, debido a las sanciones aplicadas por Estados Unidos y la Unión Europea al régimen de Maduro por sus atentados a la democracia y a los derechos humanos, están restringidas las fuentes de financiamiento multilaterales (como del FMI, Banco Mundial, Interamericano de Desarrollo, BID), bilaterales (de países) y de grandes empresas y fondos de inversión.

En lo interno, la débil economía local casi no existe el crédito para empresas, familias y personas, lo que determina que sectores enteros no puedan financiar inversiones, por ejemplo en modernización de plantas, compras de materias primas o en caso de individuos, compra de bienes de consumo.

Hay un gran consenso entre economistas, analistas e instituciones de que la economía venezolano habrá crecido en torno a 9% este año 2022, combinado con una inflación monstruosa, cercana al 200%, comenta para este análisis el economista José Manuel Puente, profesor del IE de España, del IESA, y experto en Políticas Públicas y temas de desarrollo.

«Haciendo el mismo trabajo estadístico y tomando en cuenta las instituciones más importantes, me da el promedio de 5,6 para 2023. Hay un crecimiento, pero también una moderación de ese crecimiento que ha perdido impulso en el último trimestre».

José Manuel Puente

Hasta noviembre, las cifras del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) arrojan una inflación acumulada de 195% y anualizada de 213%, observa.

La inflación en Venezuela sigue entre las dos o tres más altas del mundo y hay serios riesgos de que regrese la hiperinflación, recalca Puente.

De manera resumida, atribuye este enfriamiento de la economía a algunos factores clave:

  • Competencia desleal con productos importados que están entrando sin pagar aranceles en las aduanas.
  • Fuerte incremento en los tributos internos cobrados a empresas que operan en el país.
  • Financiamiento: es un factor primordial, no puede haber crecimiento si no hay financiamiento y no puede haber incentivos al financiamiento por parte de la banca si la tasa de interés en términos reales es abiertamente negativa (está por debajo de la inflación). «En Venezuela el crédito desapareció, no existe».
  • Hay una baja demanda asociada a la caída estrepitosa del salario y del poder de compra del venezolano común, lo que se ha agudizado en últimos meses.
  • Persiste el caos en el estado de los servicios públicos, lo que en Venezuela se traduce en un costo muy alto al crecimiento económico.
  • Un factor adicional es el petróleo, que es el corazón de esta economía y que sigue sin reactivarse y es otra camisa de fuerza.
  • Manufactura y construcción (sectores multiplicadores en términos de generación de empleo y más actividad económica) también siguen congelados.

En general, pocas cosas suelen cambiar de un mes a otro entre el 31 de diciembre y el 1 de enero, pese a la ilusión colectiva de que hay «año nuevo, vida nueva». En la malograda economía venezolana las cosas seguirán como están, a menos que ocurran eventos imponderables, y esas cosas no las traen los Reyes Magos.

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