«Nuestro país tiene la suerte de contar con unos recursos naturales increíbles, incluyendo reservas abundantes de gas y de petróleo offshore», señaló, criticando que el gobierno federal prohibiera la «exploración y la producción en 94% de estas áreas».
«Esto priva potencialmente a nuestro país de miles de puestos de trabajo y millones de dólares de riqueza», agregó, sin mencionar en ningún momento los problemas ambientales o climáticos asociados a este tipo de operaciones.
El decreto se propone «permitir el desarrollo responsable de áreas offshore que generará ingresos a las arcas del Estado y creará puestos de trabajo para nuestros trabajadores», dijo.
Un mes antes de su salida de la Casa Blanca, Barack Obama, que había hecho de la lucha contra el cambio climático una de sus prioridades, prohibió cualquier nueva perforación de gas y petróleo en grandes áreas del océano Ártico.
Obama se apoyó para ello en una ley de 1953 (Outer Continental Shelf Lands Act), que da a los presidentes la potestad para proteger las aguas federales de la explotación de hidrocarburos y ya había sido utilizada por varios de sus predecesores como Dwight Eisenhower y Bill Clinton.
En el océano Ártico de Alaska, prohibió así de forma permanente cualquier nueva perforación en un poco más de 50 millones de hectáreas, que comprende todas las aguas estadounidenses del mar de Chukchi y gran parte de las aguas estadounidenses del mar de Beaufort.
También anunció una prohibición de todas las perforaciones en 31 cañones submarinos en el Atlántico.
]]>