El barril de «light sweet crude» (WTI) para mayo bajó 1,55 dólares a 36,79 en el mercado de Nueva York.
El oro negro registró así su segunda baja semanal consecutiva y confirma el fin de la recuperación de su precio luego de que en febrero cayera a sus niveles más bajos desde 2003.
El mercado recibió un balde de agua fría cuando este viernes el viceprimer ministro saudí Mohammed Ben Salmane dijera a la agencia de noticias Bloomberg que su país, miembro dominante de la Opep, no congelaría su producción a menos que los demás grandes productores hagan lo mismo; particularmente Irán.
«El pronunciamiento saudí hace pensar que no habrá congelamiento de la producción sin la participación de Irán», dijo Tim Evans, de Citi.
«Es un acontecimiento muy grande», dijo Matt Smith de la firma ClipperData al comentar la declaración del ministro saudí.
Arabia Saudita, gran rival regional de Teherán, no había expresado hasta ahora una presión tan clara contra Irán que rehúsa producir menos justo cuando busca recuperar mercados perdidos durante años de sanciones por su programa nuclear, que fueron levantadas recientemente.
Unos quince de los mayores productores mundiales, incluidos los miembros de la OPEP, se reunirán en Doha dentro de dos semanas para buscar una fórmula para contener la sobreoferta. Arabia Saudita, Rusia, Catar y Venezuela están de acuerdo desde febrero para mantener la producción.
«La cumbre del 17 de abril en Doha ya mostraba cimientos frágiles pero la postura de Arabia Saudita hace incluso dudar que se realice. Es difícil creer que Irán renuncie a reanudar su propia producción», dijo Evans.