Personas limpiando con mangueras sus carros, sus terrazas o los portales de los edificios se observaban en Madrid y otras ciudades españolas. El polvo ocre, que a pesar de ser fino se acumuló en densa capa, transformó el paisaje
Vehículos cubiertos de una capa de polvo naranja, pasillos del metro con arena y un cielo teñido de rojo: una gran nube de polvo del Sahara se cernió la noche del lunes 14 al martes 15 de marzo sobre Madrid y buena parte de España.
Personas limpiando con mangueras sus carros, sus terrazas o los portales de los edificios se observaban en pleno centro de la capital española. El polvo ocre, que a pesar de ser fino se acumuló en densa capa, transformó el paisaje.
En el metro y los estacionamientos, los suelos estaban polvorientos. Y las ventanas en los últimos pisos de los edificios mostraban manchas marrones.
A este fenómeno meteorológico, de fuertes vientos calientes cargados de polvo de arena del desierto del Sáhara, se le denomina en España calima. Es bastante común, sobre todo en el archipiélago atlántico de Canarias, situado en el noroeste de África.
El actual es un «extraordinario episodio de calima con reducciones de la visibilidad muy importantes en amplias zonas de la península», detalló Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), citado por la agencia AFP.
La capa del polvo del Sahara afecta a ciudades distantes entre sí, Granada al sur de España, Madrid al centro y León al noroeste.
Va a ser persistente. «Está previsto que continúe llegando polvo en gran cantidad durante lo que queda de martes 15 y durante el miércoles 16», dijo. Y seguirá extendiéndose hasta Países Bajos y Alemania.
Por ser extremadamente fino, el polvo del Sahara viaja grandes distancias. Por ejemplo, es frecuente que atraviese el océano Atlántico y llegue a Venezuela y otros países del Caribe, aunque no en tanta cantidad como esta vez en España.
Las tormentas en el desierto del Sáhara crean ráfagas de viento en la superficie del suelo, que levantan partículas de arena y polvo, explicó la Aemet en un video en Twitter.
Las partículas más pequeñas quedan suspendidas en el aire gracias a la diferencia de temperatura entre el aire caliente en altura y el suelo que se enfría, mientras que las más pesadas caen, según la institución.
Luego el viento transporta las partículas hacia la península ibérica, donde no se descarta que haya «lluvias de barro» sobre España, si confluye la calima con las precipitaciones, advirtió la Aemet.
La calidad del aire era «extremadamente desfavorable» la mañana del martes en Madrid, Segovia o Ávila, en el centro del país, según las autoridades.
El polvo del Sahara, incluso en bajas concentraciones, puede afectar la salud, sobre todo irritar los ojos y generar problemas respiratorios. Los asmáticos son los más vulnerables. También se recomienda a quienes usan lentillas o lentes de contacto que los sustituyan por anteojos.
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