Espectáculos

7 razones para ver (o no ver) la “Rocky” venezolana

Los legendarios 72 escalones que conducen al Museo de Arte de Filadelfia se transforman en los 90 y pico de la escalinata de El Calvario, donde al campeón de la humedecida sudadera le espera la recompensa de un juego de chirimoya. El director-publicista Abraham Pulido no ha tenido pudor en comparar su película Hasta que la muerte los separe (abreviemos: HQLMLS) nada menos que con Rocky, y mi pronóstico es que será la película venezolana más taquillera de 2015, aunque no soy precisamente el mayor defensor. Se ha dicho muchas veces que las artes marciales mixtas lo han puesto contra las cuerdas, pero en el cine, el boxeo sigue siendo el deporte rey por su romance con el arte del montaje. Algunas razones para ver, o no ver, el estreno de Semana Santa:

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1)      En cinco segundos. Para los lectores apurados, el resumen de la película: las top models echan a perder a los boxeadores.

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2)      La “Avispa” Aguilar: Zapata 666 no es un actor de formación, tiene serios problemas de vocalización, yo sigo sin entender qué demonios le dibujó su tatuador en el cráneo y mi amigo Jovan Pulgarín (@elpulgarin) con frecuencia desacredita a los raperos que se las echan de hampa seria. El protagonista de La hora cero, Sin embargo, tiene dos ventajas cruciales en este negocio: autenticidad y conexión con el público. Creaciones suyas como el bailecito característico del campeón de boxeo Otto “La Avispa” Aguilar o su graciosa dificultad para pronunciar la palabra coach son las que bombean sangre a las venas de un personaje.

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3)      Los primeros 50 minutos: la película de Abraham Pulido transcurre tan ágilmente en su primera parte, que se hace sospechosa: va como demasiado bien para ser verdad. Cuando van aproximadamente 50 minutos, uno siente que todo ha ido demasiado rápido y que la historia prácticamente cierra su círculo. En ese punto, “La Avispa” sufre un proceso de “Muhammad-Alización” y  HQLMLS se convierte en algo totalmente diferente. Queda al gusto del espectador navegar la última hora como un drama conmovedor o un suplicio culebresco.

Alexandra Braun como Diana en HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPA~1

4)      El ring de rosas: aunque su trayectoria cinematográfica no es muy amplia, Abraham Pulido tiene una amplísima experiencia como realizador de videoclips y comerciales (entre ellos el de la niñita de Plumrose). Eso se nota en HQLMLS, que probablemente rompe todos los récords nacionales de Product Placement (publicidad por emplazamiento), es decir, insertar cuñas no tan camufladas de patrocinantes en la película, e incluye una especie de videoclip romántico. Ese es el momento en el que uno no puede evitar recordar a Jon Bon Jovi aquello de “Quiero teneeeeer tu amooooor en una cama de rosaaaaas”.

Barbara y Otto Everlast

5)      “La Niña”, “La Monita” y “La Polla”: en general, no me gustó el casting femenino. Alexandra Braun es la protagonista porque, bueno, es Alexandra Braun y Abraham Pulido quería hacer comerciales de body lotion, ese producto cuyo frasco uno confunde cuando anda buscando desesperadamente un champú en Venezuela. María Antonieta Duque no da la talla ni la edad para una Jackie Stallone (la mamá astróloga de Sylvester). Pero la que está muy metida en su personaje es Karina Velásquez como Bárbara, una de las integrantes de la cuadra de “La Avispa”. Le propuse al director Pulido la idea de hacerle un spin-off, es decir, una película aparte con ella de protagonista en una inédita aproximación al boxeo femenino en el cine venezolano, y se comprometió a analizar la propuesta. Velásquez fue ya la protagonista de ese peculiarísimo thriller guajiro de culto que se llamó Wayuú: la niña de Maracaibo (2012), de Miguel Curiel. Ella era la niña.

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6)      Estallido nacionalista: hace poco hubo una serie de boxeo aficionado entre los Caciques de Venezuela y los Knockouts de Estados Unidos en el domo José María Vargas, pero vamos a estar claros: Abraham Pulido anticipó en HQLMLS el sueño de Nicolás Maduro, un combate a casa llena en el Poliedro (recreado gracias a la magia del CGI) entre un criollito con trusa tricolor y un gringo simbólico llamado Mickey Moose (el galán Eduardo Orozco, el heroico bombero de la telenovela Válgame Dios). Desde el combate entre Rocky Balboa y el anabolizado Iván Drago no se había visto nada igual.

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7)      La pifia de los Carlos: paradójicamente Carlos Julio Molina (alias DJ 13) por ratos luce como un actor más preparado que Zapata 666, pero su personaje naufraga por lo mal escrito: un hermano fracasado y celoso de “La Avispa” al que provoca decirle: Get a Life. Otro papel incomprensible es el de Juan Carlos García, inofensivo mánager de modelos y absurdo objeto de los celos del boxeador en esta adaptación muy libre del Otelo de Shakespeare.

8)      La ñapa: ojo con la breve e impactante aparición especial de Mariángel Ruiz. Para decir: Diooooxxx. Todo eso era del Potro.

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