Cuñas de Navidad, historia de una tradición venezolana
Los mensajes navideños que por esta época del año emitían Radio Caracas Televisión y Venevisión en las décadas de los 70, 80 y buena parte de los 90, han quedado como un testimonio, no solamente de la Venezuela que fuimos, sino de la televisión que perdimos, hoy depauperada y devaluada por la crisis económica
Un buen ejercicio para constatar la dramática involución de la televisión venezolana en los últimos años, es ponerse a ver las cuñas navideñas que en las décadas de los 70, 80 y buena parte de los 90, hacían Rctv y Venevisión, los canales que en aquel entonces dominaban la sintonía y mantenían una feroz lucha por encabezar el rating.
En YouTube está buena parte de ellas y si las comparamos con las que se hacen hoy, la diferencia es del cielo a la tierra; por supuesto que para peor. Habría que decir más bien, y para ser más exactos, que las viñetas navideñas que hoy nos ofrecen nuestros depauperados canales son una triste caricatura de las que, en años más prósperos y felices para Venezuela, tanto cautivaban por esta época a las grandes audiencias de las dos televisoras. Desde sus sedes en Quinta Crespo y La Colina marcaron lo más relevante de la historia de la televisión nacional de iniciativa privada.
Hoy esas forzadas felicitaciones de Navidad son edulcoradas hasta el más insoportable empalago, como si de una tarjeta de la factoría Hallmark se tratara.
Guerra de los abrazos
Ya desde noviembre, tanto televidentes como cronistas de las secciones de farándula y espectáculos de los diversos medios de comunicación esperaban estos mensajes con no pocas expectativas y, una vez que se daban a conocer, surgían las comparaciones entre unos y otros para determinar cuáles eran los más logrados. Lo cierto es que tanto en el Canal de La Colina, como en la extinta televisora de Quinta Crespo, RCTV, volcaban todo su arsenal artístico y técnico para atraer el favoritismo de sus numerosos seguidores.
Era una sana competencia para ver quién las estructuraba con mayor brillo, tanto en términos de producción como en musicalización, pues en casi todos los casos se componían canciones alusivas, que enfatizaban en los valores sobre los cuales se afincan estas festividades; es decir: unión, solidaridad, paz y fraternidad.
Los artistas, léase cantantes, actores, animadores, locutores y humoristas, entre otros, eran el foco de atracción por excelencia, todos unidos como emblemas de una televisión que aparcaba los problemas y angustias nacionales para ofrecer su canto por el progreso de Venezuela en una festividad tan especial.
Los mensajes navideños de hoy lo que reflejan es la aguda crisis por la cual atraviesa una televisión que, por múltiples y lamentables causas, registra un retroceso lamentable. Lo que deseamos es verlas resurgir más temprano que tarde. ¿O no será así de manera irremediable y todo quedará solamente en el recuerdo?
Memoria de otra Venezuela
El portal «Cuando era chamo», dedicado a rescatar la memoria sentimental de la Venezuela de épocas pasadas, sobre todo en el ámbito del espectáculo, no desvincula la popularidad y aceptación de las cuñas navideñas vía TV de la de un país próspero y en paz. Y lo destaca de la siguiente manera:
«Para nadie es un secreto que las navidades eran mucho mejores que las actuales, no existía nada mejor que ir con los panas a las patinatas y a los sitios donde habían grupos tocando gaitas o villancicos. Eso se notaba en esas grandes producciones que cada año hacían los canales de televisión, habían de todo tipo de anuncios, en algunos solo se veía a los actores y técnicos del canal bailando al ritmo de una canción navideña, otras eran muy similares, pero en lugar de ser filmadas en la misma ciudad donde estaba el canal, salían desde los monumentos naturales o los sitios tradicionales que posee cada estado y resaltaban las tradiciones de cada región. También había aquellas donde se representaban pasajes navideños, como la llegada de los Reyes Magos a ver el niño Jesús, o reproducciones, fieles y en vivo de su nacimiento en Belén.
Relata el cronista de «Cuando era chamo», elocuente y gráficamente, que “el impacto de esos mensajes era tal, que para muchos de nosotros no había llegado la Navidad hasta que no veíamos estas propagandas. Recuerdo de niño que al verlas me ponía a cantar y a bailar los temas que ponían. Cuántos recuerdos hermosos tengo de esa época, la Navidad la vivimos de manera especial y eso se mostraba también en aquellos mensajes, cuando recreaban también los intercambios de regalos en familia y con los amigos, salir a las plazas donde por lo general habían grupos en las noches con música navideña, el cierre de las calles para las tradicionales patinatas, las casas decoradas con luces y adornos navideños y las calles profusamente iluminadas”.
«Realmente, en esa época no importaba cómo había sido el año, pues éramos felices y al ver esas imágenes ahora reafirmo esa sensación. Me transporto a aquellos momentos donde no importaba otra cosa que quién ganaba en el béisbol y celebrar las fiestas decembrinas como solo nosotros sabíamos hacerlo, con alegría entusiasta y mucho desparpajo».
Venezolanísima Rctv
“Radio Caracas Televisión es el canal que ha hecho los mejores mensajes navideños”. Quienes así opinan apelan al sello costumbrista, eminentemente venezolano, que distinguía sus producciones, con ambientaciones, historias, paisajes, personajes y tradiciones de raigambre nacional. Este aspecto tan emblemático contrastaba marcadamente con los de Venevisión, que aún sin dejar de lado lo típicamente local, lo contrastaban no pocas veces con escenas de la Navidad internacional, con trineos, renos, escenarios nevados y otros recursos inspirados en los estereotipos decembrinos que por décadas y previamente nos llegaban como símbolos de estas fiestas en el mundo.
Inicialmente la fórmula de Radio Caracas Televisión era sencilla. Canal pionero en este tipo de mensajes, que por no pocos años reinó solo en este nicho, se limitaba a utilizar la misma canción, la famosa “Estamos contentos, contigo, con todos” y cambiarle un poco la letra en cada Navidad, desde que el animador y productor Luis Guillermo González la compuso en 1963. Entonces no contaban con los recursos de producción que fueron incorporándole con el tiempo, sino que se limitaban, en un estudio de Rctv, en su fachada, o en cualquiera de sus espacios, a reunir a su talento para evocar las fiestas en forma festiva y entrañable.
Aún con su canción de siempre, retocada según el año, Rctv marcó la pauta de lo que se impondría después como santo y seña característico de estos mensajes. Muy al estilo contagioso y profusamente comercial del autor de otras canciones de éxito radial nacional e internacional y como temas de telenovelas, en títulos como «Ladrón de tu amor», «Que porqué te quiero» y «Amor salvaje», el ritmo de su estribillo navideño era muy contagioso y las letras sencillamente pegajosas, hasta los más pequeños de la casa la cantaban.
En 1988 fue la última vez que el canal de Quinta Crespo hizo su saludo navideño con esta canción, para estar a tono con el formato visual que televisivamente ya se utilizaban en las cuñas de fin de año entonces. A partir de allí, y en los años subsiguientes, la canción fue encomendada a otros compositores como Ilan Chester, Miguel Delgado Estévez y Gustavo Aguado, entre otros de la factoría Sonográfica, el sello disquero filial de Rctv.
La música alusiva dependía mucho del tema que se quisiera reflejar en la cuña, como la del año 2000, que recordaba en su escena final el deslave de Vargas, grabada en las ruinas del estado vecino y con Ana Vaccarella proclamando: “Aquí en Vargas decidimos levantarnos de las ruinas, apostamos por la vida, pues Vargas no está vencido”. O como la de 1989, con Ilan Chester como cantante, acompañado de un coro de niños, centrada en el nacimiento de Jesús, que sirvió de pie para abarcar, en forma ingeniosa, los avances históricos de los medios de comunicación.
Rctv 2000
Rctv 1989
Rctv 1984
https://www.youtube.com/watch?v=WqbqWEIMz1M
Rctv 1999
https://www.youtube.com/watch?v=N0ONK5U3sPc
Rctv 2004
Joaquín Riviera Navidad a lo Broadway
A Venezuela llegó Joaquín Riviera a mediados de 1969. Vino contratado como coreógrafo y productor del programa que con el tiempo se convertiría en uno de los musicales referenciales en la historia de la TV en nuestro país: De fiesta con Venevisión. Todavía lo agobiaba el recuerdo reciente de lo que consideraba lo peor que había vivido en los 36 años que contaba para entonces, cuando, por querer irse de su Cuba natal, lo mandaron ocho meses a cortar caña, “como si fuera un preso común y corriente”.
La labor de Riviera resultó tan descollante, que llegó a ser con los años vicepresidente de programas de variedades, cargo que ocupaba al momento de su muerte en 2013. Paralelamente a De fiesta con Venevisión, asume en 1975 la producción de la cuña navideña del canal, otra de sus señas inequívocas de identidad. Pero sería en 1979, casi por casualidad, cuando le llegaría su gran oportunidad. Ocurrió cuando le encargaron tomar las riendas de la transmisión en directo de la llegada de Maritza Sayalero, nuestra primera Miss Universo, que transmitiría Sábado Sensacional. Fue su pasaporte para que a partir del año siguiente se encargara de la producción del Miss Venezuela, cuya franquicia acababa de adquirir la Organización Cisneros.
En esos años de la Venezuela saudita tenía el talento y el apreciable presupuesto requerido para realizar las suntuosas y espectaculares ceremonias de elección que, sin ningún género de dudas, lo catapultaron como el mejor productor de musicales masivos, una categoría en donde, también hay que reconocerlo, prácticamente brilló solo, sin competidores que se acercaran a su conocimiento del oficio y su nivel de excelencia.
«Nací en la era de los espectáculos masivos -nos dijo durante la presentación de una de sus tantas cuñas navideñas en 2010-. Los años 50 fueron mi época y entonces se estilaban aquellas grandiosas producciones que me inspiraron, soy un producto de ellas”.
Vestido de tigre…
Y como productor de ellas, impuso su sello también a los numerosos mensajes navideños que hizo para Venevisión, en donde -no podía ser de otra manera- jamás podían faltar las misses como componentes determinantes. Apuntaba Riviera que no tenía ningún secreto para desempeñar cabalmente el oficio de productor de grandes musicales, fueran shows de TV, cuñas navideñas y certámenes de belleza.
La cosa estaba en “estar al día en todo lo que se refiera al espectáculo, no quedase dormido. Las armas son muchas y entre las principales figuran estar actualizado en los avances de iluminación y, sobre todo, en la música. Después, en cuanto al vestuario que se está usando, qué es lo que está de moda y, sobre todo, que se adapte a la propuesta que tenemos en mente”.
Su fama de exigente y riguroso en su labor, era básicamente porque se consideraba un perfeccionista. Así lo manifiestan Aníbal Abreu e Isaías Urbina, dos de los compositores y directores musicales de sus cuñas navideñas.
“Me estreso cuando no cumplen lo que hemos acordado, diseñado y organizado, pues para eso hacemos reuniones, todas las necesarias, y cuando vamos al montaje todo el mundo sabe lo que tiene que hacer. La improvisación no tiene cabida. Casi nada se deja a la improvisación, por no decir nada. Soy buen amigo y creo que además soy buen jefe. Trato a mis asistentes como me gusta que me traten a mí: como ser humano y no como objeto; aunque algunas veces me ponga furioso, pero pronto se me pasa”.
Una de las cábalas que usaba en las cuñas navideñas que producía era que en todas ellas se disfrazaba como el Tigrito de Venevisión. Y él lo explicaba siempre divertido: «eso me permitía impartir instrucciones al muy numeroso talento artístico, bailarines y técnicos mientras grabábamos. Era siempre mucha gente, por lo que me mezclaba con ella vestido del Tigrito para que siguieran mis instrucciones. La verdad es que este recurso nunca me falló. Era infalible».
Cada 21 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Televisión, proclamado así en 1996 por la Asamblea General de Naciones Unidas, aquí mostramos algunas telenovelas icónicas hechas en Venezuela.
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La agenda cultural venezolana ya no sólo se dicta desde Caracas, sino desde el ciberespacio y está disponible en cualquier lugar del mundo, a cualquier hora. En estos días finales de 2020 presentamos una selección de la oferta disponible en teatro, cine y música, en espacios como Trasnocho y BOD, o desde la diáspora. Hay hasta cine, teatro y música gratis...solo basta conectarse.