Sabe a Llano: auténtico picadillo barinés en plena capital
"Todo el que es llanero o tiene familia llanera, me dice que le recuerda a su infancia, su casa materna, la comida de su casa. Y yo me siento orgullosa de brindar esa alegría", dice Edys Rondón, sobre el picadillo que prepara con carne de pecho asada, yuca, topocho, plátano y sofrito, tal como lo aprendió en su casa de Barinas
El picadillo es un plato recio, como el llanero. Lo acompaña y le da fuerza para la exigente faena de cada día en esas sabanas plenas de sol. Significa también calor de hogar y afecto. Por eso, estén donde estén, prevalece siempre en la mesa familiar. Y es la tradición que Edys Rondón, barinesa de pura cepa, quiere preservar en la capital con su marca Sabe a Llano.
Durante la cuarentena, y «gracias a la cantidad de tiempo libre que tenía cuando inició la pandemia», dice, decidió empezar un negocio de delivery. Pero quería ofrecer algo distinto a las hamburguesas, las pizzas y los sushis. Se dio cuenta que la respuesta estaba en su menú familiar: el picadillo llanero.
«Entre los nuevos emprendimientos hay muy pocos de comida criolla, y mucho menos sopas. El picadillo que preparo siempre recibe buenos comentarios entre mi familia y mis amigos. Mi hermano fue quien me dijo que ese era el negocio», cuenta Edys, quien llegó a la capital hace casi cinco años.
Este plato que, más que sopa es potaje, viene en un envase cerrado (los llamados «potes de arroz chino» tamaño grande) y acompañado por una arepa, como se come en el Llano. Apenas se saca la tapa se siente el aroma intensamente del cilantro y las verduras, exacerbado por el caldo caliente.
«Todo el que es llanero o tiene familia llanera, me dice que le recuerda a su infancia, su casa materna, la comida de su casa. Y yo me siento orgullosa de brindar esa alegría y de despiertar ese sentimiento. Le agradezco a Dios que me permite usar mi talento como cocinera y ofrecer a mis comensales esa experiencia, la de viajar en el tiempo», dice Edys.
Cuidada presentación
El picadillo de Sabe a Llano se diferencia de otras sopas criollas en la presentación de los alimentos que lo componen. A diferencia de lo acostumbrado, donde las verduras y las carnes vienen en trozos gruesos, en este potaje todo está picado del mismo tamaño. Es un detalle que cuida Edys.
«Queremos que todo el plato tenga armonía y que sea sencillo de comer», describe. También se cuida de que en el retrogusto no quede capa de lípidos. «Por eso uso pecho de res, para que sea deliciosa pero no grasosa», asegura.
Esta versión del picadillo barinés lleva, además del pecho de res, plátano y topocho, que es absolutamente imprescindible en su preparación. «Sin topocho no hay picadillo», alerta Edys.
Barinas es picadillo
«En mi casa se comía picadillo todos los fines de semana, acompañado de carne asada en vara, queso de mano y tostones. Y quien ha visitado Barinas ha comido picadillo», asegura Edys, mientras asa las arepas con las que acompaña los pedidos.
Ríe cuando recuerda que su papá siempre contaba que, cuando se casó con su mamá, solo sabía cocinar picadillo. Así de arraigada está esta potente sopa en el espíritu de Barinas.
Y esa es, lógicamente, la receta que usa Edys, la de su mamá Amparo Gómez de Rondón.
«Ella era fundamentalista en la preparación del plato. Respetaba los tiempo para colocar las verduras que jamás deben lanzarse a la olla todas juntas. Sabe a Llano es un homenaje a su memoria».
Lo primero que hace es asar la carne de pecho y luego la pone a ablandar a fuego lento. La corta en pedacitos y en el caldo que queda pone primero los tubérculos y luego el sofrito, en el orden heredado por la receta matriarcal.
Edys está asociada con Zoraida Morán quien, como ella, es barinesa e ingeniera agrónoma y con quien tuvo un restaurante en Barinas donde, por supuesto, se servía el picadillo. Zoraida vive en Carabobo así que Sabe a Llano está en dos las dos ciudades, Caracas y Valencia. Ambas trabajan con la receta estandarizada y el producto sale igual en ambas sucursales.
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