Historias que duelen

Erlymar Romero: "Cuiden a sus hijos porque lo que le pasó a mi niña no sucede solo con un padrastro"

A Erlymar Romero la vida le cambió hace un año: el 24 de enero de 2022 su hija de 12 años de edad fue lanzada del piso 7 de un edificio en Menca De Leoni, Guarenas, tras sufrir abuso sexual. Ella sigue esperando una pena máxima para los presuntos culpables mientras estos gozan de privilegios en la cárcel

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Hace un año la pesadilla de cualquier madre o padre se hizo real para Erlymar Romero Hernández: su hija de 12 años de edad fue asesinada y violada por su padrastro, Carlos Gabriel Herrera Milazzo, en el bloque 40 de Menca De Leoni, en Guarenas.

Erlymar se enteró del fallecimiento de su hija por una llamada, la noche del 24 de enero de 2022. En aquel momento, llevaba seis meses separada de sus hijos. Se los confió a su esposo, Carlos Herrera, mientras ella trabajaba y agilizaba documentos para reencontrarse en Estados Unidos. Para eso faltaba menos de un mes, pues ya casi estaban listos los pasaportes de su hijo menor y el de Herrera.

En un principio a Erlymar le informaron que la muerte de su hija se trataba de un suicidio. Sin embargo, tras su llegada a Venezuela, las autoridades de la Dirección de Investigaciones Penales (DIP) -unidad adscrita a la Policía Nacional Bolivariana- le dijeron la verdad: la niña había sido lanzada del piso siete del edificio residencial y también había sufrido abuso sexual. Los principales sospechosos eran Carlos Herrera y Lorena Milazzo Istúriz, la madre de su esposo.

Insistir hasta hacer justicia

Después de un año, Erlymar no ha parado de exigir justicia por el asesinato y violación de su hija, pero se ha encontrado con una realidad: los procesos burocráticos solo retrasan la sentencia de Carlos Herrera y Lorena Milazzo, quienes gozan de privilegios en centros penitenciarios menores de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).

Solo entre agosto y noviembre de 2022, la audiencia se retrasó seis veces y el juez, Luis Jiménez Lookian, no ofreció fundamentos válidos para la suspensión. Durante toda la gestión, Erlymar Romero ha tenido que costear viajes desde Aragua, donde vive, hasta Guarenas. Su cadena de revictimización abarca todo: lo emocional, lo físico y lo económico.

Para enero de 2023, el caso parece avanzar: «Hasta ahorita van haciendo todo lo que es las audiencias, van declarando los testigos. Ya se ha hecho la revisión de todas las pruebas que faltaban y sigue el proceso. Escuché que ya están con la orden de traslado y la familia está como loca para que no los trasladen».

Erlymar cuenta que el jefe de circuito del Ministerio Público en la extensión Guarenas – Barlovento monitorea cada cierto tiempo el caso para ver cómo avanza. También que las audiencias se están haciendo cada tres días, pero que suelen ser muy cortas y no se aborda con profundidad la situación.

Romero también denuncia que las condiciones de respeto y privacidad que estipularon para cada audiencia no se cumplen del todo: «Los abogados acusadores tienden a ser agresivos y ofensivos (…),[quiero que] los familiares de los acusados respeten el reglamento que puso el juez, que solo pueden asistir dos personas por el lado de ellos y dos personas por mi lado (…) porque era un juicio a puerta cerrada por lo delicado del tema, porque estamos hablando de una menor de edad que es mi hija (…)».

Otra posible sospechosa

En julio de 2022, cuando Erlymar conversó con El Estímulo, indicó que la policía consideró a la hermana de Carlos Herrera, Gabriela, como una posible sospechosa. Sin embargo, no pudieron comprobarlo al momento debido a que la mujer viajó a Argentina cuatro días antes del asesinato de la niña. 

Actualmente, fuentes informaron a Erlymar que Gabriela Herrera regresó a Venezuela, pero no se ha presentado a declarar como testigo aunque ha hecho visitas a su hermano y madre en sus respectivos centros de detención.

Acompañar a otras víctimas: una labor que llegó sola

Para este martes 24 de enero, Erlymar organizó un pancartazo para recordar el caso de su hija y darlo a conocer a más personas. A su iniciativa se han unido distintas asociaciones de mujeres, especialmente víctimas de femicidio y violencia sexual, algo que agradece porque considera que la compañía es factor importante cuando se viven experiencias de este tipo.

El tiempo con ellos le han dejado claro una cosa: «(…) No es solamente a mí a la que atacan, a la que culpan, sino que casi siempre lo hacen con las víctimas y sus familiares, porque lamentablemente estamos en una sociedad torcida. Una sociedad que está al revés. Con ellos he encontrado un gran apoyo».

Además recuerda que visibilizar estos casos no es en vano: «Las personas se han dado cuenta y han entendido de que el hecho de que yo haya dejado a mis hijos unos meses, no le da derecho a nadie a que violen, golpeen, y le quiten la vida [a mi hija]. Porque así sea en la China donde yo haya dejado a mi hija, nadie, ningún ser humano, tiene derecho a atentar contra un niño o una mujer. Hoy por hoy entiendo, y me hago ver, que no somos culpables, sino víctimas más de esas personas».

Un mensaje a los padres

«A un año de todo lo que pasó, lo primero que quiero decir es que no podemos dejar de luchar por la justicia, a pesar de las adversidades, de lo duro que pueda ser día con día, de lo que cueste, de todo el agotamiento mental y físico, y sobre todo de tus sentimientos porque, como mamá, ver que ya pasó un año y esas personas no tienen condena es algo muy duro», manifiesta con tristeza Erlymar. 

Romero reitera: «Lo que más pedimos es Justicia para Sofía, que sea una sentencia de la pena máxima, y que trasladen a los penales a los responsables. Es por ella y por todas las víctimas».

La muerte de su hija también se ha convertido en un recordatorio y advertencia para otros padres: «Hoy más que nunca les digo que cuiden a sus hijos porque lo que le pasó a mi niña no sucede nada más con un padrastro, con una madrastra, puede suceder con un tío, una tía, con una abuela, con un hermano, con un primo, con una prima (…)».

«Enseñemos a nuestros hijos a que está bien si no quieren quedarse con alguien, que está bien si no quiere saludar de beso o de abrazo, que está bien expresarse y decir lo que sienten. Nosotros tenemos que estar mucho más atentos (…) de lo que está pasando con nuestros hijos (…) no debemos confiar en nadie (…) pienso que, hoy más que nunca, no dejarnos llevar por un sentimiento, porque [otros] comparten con nosotros, porque son nuestras parejas o nuestra familia. Debemos cuidar a los niños», declara Erlymar.

Puede conocer el testimonio completo de Erlymar Romero en este video:

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