Dos deserciones ocurrieron el 30 de agosto, cuando Edgardo Velásquez Yepes («Freddy») y Lilibeth Vaca Sepúlveda («Tatiana») abandonaron las filas rebeldes, indicó el Frente 19 José Prudencio Padilla, del Bloque Martín Caballero, que opera en el norte del país, en un comunicado divulgado esta semana.
Posteriormente, el 9 de octubre, David Téllez Noriega («Hernando») y Leida Cáceres Duarte («Sonia») abandonaron las filas de dicha estructura de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), la principal y más antigua guerrilla del país con 5.765 combatientes según sus propios cálculos, agregó el texto fechado el 3 de noviembre.
«Los mencionados personajes robaron armas y dinero de la Organización, por lo tanto alertamos a ganaderos, comerciantes y población en general para que no les presten ninguna colaboración o acepten exigencias a nombre de las FARC-EP, pues ellos ya no hacen parte de nuestro Movimiento», sostuvo.
Marcos Calarcá, nombre de guerra de uno de los negociadores de la guerrilla con el gobierno, descartó este viernes que estas deserciones sean disidencias del grupo rebelde, que se ha caracterizado por su unidad de mando.
«Disidencia es cuando un grupo grande, importante, no solamente por su tamaño sino por su peso específico en la organización, se abre, se diferencia de la orientación oficial y eso no ha ocurrido en las FARC», afirmó en rueda de prensa en Bogotá en un evento de la misión de la ONU en Colombia.
El gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC firmaron el 26 de septiembre un acuerdo para superar más de medio siglo de conflicto armado, tras casi cuatro años de negociaciones en Cuba, que el 2 de octubre fue rechazado por una estrecha mayoría en un plebiscito.
Desde entonces, las partes renegocian el pacto de paz con aportes de los representantes de los partidos políticos, víctimas y sectores religiosos que promovieron el «No» en las urnas.
Pese al revés electoral, la guerrilla y el Estado han mantenido el cese al fuego y de hostilidades bilateral vigente desde el 29 de agosto en el marco de lo negociado.
Colombia registra más de 260.000 muertos en medio siglo de violencia fratricida, que ha involucrado a guerrillas, paramilitares y agentes de la fuerza pública.