Internacionales

“Paren al mundo, que me quiero bajar”. El Nuevo Orden Mundial

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“Paren al mundo, que me quiero bajar” Así decía Mafalda en una de las múltiples tiras en las que reflexionaba sobre el devenir del mundo, y concluía, que pensar en él a veces era desmoralizante.

A pesar que las estimaciones del Banco Mundial, en cuanto a crecimiento prevén una aceleración moderada de un 2,7 % para el 2017, y una muy leve recuperación del flujo de inversiones a nivel mundial, las economías de algunos países se recuperarán más que otras, y algunas como la nuestra, no lograrán frenar la senda de decrecimiento.
La geopolítica y su hija la geoeconomía, que estudia las rivalidades entre los países, pero tomando en cuenta más los medios económicos que los bélicos, van a jugar un papel importante éste año, puesto que en este último terreno, las relaciones entre los países y sus áreas de influencia económica se van a ver alteradas por un reordenamiento de las mismas.

Terrorismo, pobreza, conflictos bélicos y los ya incontables problemas que han estado siempre presentes no van a desaparecer. Sin embargo, este año se agregan algunas variables adicionales, que complicarán mucho más las ya complejas relaciones entre los países, como lo son: la decisión del Presidente Trump de revisar las relaciones comerciales de los EEUU con varios países, el incremento de los conflictos internos de la eurozona y por otro lado, la intensificación de los nacionalismos alrededor del mundo.

Después de años de aislamiento, Estados Unidos decidió involucrarse más en los asuntos internacionales con su participación en la Segunda Guerra Mundial y en el mundo que se estructuró en la postguerra bajo tres pilares fundamentales en su política exterior: Democracia, Derechos Humanos y Libre Comercio. Después con los ataques terroristas de septiembre de 2002, se agregaría un cuarto pilar, la lucha contra el terrorismo.

Con la nueva administración de Trump uno de esos pilares entra en total revisión: el Libre Comercio. La administración Obama consideraba la Seguridad Colectiva y el Libre Comercio mecanismos que permitían mantener el orden global. Trump considera que el Libre Comercio y las organizaciones internacionales no sólo dificultan, sino también constriñen los intereses norteamericanos.

La administración Trump ya retiró a los Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico y ofreció revisar el TLCLAN (Nafta) suscrito con Canadá y México en 2004. En estos momentos se negocia la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI), entre los EE.UU y los 28 miembros de la Unión Europea, con el fin de establecer un área de libre comercio y levantar las restricciones al flujo de capitales entre ambas regiones. Otros Tratados vigentes de Libre Comercio de los Estados Unidos con otros países abarcan: Colombia, Chile, Perú, Centroamérica, Republica Dominicana, Panamá, Corea del Sur, Australia, Singapur, Bahréin, Omán, Jordania, Marruecos e Israel.

Si estos acuerdos fueran revisados, no hay ninguna duda que los efectos sobre el comercio mundial no dejarán de sentirse, no solo entre aquellos países que tienen como principal destino de su comercio los EE.UU y en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), sino también en el mercado interno estadounidense, incluyendo no solo los efectos sobre el comercio, sino también sobre la producción y las inversiones. Este punto en particular requería de por sí, un análisis especial que comprenda el estudio de las cadenas de valor, de consumo, precios, creación y desplazamiento de empleos, inversiones, etc.

Es importante recordar que EE.UU es el principal importador de mercancías del mundo y el segundo exportador a nivel mundial, y también es el principal importador y exportador de servicios.

Al respecto, la geoeconomía nos dice que los espacios que un país abandona, otros lo aprovecharán, sin duda será el caso de China, por ejemplo, en el área del pacífico.

Otra región en suspenso es la de la Eurozona. Este año se concretaría aún más el Brexit, después que la ley que permitirá al Gobierno británico iniciar las negociaciones sobre la futura salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) superara hace pocos días, su primer trámite parlamentario en la Cámara de los Comunes con una amplia mayoría. Sin embargo, voces como las de algunos diputados laboristas junto con el Partido Nacionalista Escocés (SNP) y la mayoría de los liberaldemócratas se siguen oponiendo a la salida del Reino Unido.

También este año se realizarán elecciones presidenciales en dos de los principales motores de la Unión Europea. En abril de 2017 en Francia y septiembre de 2017 en Alemania. No hay duda que quienes resulten electos presidentes, acelerarán o detendrán por un tiempo, una posible desintegración europea. Frente a este panorama, Rusia aprovechará las divisiones y el debilitamiento europeo para avanzar sus intereses geopolíticos en la región.

Mientras tanto, los fantasmas del nacionalismo ya desatados en muchas latitudes, seguirán buscando su camino y encuentro con la etnicidad, aquella que muchas veces pone en peligro la integración de todo orden, económico y político, dificultando el soñar con mundos mejores, como lo hicieron en su momento Monnet, Schuman o Adenauer, por solo nombrar algunos.

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