La decisión del mandatario Michel Temer de respaldar al exministro Henrique Meirelles se presenta después de meses de sopesar la reelección. Los índices de aprobación de Temer se han mantenido consistentemente por debajo del 10% — alcanzando el 3% en un punto — y las crecientes acusaciones de corrupción en su contra han obstaculizado frecuentemente la ambiciosa agenda de reformas de su gobierno.
“Meirelles es el mejor de los mejores”, dijo Temer al posarse junto al exministro durante un evento organizado por el partido de Meirelles, el Movimiento Democrático Brasileiro (MDB) en Brasilia.
Temer reconoció en su breve discurso sus bajas posibilidades de reelección.
“Soy realista. Sé lo que hice y lo que no hice (en la presidencia)”, comentó.
Temer era vicepresidente cuando asumió las riendas del país en 2016 después de que la mandataria Dilma Rousseff fue enjuiciada y destituida del cargo por manejar ilegalmente el presupuesto federal.
El gobierno de Temer ha sufrido de varios escándalos durante la supervisión de un puñado de reformas, incluyendo una a las leyes laborales.
El mismo Temer ha sido acusado de corrupción en dos ocasiones por el fiscal general. La Cámara de Diputados, que debe aprobar un juicio contra cualquier mandatario vigente, votó dos veces el año pasado para evitar que Temer fuera a los tribunales. Aún podría ser juzgado de esos casos una vez que deje la presidencia a finales de este año.
La policía federal ha investigado recientemente la posibilidad de que Temer utilizara a sus familiares, incluyendo a su hijo, para el lavado de dinero ilícito mediante la compra de bienes raíces y donaciones.
Temer ha rechazado con firmeza cualquier irregularidad en ambos casos y afirmó que la pesquisa era una “persecución criminal”.
A pesar de sus problemas, Temer insinuó en repetidas ocasiones que estaba sopesando postulares a las elecciones nacionales de octubre pasado. Incluso, la semana pasada parecía estar en campaña al celebrar los logros durante sus dos años de gobierno, incluyendo la reducción de la inflación y la reactivación de la paraestatal petrolera Petrobras.
Meirelles, quien recientemente dejó su cargo en el gabinete para postularse a la presidencia, también fue presidente del banco central durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, una época en la que la mayor economía de Latinoamérica tuvo un crecimiento sólido.
Aunque sobre él no pesan las mismas sospechas de corrupción que sobre Temer y varios otros aspirantes presidenciales, Meirelles ha pasado problemas para subir en las preferencias. La encuesta más reciente del Instituto Datafolha, difundida hace un mes, indicó que solo el 1% de los entrevistados expresaron una intención de votarl por él.
Lula encabeza las preferencias a pesar de que el mes pasado fue encarcelado por una condena de corrupción y tiene prohibido postularse al cargo.]]>