El imputado, un exsoldado de 38 años con antecedentes de abuso sexual infantil, reconoció haber raptado a la pequeña en 2017, cuando se encontraba en una boda. Pero asegura que "no quería matarla"
Una tarde de verano de 2017, Maëlys de Araujo estaba con su familia en una gran boda, con 180 invitados, en un salón de fiestas del pueblo de Pont-de-Beauvoisin, cerca de Los Alpes. Y desapareció.
Tras una búsqueda desesperada de meses, finalmente encontraron su cuerpo en febrero de 2018, casi seis meses después de su desaparición. La secuestró un invitado a la misma boda, Nordahl Lelandais, un soldado que se dedicaba a entrenar a los perros del ejército.
En noviembre de 2017, las investigaciones apuntaron a Lelandais como principal sospechoso, pero él confesó en febrero de 2018 y llevó a la policía al paraje donde abandonó el cuerpo.
Hoy, 31 de enero de 2022, comenzó el juicio contra Nordahl Lelandais en un tribunal de Grenoble.
Al iniciar el proceso, Lelandais dijo lo mismo que cuando encontraron el cuerpo: que no quería matarla, y se disculpó con la familia.
«Quiero presentarles mis disculpas. Maté a Maëlys, pero no quería hacerlo. Daré explicaciones», declaró desde el banquillo y reprimiendo los sollozos.
Se espera que el miércoles 2 de febrero, que es cuando lo interrogarán, describa los detalles que faltan por esclarecer. Por ejemplo, cómo la raptó y la subió a su automóvil.
Lelandais fue inculpado porque encontraron una gran mancha de sangre en el maletero de su carro. Finalmente confesó y mostró el lugar donde estaba el cadáver.
Lelandais tiene un pesado equipaje delictivo sobre sus hombros. En 2021 se le condenó a 20 años de prisión por el homicidio de otro soldado, Arthur Noyer. Con el asesinato de Maëlys de Araujo, su sentencia puede conmutar a cadena perpetua.
El tribunal lo juzga también por agresión sexual contra dos niñas de 5 y 6 años, familia del acusado. Y por posesión y grabación de pornografía infantil.
El padre de Maëlys, Joachim de Araujo, expresó su deseo de que Lelandais pase en prisión el resto de su vida. A su lado, la madre guardaba silencio, portando un gran retrato a óleo de su hija que hoy tendría 12 años.
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