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La Champions League metió primera

Esta semana comenzó una nueva edición del torneo de clubes más importante del viejo continente, y aunque es demasiado temprano para tener una mínima idea de lo que muestran los clubes participantes, sí se pueden hacer algunas consideraciones importantes de cara a lo que está por jugarse y el camino a recorrer hasta la gran final que se jugará en Cardiff.

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Fotos: AP - EFE

Hace poco más de dos años, el Bayern Múnich aplastaba, en condición de visitante, siete goles por uno a la Roma en la fase de grupos de la Liga de Campeones 2014-2015. En ese momento el equipo de Pep Guardiola parecía el rival más potente y difícil de todo el torneo de clubes, pero con el paso de los meses y los partidos aparecieron las lesiones, los imponderables y todo esto que gobierna el fútbol: el equipo del catalán cayó en semifinales ante un FC Barcelona que hasta el mes de enero de ese año navegaba en aguas turbulentas.

Otro ejemplo de lo difícil que resulta adelantarse a los acontecimientos lo encontramos en el Real Madrid, actual campeón y eterno candidato a ganar esta competición. En casa, con toda su plantilla disponible, el conjunto de la capital española tuvo enormes dificultades para jugar ante el Sporting Clube de Portugal. Claro que al final, siempre apoyados en la épica que caracteriza a los merengues, se llevaron el triunfo, disimulando un poco las complicaciones que encontraron para practicar un fútbol fluido y dominante.

Lo que señalo no hace sino resaltar lo importante que fue la conducción de Zinedine Zidane en la edición anterior, y lo difícil que es prolongar los estados anímicos en el fútbol. El Madrid, su Madrid campeón, inició su recorrido a partir de la recuperación del respeto y la autoestima como valores impostergables para pelear ese campeonato que al final terminaron ganando, pero este es un nuevo año, una nueva temporada y a los trabajos anímicos hay que sumarle variantes tácticas, esas que aún muchos esperamos de la conducción del francés, y que son necesarias para sorprender a los rivales.

Aún así, el equipo blanco con una plantilla bestial y competitiva como ninguna en Europa, supo aprovechar los momentos y los detalles para crecer y hacerse imbatible a partir de esa fortaleza emocional. No existe equipo en Europa tan mortal y tan contundente como los blancos. siempre que estos encuentren un detalle o un espacio para recordarle al mundo porque son los máximos ganadores de este torneo.

Más que una que crítica, estas líneas pretenden convertirse en un simple ejemplo de lo complicado que es tirar pronósticos en un torneo como la Champions League, y es que esta competición no tiene la continuidad de una liga, y casi se podría decir que se asemeja mucho más a un torneo de selecciones, por aquello de los períodos de tiempo que hay entre cada partido. Lo que sí va quedando claro tras esta primera jornada es que a los llamados candidatos, es decir al Real Madrid, al Barcelona, al Bayern, a la Juventus  y al Atlético de Madrid, hay que sumarle nombres como el Borussia Dortmund, el Mánchester City, el Tottenham Hotspur, el Napoli, el Porto, el Benfica y el PSG, y tenerlos en cuenta para las grandes discusiones.

Hay que dejar por supuesto una brecha, un espacio, para las sorpresas de toda la vida, esas que llegan a colarse hasta cuartos de final o hasta la misma semifinal, dejando de lado a los gigantes que siempre ganan en las apuestas pero a veces les cuesta vencer en los partidos.

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Vale la pena hacer un inciso en la labor de los entrenadores. En los grandes foros europeos y mundiales se habla de las capacidades de adiestradores como Guardiola, José Mourinho, Luis Enrique, Emery, Diego Simeone, Carlo Ancelotti, Antonio Conte y Massimiliano Allegri, por ejemplo, y es que a estos conductores se les reconocen interesantes aportes al juego, sus apuestas por variantes tácticas y otras innovaciones. Por su parte, el novel Zidane, quien aún está por mostrar sus ideas y variables, ya obtuvo la “Orejona” que el año pasado no pudieron conseguir sus rivales. ¿A qué se debe esto? En buena medida a las infravaloradas capacidades del entrenador del Real Madrid para recomponer un vestuario que parecía roto.

Esta aptitud de conducirse y de otorgarle paz a un vestuario que vivía en conflicto con su anterior entrenador, Rafael Benítez, es casi tan importante como el desarrollo de un estilo o de un modelo de juego. Así ganó el Madrid su Champions bajo la conducción del entrenador francés, y así las ganó también bajo el comando de Vicente Del Bosque.

Es en la Liga de Campeones donde podemos observar las mayores y más interesantes variantes que ponen en juego los entrenadores y los futbolistas, pero también es en este torneo de clubes donde podemos entender la capacidad de estos futbolistas y la de sus conductores para cambiar y adaptarse a los distintos escenarios. El francés y sus jugadores no fueron las únicas muestras de esto que explico; recordemos cómo eliminó el Bayern a la Juventus en la edición anterior, cuando casi ya eran rebasados por el agua que prometía cortarles el oxígeno.

Estas muestras ayudan a darnos cuenta de cuán importante es esa adecuación anímica y cuán complicado es sostenerla en el tiempo. Estemos atentos a ello, observemos como crecen algunos equipos y como se caen otros; no solamente a través de los componentes tácticos y sus variantes debe posarse el análisis y la reflexión, hagamos énfasis también en el espíritu de superación, la resiliencia o el hundimiento de su protagonistas.

Es fútbol, y aunque alguno se niega aceptarlo, es protagonizado por seres humanos que sufren, se divierten, sienten, se equivocan, y algunos, sólo algunos, tienen la capacidad de corregir, adaptarse y seguir adelante. Quizá allí esté la gran historia, la mayor lección de un torneo como la Liga de Campeones y esta nueva edición que recién empieza.

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