"Cartas a Ignacio": el nuevo libro de Ricardo Adrianza es una guía para la felicidad

El escritor, coach y empresario, Ricardo Adrianza, acaba de bautizar su segundo libro titulado “Cartas a Ignacio, lecciones de vida y liderazgo para mi nieto”, que extiende una invitación a las reflexiones de la vida y al manejo de las habilidades propias desde lo humano, desde el ser y no desde el tener

Con tono apacible y sereno, el autor y colaborador de El Estímulo, habló de estas cartas que compiló en dos libros, dedicados a Matías y a Ignacio, en las que defiende los valores y hace reflexiones de vida. Es un legado que quiere dejar a sus nietos, pero útiles para todo el que la lea.

Este segundo libro, “Cartas a Ignacio, lecciones de vida y liderazgo para mi nieto”, explica “es una visión en tinta con algunos matices diferentes al primer libro, Cartas a Matías” que, en su momento, le aportó mucha emoción por estar viviendo de cerca el éxodo de los venezolanos y por haber podido presenciar el nacimiento de su nieto.

Sin embargo, alude que este segundo libro también maneja las emociones, pero “es un libro más aterrizado, hay muchas reflexiones de vida. Hay mucha emoción también, pero es mucho más pensado”.

– ¿Cuáles son las reflexiones de vida que diferencia entre «Cartas a Matías» y «Cartas a Ignacio»?

– Creo que la principal diferencia entre el primero y el segundo libro es que «Cartas a Matías» tiene lecciones que apuntan más a recomendar que la forma como mire el mundo y la existencia, dependen absolutamente de él. En este segundo libro, «Cartas a Ignacio», he dado algunos matices diferentes que tienen reflexiones de vida.

Yo creo que es un libro optimista y que se inscribe en esa tendencia que abraza la psicología positiva y de la felicidad como algo que es posible porque, además, está demostrado por la ciencia. Entonces, tengo muchos elementos que tienen que ver con reflexiones.

En todos los temas de liderazgo, por ejemplo, hay dos elementos que yo considero que son fundamentales. Algunas cualidades son necesarias no solamente en el aspecto técnico, sino en el aspecto de ser visionario, de tener una misión, pero yo creo que la mejor manera de influir en las personas es a través de un don que se nos dio a los seres humanos que es el de la empatía, el poder reconocer y gestionar las emociones de los demás.

La empatía es un don maravilloso que tenemos y que nos permitiría construir, como digo en el libro, mejores sociedades y mejores seres humanos. Eso si lo acompañamos con rasgos humanistas como es el tema de la humildad. La definición desde el punto de vista espiritual es la sabiduría de lo que somos. La humildad es conocer tus propias debilidades. De esa manera tú valoras más a las personas que te rodean. Por lo tanto, tienes más afinidad con tu equipo, escuchas más y si escuchas más, eres más empático, eres más humilde y estás siempre dispuesto al aprendizaje. Yo creo que esos dos elementos para mí son fundamentales para el desarrollo y liderazgo.

– ¿Además de estos elementos del liderazgo, de la empatía y la humildad, que otras herramientas de la psicología positiva incluye dentro de «Cartas a Ignacio» que pueda facilitar esa construcción de seres más empáticos y en sintonía con los valores que, quizás, se han visto desvirtuados hoy en día?

– «Cartas a Ignacio» es un libro que rescata mucho el valor y virtudes olvidadas, sobre todo empatía y humildad. Pero si te resumo eso en una palabra lo llevaría a una frase del gran líder del siglo XX Juan Pablo II que decía que “nacimos para ser felices, no para ser perfectos”.

Es una frase muy corta, pero tiene una profundidad en su significado que nos invita a ver la vida de forma optimista y a valorar nuestras imperfecciones, mejor aún: a valorar la imperfección de los demás. Creo que es una frase muy bonita porque permite, digamos, conjugar las cosas que pasan y recapacitar y recomponerte para ser tu mejor versión siempre. Y yo creo que un acto es, de repente, la práctica de la gratitud. Además, nos indica que el camino de la vida no está escrito en línea recta, que existen sus baches y reflexiones, que todos tenemos tristezas. Yo siempre digo que la reflexión tiene que ser una posibilidad que tengas a mano.

Es básicamente desarrollar un sentimiento de profundo agradecimiento con la vida. El psicólogo americano Robert Emmons dice que la gratitud es la actitud de la felicidad. Es algo así como que internalizar ese sentimiento profundo de agradecimiento por las cosas buenas que te pasan y también identificar de esas cosas buenas cuáles son las personas que te han respaldado porque siempre hay personas que te han acompañado y que han aportado. Una de las cosas que ha demostrado la psicología positiva es que los circuitos cerebrales que se activan y se conectan cuando somos agradecidos, cuando tenemos esa actitud de felicidad, se activan para generar esos neurotransmisores.

– ¿Cómo hacemos para lograr esa coincidencia de valores de la que habla?

– Es absolutamente difícil lograrlo y nosotros aquí, en nuestra empresa, hablando desde lo profesional, tenemos una regla de valores, y yo creo que lo que podemos hacer cada uno desde su parcela es, digamos, influir de mejor manera en las personas que te rodean. Eso, en teoría, va a ser una réplica en cada familia.

Pero, evidentemente, el tema de los valores en el país está bien golpeado. Yo creo que eso tiene que ir desde la casa, desde que las personas nacen. De hecho, hay un capítulo del libro en que hablo de la educación emocional porque, generalmente, a todos nos han criado desde el tener: ‘es que debes tener esto, estudia esto para que tengas mucho dinero, etcétera’ y se nos olvidó desarrollar algo tan bonito que es el ser y cuando digo el ser, es ser buena persona, ser humilde, no pretender ser otro pero, sobre todo, desarrollar esa capacidad de creer que la felicidad es posible porque la ciencia lo ha demostrado.

En nuestra composición, hay un 50% que siempre se le atañe a lo que es la constitución genética, especialmente temperamento y personalidad. Luego hay un 10% definido a la circunstancia de vida, pero hay un 40% que depende de la voluntad de cada cual. Entonces, al final hay que poner al servicio todo ese 40% para voltear la circunstancia de vida, la ecuación, a nuestro favor. O sea, que la gente entienda que la felicidad es una posibilidad real y que vivir desde adentro, como digo yo, es lo que realmente trasciende el tiempo y marca la vida.

– ¿Cómo está estructurado este segundo libro «Cartas a Ignacio» y qué se puede encontrar además de la psicología positiva?

– Intento dar un consejo, una reflexión. En este caso el destinatario es mi nieto Ignacio pero, evidentemente, esto no es un libro que puede ser leído por mi nieto ahora, porque aún es muy pequeño. En cuanto a la forma que estructuré, pues, aquí hay lecciones de vida y de liderazgo.

La primera carta se refiere a mi relación con él porque yo me tomo mi tiempo para conocerlo. Para poder escribir hay que conocer, entender. Sobre Ignacio creo que tiene mucho de líder, entonces lo uno con mi experiencia de trabajo y los estudios que he hecho.

El libro tiene 36 cartas. Cada tres cartas hay una sobre alguna situación particular que me haya pasado con Ignacio, pero siempre saco una reflexión de vida. La segunda es una reflexión de vida en general y la tercera carta siempre es sobre liderazgo. Creo que la esencia del libro está centrada en la posibilidad de ser feliz, que es una posibilidad cierta. Yo siempre digo que es más fácil ser feliz que no serlo.

A lo mejor eso puede chocar un poquito con gente que tiene realidades distintas, pero yo creo que es una posibilidad real. Creo que cultivar la gratitud te da un plus tremendo, la práctica de la empatía y la humildad, el ser sobre el tener como una forma incuestionable para crecer, la premisa de “nacimos para ser felices, no para ser perfectos”, el reconocer nuestras limitaciones y sobre esa base trabajar y procurar intentar que la diferencia que entre tus expectativas y tu realidad vivencial no sea tan marcada porque, si no, vas a vivir frustrado siempre.

– ¿Existirá un tercer libro de cartas?

– El tercer libro sería para Emma que es la hermana de Matías, la menor de los tres nietos. Sí está previsto y se va a llamar, y aquí doy la primicia, “Cartas a Emma y la filosofía del señor de las verduras”. Voy a desarrollar esa filosofía y a desarrollar lo que yo siempre digo de que la felicidad se construye desde adentro, que se puede divertir con poco, que tienes que sonreír y abrazar mucho, y agradecer.

Todos los libros de Ricardo Adrianza nacen de la emoción, de elementos importantes que ha aprendido a identificar en las personalidades de sus nietos y que, de alguna manera, le permiten hablarles a futuro y construir innumerables enseñanzas que las distancias y la mortalidad del tiempo no permiten retener en encuentros pasajeros. En ellos, más allá de los valores de la gratitud y la empatía, se dibuja la nobleza de Matías; la alegría y carácter arrollador de Ignacio; y posteriormente, la tranquilidad y paz de Emma.

Coordenadas de Cartas a Ignacio

El libro se bautizó ayer 25 de mayo, con un acto en el Salón Gales del CCCT, Caracas.

Dónde comprar. Por Amazon y Tecniciencia.

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