Migración

Uruguay: niños migrantes venezolanos tienen un refugio en la escuela pública

La escuela pública uruguaya se ha convertido en un apoyo importante para los niños migrantes venezolanos llegados a ese país, muchos de ellos luego de una larga trayectoria migratoria por Sudamérica | Por Andrés Cañizález y Miguel Ángel Valladares

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Uruguay es un país cuya pirámide poblacional se ha acercado a la de algunos países europeos, cada vez hay menos niños por familia. La llegada de la migración, especialmente la venezolana, ha sumado niños a su sistema educativo, aunque algunos de ellos llegaron luego de una larga travesía por varios países que dejó cicatrices.

Tomer Urwicz es periodista de El Observador de Uruguay y recientemente hizo una investigación, de la mano con la Organización Internacional para las Migraciones, en la que analizó el impacto que está teniendo la escuela pública en la adaptación de la niñez migrante venezolana en ese país.

“La migración venezolana llegó a Uruguay de manera escalonada. Este país no era el lugar preferido por estar más lejos, ser menos conocido y además caro, eso hizo que los primeros en llegar fueran los hijos de venezolanos muy formados académicamente”, explicó Urwicz desde Montevideo, en una entrevista para la cuenta @migramonitor.

El periodista encontró que, en instituciones educativas de la capital, hasta el 40% de los niños son migrantes. En lo que respecta a los niños venezolanos, Urwicz aseguró que esa primera oleada preparó a los maestros para que pudieran conocer mejor y se adaptaran a los que llegarían en migraciones más recientes.

“Muchos niños han nacido en el proceso migratorio y eso los ha llevado a alejarse de amigos, grupos de contención y a cambiarse constantemente de escuela. Las instituciones de educación pública de Uruguay están siendo una especie de cobijo para esos niños migrantes”.

A pesar de ello, Urwicz explicó que en muchos casos los niños migrantes venezolanos están padeciendo problemas emocionales como sentimiento de soledad y, en otros casos, sienten que nadie los quiere o que no quieren jugar con ellos.

“Eso se debe a que llegan con ausencia de redes de contención y la escuela es una de ellas. Se sienten más escuchados, es un lugar para recrearse a pesar de que son pocos los que luego pueden tener actividades extracurriculares fuera del horario escolar”.

La investigación para El Observador, encontró que el 40% de los niños migrantes venezolanos no tienen actividades extracurriculares cuando salen de la escuela. “Eso afecta en el sentido de que parte de esa migración viene de trayectorias largas en la que sufren episodios de xenofobia, desempleo. Son migrantes que tienen que trabajar muchas horas al día y eso hace que los padres no tengan tanto tiempo de compartir con sus hijos”.

Otro dato del reportaje, indica que cerca de la cuarta parte de la migración venezolana en Uruguay llegó luego de una travesía de 37 meses. Casi 6 de cada 10 llegaron por tierra, lo que indica que los niños de esas familias fueron saltando de país en país, tiempo en el que muchos de ellos estuvieron fuera del sistema escolar.

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