Opinión

Maradona en su laberinto

Diego Armando Maradona pasó por nuestro país para grabar un par de episodios del programa de TV "De zurda", que conduce con el periodista uruguayo Víctor Hugo Morales, y que se emite por la cadena internacional Telesur. Fiel a su estilo, habló de todo sin reparar en que en ciertos casos opinaba desde la ignorancia. Cada visita suya es un gusto para todos aquellos que lo recordamos como el irrepetible jugador que fue, pero cuando alcahuetea y manosea al público hablando sin propiedad del fútbol venezolano, "Diegote" entra en un terreno del que no saldrá bien librado.

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Alejandro Dolina, pensador argentino, escritor, conductor de radio y muchas cosas más, dejaba la siguiente reflexión acerca del 10 hace un par de años:

Si vos querés admirar al Maradona pensador, yo te dejo solo. Si querés admirar a Maradona como ejemplo edificante para la juventud, también te dejo solo. Ahora, si hablamos de los jugadores de fútbol que han existido en el universo, ahí me descubro. ¿Qué necesidad hay de seguirlo a Maradona a ver dónde se manca (equivoca)? Miralo en la cancha…”

Quiero creer que cuando Maradona habla de nuestro balompié lo hace desde la buena intención y los buenos modales, aquellos que nos aconsejan resaltar y hasta exagerar las virtudes de nuestro anfitrión; pero me interesa mucho más que todo aquel desprevenido o desinteresado comprenda el origen de sus declaraciones, ya que el 10 ignora la realidad con la que debe enfrentarse el futbolista criollo cada día.

El ex capitán de la selección argentina desconoce seguramente que las diferentes directivas de Estudiantes de Mérida, una institución histórica de este fútbol, han ido labrando el camino hacia el infierno y sólo un milagro los salvaría de entrar por la puerta que anuncia tanta miseria, entendida esta como el descenso a la segunda división o hasta la desaparición.

Maradona tampoco está enterado -no tiene por qué hacerlo- de que en Margarita, mientras él grababa su programa en Caracas, la gran mayoría de los asistentes al Centro Nacional de Alto Rendimiento aprobaron con alegría y emoción la memoria y cuenta de la Federación Venezolana de Fútbol, sólo con los votos opuestos de la autodenominada corriente progresista -o nueva, como usted prefiera-, que sólo quiere hacerse notar para luego recrear el típico quítate tu para ponerme yo. Ni tampoco de cómo uno de los integrantes de este modernismo -en algún momento fueron «neobielsistas» y ahora son «neo» y punto- llama y le soba la espalda a dirigentes regionales luego de que durante siete años su socio los ignorara o maltratara.

Es importante además que Maradona, defensor a ultranza de los derechos de los jugadores, conozca que en esa reunión margariteña, los dirigentes criollos, con la complicidad de algún correveidile, disfrutaron cuando le fue negado el derecho de palabra al representante del gremio de futbolistas.

Lo dicho, Diego no sabe ni está obligado a tener una idea clara sobre todo lo que acá sucede, pero como opina con tanta contundencia, creo pertinente llamar la atención acerca del discurso maradoniano y recordar el consejo de Dolina.

Tampoco debe advertir el ex jugador del Napoli que un gobernador, siguiendo la línea populista de nuestros gobernantes de ayer, hoy y siempre, asomó su intención de ponerle orden a un equipo privado si este no actuaba según sus parámetros. Y tampoco debe tener idea Maradona de que en este fútbol se acusa de estar pasado de edad a jugadores sin que ello signifique su exclusión de una selección.

No dudo que ignore que por estos lados acaba de fallecer un jugador uruguayo y a otro lo apuñalaron en las inmediaciones del estadio en el que jugó un partido de la segunda división; que muchos futbolistas tienen que costearse sus operaciones y otros tantos pasan meses sin cobrar su salario. Es pertinente advertirle además que se cuentan con los dedos de una mano los equipos que tienen sede y cancha de entrenamiento propios y, como si no fuese suficiente, dentro de la FVF hacen vida dirigentes que prefieren obstaculizar la gestión del seleccionador nacional antes que trabajar por el fútbol criollo. Pero eso puede que sí lo sepa el campeón del mundo, al fin y al cabo, él fue tentado por el gobierno nacional -no por la FVF- para que asumiera un puesto para el que claramente no está preparado ni el Estado tiene la potestad para prometer.

Claro que también existen ejemplos positivos y remarcables, seguramente desconocidos por el ex seleccionador argentino, como las intenciones de Mineros de Guayana de ¡por fin! edificar su cancha de entrenamiento y hasta una biblioteca propia, la construcción de la sede del Zamora y el ejemplo del Caracas FC. Pero no es suficiente; hace falta mucha voluntad y mucho trabajo, por ello, cuando Maradona dice que el fútbol venezolano “está para el gran salto pero no se atreve” o que “hay muchos jugadores venezolanos que están en el fútbol europeo (…), de ello se tienen que agarrar para dar el gran salto” me produce el mayor de los lamentos, y es que al balompié venezolano le hace falta trabajar sin mirar a los lados y construir proyectos que se alejen del egoísmo, haciendo buena la mayor enseñanza que este juego nos da: el interés colectivo está por encima de cualquier cosa. Contrario a lo expresado por el ex de Boca Juniors, de nada vale agarrarse de una generación dorada para llegar a un mundial sin importar el futuro; eso es populismo; es una burda maniobra publicitaria que nos recuerda que en nuestras sociedades se ha hecho más valioso ligar que trabajar.

Al Maradona pensador lo respeto como a cualquier otro ser humano, y sus opiniones no modifican suyo como futbolista. Pero al Maradona erudito me atrevo a recordarle que, antes de unirse al grupo de traficantes y encubridores, averigüe cómo viven sus colegas en este maltratado fútbol, para que así opine con mayor conocimiento de causa y demuestre un poquito de respeto por esos jugadores que deben enfrentarse a situaciones como las que aquí relato.

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