Opinión

Trabajo e inteligencia

Ramón Guillermo Aveledo se detiene en el lema de la próxima Asamblea de Fedecámaras: “Por una nación incluyente y productiva”. Allí están las claves de lo que Venezuela necesita

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Fedecámaras

“Por una nación incluyente y productiva” es el lema de la 76º Asamblea de Fedecámaras. En ella se aprecia una estimulante evidencia de la Venezuela que aún enfrentando una crisis tan larga y severa, se atreve a pensar, soñar y proponer. Esa es también la mía.

Antes me habrán oído o leído reconocer el esfuerzo heroico que empresarios de la ciudad y el campo realizan para mantener abiertas sus empresas para producir y servir. También he celebrado el heroísmo del trabajador que a pesar de todo lo que lo desalienta una situación tan hostil, se empeña en cumplir y hacer bien lo que le toca. Voces principales del liderazgo empresarial han sido, en estos años duros, ejemplo de responsabilidad y buen criterio. Lamento que en el sector de la organización de los trabajadores, aunque los haya valientes y destacados, los ejemplos hayan sido menos, porque el equilibrio entre capital y trabajo es crucial.

La cúpula empresarial venezolana, hoy presidida por el joven Ricardo Cusano, cuyo sentido común me llama la atención, ha convocado su asamblea para escuchar y discutir aportes afincados en el presente crítico pero con la vista puesta en el futuro, con invitados de lujo para una agenda múltiple como nuestros problemas.

Hacen bien, porque por más largo y oscuro que sea, desesperante e incluso frustrante por lo interminable y por el dolor y las oportunidades perdidas y el atraso que dejará, este es un túnel, no un pozo. Un accidente, una pesadilla, pero no un destino nacional.

La consigna empresarial, completa y muy comprometedora implica un proyecto. Su consecuencia lógica es trabajo e inteligencia para realizarlo.

Una nación, dice y no está de más. Porque somos una nación y no varias. La fragmentación intencional, la división interesada, ha hecho que se nos extravíe el sentido común, de lo compartido, en un archipiélago de intereses parciales. Plural, diversa, con diferencias que no son escasas y conflictos de distinto calado, somos una sola nación y un solo pueblo. Compartimos una historia, una geografía, una cultura y aunque ahora cueste reconocerlo a algunos, compartimos un destino.

Incluyente, dice y es lo correcto. El signo presente es la exclusión, incluso la discriminación, pero el futuro, para que haya futuro, tiene que ser el de la participación de todos. Que nadie se quede por fuera. La tarea va a ser tan grande que no hay brazo ni cerebro venezolano que podamos subestimar. El desarrollo, lo repetiré tantas veces como pueda, es el paso de un nivel de vida menos humano a uno más humano, y es para todas las personas.

Productiva, dice y dice bien. Hay que producir y saber producir. Tenemos la experiencia de lo hecho, lo bien hecho y lo mal hecho. Aprendamos de eso. Y atrevámonos a crear. Una nación progresa y prospera si es productiva. La productividad es una ecuación de trabajo e inteligencia. Einstein decía que el genio es 1% talento y 99% trabajo. Productividad en la economía, en la educación, en la ciencia. Productividad en la política, claro y el gobierno.

Una nación incluyente y productiva. Es lo que queremos ser.

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