Opinión

Afiuni, una mujer que no ha sido doblegada

Hoy, en Venezuela, el apellido Afiuni es sinónimo de entereza ante el abuso del poder. Afiuni ha devenido en un silencioso símbolo de los derechos humanos. De esa perseverante lucha por la justicia que parece marcar la vida social de nuestro país

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Afiuni

El apellido Afiuni no tenía relevancia alguna en la vida pública de Venezuela. Como otros tantos apellidos, era uno más en el vasto terreno de la genealogía venezolana. Eso ha cambiado de forma radical gracias a un arbitrario, prolongado y negativo proceso que se ha llevado en contra de la jueza María Lourdes Afiuni.

Hoy, en Venezuela, el apellido Afiuni es sinónimo de entereza ante el abuso del poder. Afiuni ha devenido en un silencioso símbolo de los derechos humanos. De esa perseverante lucha por la justicia que parece marcar la vida social de nuestro país.

Como muchos, tuve cierta aprehensión cuando se produjo la detención de la jueza. El chavismo, que en Venezuela se ha encargado de llenarnos de sospechas, nos la presentó como una operadora de la justicia vendida. La decisión de liberar al entonces banquero detenido, Eligio Cedeño, no podía tener otra lectura. A ella la compraron.

Más allá de las informaciones generales y esporádicas, a decir verdad, no me interesé mucho por este caso. Vivimos en un país repleto de víctimas. Como periodista y defensor de derechos humanos he tratado de hacerle seguimiento a casos con lo que de alguna manera tengo relación previa, bien porque conozca a las víctimas, bien porque la naturaleza de los sucesos esté relacionada con mi campo de acción, que es la libertad de expresión e información.

La invitación generosa que me hizo la editorial de Sergio Dahbar, recientemente, me llevó a la lectura del libro “Afiuni. La presa del comandante”, escrito por el periodista Francisco Olivares. La editorial está promoviendo discusiones entre autores y lectores. El catálogo de la editorial ha ido formando un mirada crítica al momento venezolano, a este particular episodio de la vida nacional signado por los abusos del poder, por el saqueo de la nación, por la existencia de víctimas en el sentido cabal de éste término.

El libro de Olivares terminó siendo muy revelador. Hila la historia no sólo de Afiuni, sino que también nos acerca a la historia personal de Cedeño. En primer término debo aclarar, y el libro nos refleja esto, que no hubo un beneficio económico para Afiuni al momento de dictar la decisión que puso en libertad a Cedeño. Ella, por cierto, siguió recomendaciones en ese momento de un grupo de trabajo especializado en detenciones arbitrarias de la ONU.

Fue tan imposible demostrar que efectivamente la jueza había sido comprada por el exbanquero, que el chavismo apeló a uno de sus exabruptos jurídicos, se le condenó por “corrupción espiritual”.

El libro deja en claro al menos tres cosas. A Afiuni la condenó el propio Hugo Chávez, por lo que el sistema judicial lo que ha hecho, en todo este tiempo, es construir maromas a las que califica como sentencias o procesos con el fin de justificar las restricciones que pesan sobre la jueza.

En segundo término, no existe una política carcelaria exitosa en Venezuela. El relato de las condiciones de detención de Afiuni en el INOF de Los Teques ratifica lo que vienen siendo las denuncias de la sociedad civil. Los centros de detención constituyen un submundo en donde el Estado venezolano no ejerce poder ni control. La jueza no sólo ha estado privada de libertad, sino que mientras estuvo recluida fue víctimas de abusos de diverso tipo, teniendo esto una afectación severa de su propia salud.

Un tercer aspecto tiene que ver con la propia entereza de Afiuni. Se dice rápido, pero durante más de una década esta mujer ha soportado de forma estoica. Fue el poder presidencial en su contra, ha sido todo el sistema judicial presto para refrendar lo señalado por el chavismo, y además el sistema carcelario castigándole por partida doble, quitándole su libertad y tratando de mellar su dignidad humana.

Termino de leer y definitivamente Afiuni es un símbolo, uno silencioso, pero sin duda muy poderoso. Es la historia de una mujer que no ha sido doblegada.

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