Opinión

Estrategias para liberarte de la frustración en el trabajo

El coach ofrece tres estrategias que ayudarán a mitigar la frustración en los empleados jóvenes y veteranos

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Composición de imagen: Yiseld Yemiñany / Fotos: Pexels

Aunque las estrategias contra la frustración que compartiremos en este artículo son aplicables al universo de trabajadores, principalmente, son muy beneficiosas para jóvenes profesionales.

Obviamente, los primeros, acumulan años de experiencias que se convierten en una amplia gama de aprendizajes que les permite enfrentar las consecuencias en la ejecución de tareas y responsabilidades asumidas. Los jóvenes, en cambio, sin importar su capacidad técnica, deben adecuarse a innumerables situaciones nuevas que generan en ellos inseguridades, con la consecuente afectación en su rendimiento en el trabajo.

Situaciones como recibir una amonestación de tu jefe, sentir que no estás preparado para desempeñar eficientemente la tarea que te han asignado y, por qué no, sentirte incómodo en el equipo de trabajo donde has sido asignado, son argumentos suficientes generadores de estrés que inciden en la renuncia de personal.

Foto de Andrea Piacquadio / Pexels

Está claro que, ante ese panorama, la responsabilidad del liderazgo en detectar y asumir las riendas para mejorar el rendimiento del personal “frustrado” es prioridad número uno. Sin embargo, en mi opinión, la mayor responsabilidad por rescatar la tranquilidad y mitigar la frustración es plena responsabilidad de cada actor laboral.

Esto último sería el gran primer paso. No solo porque se asume la responsabilidad de cambiar lo que haya que cambiar, sino que de plano colocas el valor de la actitud como norte para asumir nuevos retos.

Estrategias contra la frustración laboral

Entonces, ¿qué estrategias son recomendables para evitar la frustración en el trabajo?

Basado en el resumen del libro “Free yourself from shame at work” –cuya autora es Jenny Taitz– te resumo las tres principales:

Identificar lo que puedas aprender de cualquier situación. Cuando nos sentimos frustrados, de forma natural responsabilizamos a nuestro empleador como el principal responsable de lo que nos pasa.

No obstante, la estrategia recomendable es que cuando te sientas frustrado lo tomes como un indicador de que necesitas ajustar o cambiar la forma en que haces tu trabajo, como lo encaras, como te relacionas.

frustración
El trabajador debe identificar qué depende de él. Foto de Andrea Piacquadio / Pexels

En definitiva, analizar las causas de esa frustración, radicar el aprendizaje y trabajar en los asuntos que te harán mejorar el rendimiento y el sentimiento de frustración.

Lleva un registro de los momentos que te generan frustración. Este paso puede resultarte tedioso, pero es muy potente para enderezar las cargas y asumir posturas que te ayuden a mejorar y avanzar.

Generalmente, por el sube y baja de nuestras actividades diarias, tendemos a olvidar las principales causas que nos generan frustración. Por ello, no hay mejor forma de plantarnos ante ese sentimiento perverso. ¿qué hacer con esa lista?

Lo elemental es separar los elementos bajo tu responsabilidad –lo que puedas controlar para mejorar– e inocular en ti mismo, la actitud y palabras que te permitan colocarte en un podio mental de resolver problemas.

Apóyate en relaciones sanas. Las relaciones interpersonales, como estrategia, siempre son un elemento estabilizador de las emociones en el trabajo.

Aquí no hay mayor secreto, simplemente abrirte y compartir con tus pares y superiores aquellos asuntos que te perturban y te impiden avanzar. Invítalos a que compartan contigo sus experiencias y las acciones que realizaron para superar los inconvenientes.


Foto de Jopwell / Pexels

Las estrategias anteriores son acciones muy simples que pueden conllevar grandes resultados y cambios. Lo ideal es desarrollar y documentar tu autoconocimiento para avanzar; así como, ser flexible con tus próximas metas.

Lo importante es hacerte cargo de la sensación de frustración y liberarte de la comodidad que resulta endilgar a otro tus propios errores.

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