Opinión

Navidad política en Venezuela: un perrito, hora loca en zoom y la orfandad de los ciudadanos

Un mensaje con un cachorro parlanchín y estética de celebración mayamera, en un gobierno que se hace llamar revolucionario. Al mismo tiempo, la oposición hace una reunión por zoom para festejar su propia desgracia. Bienvenidos a la Navidad política en Venezuela

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Si comprender la realidad económica de Venezuela es complejo, lo es mucho más la política. Sobre todo para los que vivimos afuera del país. Antes de Navidad, esa fecha que inicia el fin de la celebración en diciembre, en las redes sociales fuimos testigos de dos hechos que bien podrían definir el balance del poder en el país: el mensaje navideño de Nicolás Maduro, presidente en ejercicio aunque cueste aceptarlo; y la implosión -una más de miles- de la oposición, al menos esa que llamamos «democrática».

El 21 de diciembre, Maduro escribió en su cuenta de Twitter: «A Cilita y a mi nos complace compartirle al pueblo venezolano, el mensaje navideño 2022». El video lo puedes ver a continuación:

Lo que llama la atención de este mensaje, al principio, no es que tengamos a un perrito parlanchín que sale de una caja de regalos. Ya por ahí los defensores de los derechos de los animales podrían pegar el grito en el techo por el estrés que sufren los cachorritos cuando son encerrados, privados de la luz y no se pueden mover. No. Lo que realmente sorprende es la estética gringa del audiovisual.

Si bien la factura corresponde al cliché del recorrido por todos los paisajes venezolanos, del frío merideño al calor de la costa por ejemplo, al inicio vemos osos polares, pingüinos y niños con las típicas pijamas que han inundado nuestro Instagram después de las olas migratorias. Gracias a estas pijamas nos hemos enterado de que muchos amigos revolucionarios prefirieron seguir militando en el socialismo desde Fort Lauderdale.

Estética aparte, es bastante obvio que el chavismo se ha gastado una buena plata en esta promoción. Y tienen razones para celebrar: el Imperio liberó a los sobrinos de Cilia, el socialismo reina en Suramérica, Gustavo Petro por medio de Armando Benedetti es el BFF de Maduro y Estados Unidos -con beneplácito de cierta oposición- empieza a relajar las sanciones. El futuro parece brillante para Cilita, Maduro y su perrito.

Un día después del mensaje revolucionario de Maduro, la oposición dio indicios de cómo va a cerrar el año: hundida. Probablemente estamos viendo en tiempo real el mayor desastre estratégico de una organización política en la historia. Una imagen resume el entuerto: un diputado, en una discusión en teoría trascendente -la continuidad no del interinato de Juan Guaidó- desaparece y le suplanta el hombre invisible.

Para la muchachada que sigue en la octavita de la celebración por el triunfo de Argentina en Qatar, los ponemos al tanto: una mayoría opositora promueve la eliminación de la figura del «gobierno interino» que preside Guaidó y que es apoyada por más de 50 países, desde hace cuatro años.

La Asamblea Nacional, elegida en 2015, pero sin ningún peso en la realidad diaria del venezolano, hizo la primera de dos votaciones por medio de sesiones virtuales sobre el «estatuto» que rige la figura. La propuesta para eliminar el cargo de Guaidó recibió 72 votos. La opción de extenderla un año más a partir del 5 de enero, consiguió 23. Nueve «diputados» se abstuvieron. Una segunda votación se realizará la semana que viene.

Olivares apareció después, también en Twitter- porque todo lo de la oposición sucede en el metaverso- asegurando que la culpa la tiene internet:

La desconexión

Quedó bastante claro que si ya en la vida diaria de los ciudadanos el gobierno de Guaidó es tan ficticio como el perro que habla en el mensaje de Maduro, estas últimas acciones han terminado de sepultarlo. Prácticamente, el joven opositor es como las Águilas del Zulia en la LVBP, sigue ahí jugando pero a nadie le importa.

Lo explica muy bien Capriles Radonsky en una de sus tantas alocuciones: «El gobierno de Maduro tiene el poder. Estos no toman decisiones: no manejan la economía, la educación, la salud, la vivienda. El gobierno interino se convirtió en el modus vivendi de un grupo».

El tema es que en esta liga, Capriles tampoco tiene mucho que aportar, al menos en este momento, algo así como Lautaro Martínez durante el Mundial. Habrá que ver si en algún momento tiene la opción de patear algún penal importante.

Sin embargo, tal vez lo que mejor resume a esta hora loca que está viviendo la oposición, vía zoom, es lo que el periodista Víctor Amaya pudo captar: la joda en el caos que representa el diputado indígena Virgilo Ferrer

«Así somos» es un lema que suele repetirse cuando analizamos la facilidad del venezolano para, en medio de cualquier crisis, relajar la gravedad del asunto. Esto viene de la mano con una práctica que el chavismo impulsó: la igualdad, la igualdad en el sentido cabrujeano.

«Nosotros entendemos por igualdad ese formidable rasero donde a todos nos hace el traje el mismo sastre, donde lo importante es que no me vengas con cuentos, no te las des “de”, porque si te las das “de” yo te desmantelo, yo acabo contigo, yo digo la verdad, yo revelo quién eres tú en el fondo, qué clase de pillín o de sinvergüenzón eres tú, para que no te me vayas demasiado alto, para que no te me vuelvas predominante y espectacular», decía José Ignacio Cabrujas en una de sus últimas entrevistas.

Eso es lo que ha sucedido con Guaidó. Sin importar que su figura haya servido de presión para el gobierno de Maduro y Diosdado Cabello, para muchos de sus colegas se las dio «de» y le llegó su momento.

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