Opinión

¿Cómo interpretar la cifra de inscritos en el exterior para votar en la elección primaria?

Alrededor de unos 400 mil venezolanos en total, entre inscritos y en proceso de validación, han decidido de forma voluntaria registrarse en la plataforma. ¿Un éxito o un fracaso? Aquí lo analizamos

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Ha cerrado el plazo oficial para que los venezolanos en el exterior pudiesen registrarse y con ello poder votar en la elección primaria de la oposición, pautada para el 22 de octubre venidero. ¿Cómo deberíamos interpretar la cantidad de algo más de 217 mil inscritos? Se trata de una cifra que podría elevarse, una vez se hagan las revisiones de casos en validación y reclamos, en los días venideros.

En general, más allá de la cifra, considero que cualquier estrategia política que involucre la voluntad del ciudadano y que éste tenga capacidad de manifestarse, ya en sí mismo es un éxito. Así se construyen canales de democracia. Me parece que este hecho cierto, de que alrededor de unos 400 mil venezolanos en total, entre inscritos y en proceso de validación, hayan decidido de forma voluntaria registrarse en una plataforma ante un llamado político es en sí una señal sumamente positiva.

Están fuera del país, sí, bajo las condiciones actuales no podrán participar en las presidenciales, cierto; pero aun así se sintieron convocados y se registraron. Constituye esta una señal de que estamos ante un capital político y social de venezolanos en el exterior que está en construcción. La vinculación con la nación, para los migrantes, se reinventa y este proceso puede darle una conexión a miles de venezolanos con Venezuela. Esto, desde cualquier punto de vista, es ganancia.

Si nos quedamos solamente en los números, cualquier estrategia política democrática que se haga desde Venezuela no puede obviar esta otra cifra. Según las agencias de la ONU, un total de 7,2 millones de venezolanos han sido parte del éxodo masivo que comenzó a registrarse en 2015.

Hacer política, me parece, implicará encontrar canales de diálogo y participación de quienes estando afuera de forma voluntaria deciden involucrarse con las decisiones de adentro. En ese sentido la primaria es un primer ejercicio democrático de esa Venezuela que definitivamente es otra.

Es un error pensar que los más de siete millones de venezolanos en el exterior estaban en capacidad de inscribirse en el proceso. Deben descontarse un porcentaje importante de niños, niñas y adolescentes que son parte de la migración. Algunas estimaciones ubican en cuatro millones la cantidad de venezolanos que estarían en edad de votar y que no residen dentro del país.

Hablamos de un proceso voluntario, entonces tampoco podemos dar por sentado de que todos los que estaban en edad y condiciones de inscribirse lo iban a hacer.

Al ser la primaria un proceso interno, dentro de una facción política, ciertamente no todos los que están fuera se iban a registrar Como tampoco no todos los venezolanos que viven dentro del país irán a votar el venidero 22 de octubre.

Tampoco en Venezuela, al contrario de lo que ocurre por ejemplo en Estados Unidos, hay una fuerte tradición de seleccionar candidatos a través de este tipo de elecciones, y en nuestro caso no es la consulta de un solo partido, sino que se confrontan candidaturas de varios partidos y fuerzas de oposición. De hecho el único precedente, en nuestro país, data de 2012.

No pocos opinadores de Twitter consideran que estamos ante un fracaso. Debe compararse la actitud política electoral de la migración venezolana con otras migraciones, incluso para procesos electorales nacionales, y no como la primaria, que a fin de cuentas es un proceso interno de la oposición.

Sin irnos muy lejos en el tiempo, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Guatemala que tuvo lugar este 25 de junio, encontraremos cifras que nos ayuden a poner en contexto lo que ocurre con la votación de los migrantes.

Dado que Estados Unidos es el principal país de destino de la migración guatemalteca, sólo en ese país se habilitó el voto en el extranjero este 25 de junio. De un total de 1,3 millones de ciudadanos de ese país centroamericano en territorio estadounidense, escasamente 63 mil estaban al día con su registro electoral. Y solamente 734 fueron a votar ese día.

Apenas votó el 1,6 por ciento de los registrados para sufragar, que a su vez representan sólo el 4,84 del total de migrantes guatemaltecos en Estados Unidos. En medio de las tensiones que se viven en el país centroamericano, por otras razones de orden político-electoral, no pocos han puesto el dedo en la llaga, tal es el caso de la agenda de prensa independiente Ocote, al decir que cada voto en EEUU le costó al erario público la bicoca de 8,200 dólares.

Volviendo al proceso en el país. La presencia de esos miles de venezolanos, en muy distintas ciudades y países, el 22 de octubre, tendrá sobre todo un carácter simbólico. Nos pondrá en una dinámica de que será necesaria una nueva forma de hacer política, que también incluya (simbólica y efectivamente) a la migración, sin tener una expectativa de que se movilizará a millones de votos en el exterior.

Una última acotación. Más que prometer en esta campaña, de forma populista, que se logrará el regreso al país de los venezolanos en el exterior, quienes aspiran a conducir democráticamente a Venezuela deberían plantear una estrategia clara y directa de reformas legales, una vez lleguen al poder, para que esos millones de compatriotas se hagan participes de las grandes decisiones, sea –por ejemplo- a través de la elección de diputados de ultramar (como le llaman en algunos países) o la creación de un ministerio para los emigrados, cosa que hacen ya algunas naciones.

Por lo pronto, una primaria exitosa también en el exterior, reforzará en el chavismo el miedo que le tienen a una reapertura oficial del voto de los venezolanos migrantes. Ese debería ser un tema de cualquier mesa de negociación.

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