Opinión

Fortalezas y autocompasión: dos pilares para superar dudas laborales

Al enfocarnos en estas dos poderosas herramientas, podemos no solo superar las dudas, sino también cultivar un sentido de confianza y bienestar en nuestra vida laboral

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Pexels |Composición Yiseld Yemiñany

En el entorno laboral actual, es inevitable enfrentarse a momentos de duda y ansiedad con relación al cumplimiento de las responsabilidades asignadas. Infinidad de veces nos dejamos abrumar por la velocidad y complejidad de los asuntos que se presentan como pendientes, lo que nos induce a cuestionarnos si somos capaces de cumplir con alguna asignación y, en consecuencia, caer en ese estado de estrés y nerviosismo que tanto nos afecta. Sin embargo, en lugar de dejarnos abrumar por estas sensaciones negativas, es crucial reconocer y aprovechar nuestras fortalezas individuales, al mismo tiempo que practicamos la autocompasión. Al enfocarnos en estas dos poderosas herramientas, podemos no solo superar las dudas, sino también cultivar un sentido de confianza y bienestar en nuestra vida laboral.

Empecemos por las mencionadas fortalezas personales. Todos poseemos una serie única de habilidades, conocimientos y cualidades que nos definen como profesionales y personas. Identificar y aprovechar estas fortalezas es fundamental para enfrentar las dudas en el trabajo. Al hacerlo, creamos una base sólida de confianza en nuestras habilidades, lo que puede contrarrestar los sentimientos de inseguridad.

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Las fortalezas adelante

Primero, es esencial realizar un autoanálisis honesto para descubrir nuestras fortalezas. Si esa evaluación la haces conscientemente, te sorprenderás de la lista de cosas de las que eres capaz y que te servirán de base para enfrentar tus proyectos futuros. Si no las tienes tan claras, trabaja en ello y pide comentarios a tus supervisores y pares. Estas pueden variar desde habilidades técnicas y comunicativas hasta habilidades interpersonales y de resolución de problemas. Una vez identificadas, podemos utilizarlas como puntos de apoyo para abordar nuestras responsabilidades laborales con mayor seguridad.

La clave de todo está en que nos centremos en lo que somos buenos y donde sabemos que podemos mejorar. Esto no quiere decir que no trabajemos en las debilidades, pero, definitivamente, en tiempos de apremio, sacar de la lista mental las cosas que nos hacen vulnerables es la mejor opción.

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Foto de Andrea Piacquadio / Pexels

Ser menos autodestructivos

Al mismo tiempo de lo anterior, practicar la autocompasión tiene un lugar estelar cuando se trata de seguir adelante en temas donde las dudas nos asaltan.

La autocompasión es un componente crucial para navegar por momentos de duda y estrés en el trabajo. Se trata de tratarnos con amabilidad, aceptación y comprensión, en lugar de destruirnos con amenazadoras autocríticas. En lugar de castigarnos por no ser perfectos o por cometer errores, debemos recordarnos que somos humanos y merecemos comprensión y apoyo, incluso de nosotros mismos.

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Foto Nicola Barts / Pexels

Esta acción nos permite manejar las dudas con una perspectiva más equilibrada. En lugar de dejarnos llevar por el miedo al fracaso, podemos reconocer que las dudas son normales y forman parte del crecimiento. Practicar la autocompasión nos ayuda a aprender de nuestras experiencias y usarlas como oportunidades para mejorar. En lugar de sentirnos abrumados por las dudas, podemos abordarlas con curiosidad y apertura, lo que a su vez fomenta un ambiente de aprendizaje continuo.

Si integramos estos dos pilares –fortalezas y autocompasión– creamos un enfoque poderoso para superar las complejidades propias del entorno laboral y ponernos en acción lo que, en definitiva, nos permitirá avanzar entre el mar de dudas que se imponen en el cumplimiento de nuestras responsabilidades.

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Foto de Andrea Piacquadio

Al reconocer nuestras fortalezas, cultivamos un sentido de confianza en nuestras capacidades. En cuanto a la práctica de la autocompasión, nos brindamos la oportunidad de aprender y crecer a través de las experiencias desafiantes.

Cuando enfrentemos dudas en el trabajo, recuerda siempre las veces en que las sentiste y como las resolviste; entre otras, apelando a tus fortalezas. Recuerda que los errores pasados no definen tu valía como profesional y que, a través de este enfoque integral, podemos convertir las dudas en oportunidades para demostrar nuestras habilidades y demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de superar cualquier desafío.

En definitiva, las dudas en el cumplimiento de responsabilidades laborales son naturales, pero no deben detenernos. Al aprovechar nuestras fortalezas individuales y practicar la autocompasión, podemos abordarlas con confianza y determinación. Cuando lo hacemos, no solo mejoramos nuestra efectividad en el trabajo, sino que también construimos una relación más saludable y positiva con nosotros mismos.

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