Opinión

La inteligencia artificial y la empatía no son excluyentes

Si se utiliza adecuadamente la IA, es posible mejorar las relaciones y las condiciones de los empleados

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Composición de imagen Cynthia País

La inteligencia artificial (IA) ha emergido como una fuerza transformadora en el mundo laboral, revolucionando la forma en que las organizaciones operan y se relacionan con sus empleados. Si bien ha traído consigo innumerables beneficios en términos de eficiencia y productividad, también ha generado preguntas cruciales sobre su impacto en las relaciones entre los miembros de equipos de trabajo, donde la empatía –esa cualidad humana que desempeña un papel esencial en la creación de climas de trabajo saludables– pareciera perder terreno y generar ese vacío para la necesaria gestión emocional tan fundamental en esta época.

Si bien, sentirnos sustituidos por herramientas inteligentes nos genera a la mayoría de los mortales una real amenaza, soy de los que piensa que, como todo en la vida, el quid para transitar el camino que nos conduce a esta revolución tecnológica pasa por activar nuestra capacidad de adaptación a nuevos eventos. ¡No hay otra!

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Foto Cottonbro Studio

Bajo esta premisa, diría que la inteligencia artificial y la empatía no son necesariamente excluyentes; de hecho, pueden complementarse de manera efectiva para mejorar las relaciones laborales y la productividad.

Claro está que a primera vista todo nos parece desalentador, ¡no es para menos! Uno de los impactos más notorios de la inteligencia artificial en los espacios de trabajo es la despersonalización de las interacciones. Los chatbots y asistentes virtuales, si bien son eficientes, a menudo carecen de la capacidad de comprender y empatizar con las emociones humanas. Cuando los empleados se enfrentan a respuestas frías y automatizadas, pueden sentir que la organización no valora sus preocupaciones y necesidades emocionales.

La inteligencia artificial también puede contribuir a la despersonalización al permitir la comunicación a través de plataformas digitales en lugar de interacciones cara a cara. Esto puede llevar a la falta de conexión emocional y al deterioro de las relaciones interpersonales en el lugar de trabajo.

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Foto negative space / Pexels

Esto supone un gran problema para el cuerpo directivo y los responsables de talento de las organizaciones. Pero no todo está perdido y hay algunas ventanas que permiten mitigar la amenaza que supone esta invasión tecnológica.

¿Cómo equilibrar la inteligencia artificial con la empatía?

Un buen ejemplo sería utilizar la IA de manera estratégica para automatizar tareas repetitivas y administrativas, liberando tiempo y recursos para que los empleados se enfoquen en interacciones más significativas y empáticas.

La inteligencia artificial también puede ser una herramienta valiosa en la identificación de necesidades emocionales de los empleados. Mediante el análisis de datos, puede ayudar a las organizaciones a detectar signos de estrés, agotamiento o insatisfacción entre el personal, permitiendo una intervención temprana y la implementación de políticas de bienestar más efectivas.

La capacitación y el desarrollo personalizado son otros campos donde la inteligencia artificial puede promover la empatía. Al adaptar los programas de capacitación a las necesidades individuales de los empleados, la tecnología puede mostrar un interés genuino en el crecimiento profesional y personal de cada miembro del equipo.

Otro aspecto por considerar se refiere a la automatización de la comunicación. Los chatbots y asistentes virtuales pueden manejar consultas y solicitudes rutinarias, lo que permite que el personal de recursos humanos y los gerentes, se enfoquen en brindar apoyo personalizado y empático a los empleados; es decir, trabajar en las soluciones sin desgastar el tiempo en identificar un diagnóstico que muchas veces lleva mucho tiempo por los propios tropiezos de la condición humana.

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Foto Thisisengineering / Pexels

Por último, las herramientas de IA pueden evaluar el bienestar emocional de los empleados a través del análisis del lenguaje o la retroalimentación de encuestas. Esto permite a las organizaciones identificar signos de estrés o insatisfacción y tomar medidas proactivas para abordarlos.

A pesar de lo que hasta ahora hemos desarrollado, es importante reiterar que la empatía sigue siendo un elemento fundamental en la construcción de ecosistemas de trabajo y no puede ser reemplazada por la IA. Sin embargo, la tecnología, al mejorar la eficiencia y proporcionar datos valiosos, puede complementar el factor humano de gestión emocional y conducir a un entorno laboral más equitativo, eficiente y satisfactorio para todos los colaboradores.

En conclusión, la inteligencia artificial es una fuerza poderosa en la evolución del entorno laboral, pero su impacto en la empatía no debe subestimarse. Si se utiliza con sabiduría y equilibrio, puede potenciar la empatía en el lugar de trabajo al liberar a los empleados de tareas tediosas y permitir una mayor atención a las necesidades emocionales de los trabajadores.

Sin embargo, las organizaciones deben ser conscientes de los riesgos de despersonalización y esforzarse por mantener un equilibrio entre los avances tecnológicos y la empatía. La combinación de IA y empatía puede resultar en climas de trabajo más saludables y satisfactorios, donde los empleados se sientan valorados y respaldados en su desarrollo y bienestar emocional.

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