Enfermos toman la calle para reclamar medicinas, sondas y pañales de adultos
Con la dignidad pisoteada se siente José Luis Hernández. Desde las cinco de la mañana esperaba a las puertas del ministerio de Salud en Caracas a que le entreguen pañales, medicinas y sondas, puesto que tiene el 50 % de su médula lesionada y no controla esfínteres. No esta sólo en su protesta, junto a él un puñado de otros pacientes con diversas patologías gritan sin ser escuchados: "¿Dónde están las medicinas? !Queremos pañales!". La concentración se inició formalmente a las 10:00 de la mañana, pero muchos otros habían llegado en la madrugada. Algunos sufren de cáncer, otros de problemas renales.
Todos tiene en común una última fuerza que los moviliza: la necesidad de respuestas ante la inminente posibilidad de morir sin tratamiento.
Francisco Valencia, director de la ONG Codevida organizó la concentración y habló a nombre de los pacientes. Luego de horas de espera, cerca de las 11:30 de la mañana las autoridades del ministerio anunciaron a Valencia que no los atenderían. Hasta minutos antes habían mantenido viva la expectativa de los manifestantes, con falsas promesas.
En los últimos cinco años Venezuela ha sufrido un profundo colapso económico, una escasez crónica de divisas y una vertical caída de las importaciones. Esto se ha sumado a una serie de hechos de corrupción en organismos de salud del Estado, a la quiebra de los hospitales públicos y a la inutilidad real de los seguros privados de salud.
Según gremios como la Federación Farmacéutica de Venezuela, la escasez de medicinas promedia el 80% y en tratamientos contra el cáncer llega al 90%. Los precios de las medicinas han subido en más de 1.000% anual y en los laboratorios públicos y privados no hay reactivos para diagnósticos.
José Luis Hernández, en el límite de la resistencia, se quitó el pantalón frente a las cámaras de televisión, para mostrar el pañal desechable que tiene que usar diariamente. No puede pagar lo que cuesta un paquete con seis unidades.
«Tengo que lavarlo y usarlo de nuevo», gritaba con rabia el hombre mientras mostraba la sonda conectada a sus genitales. La cuya bolsa para el orine estaba guardada en uno de los bolsillos del pantalón.
«¡¿Qué vaina es esta?! ¿Cómo es posible que me den éste papel para que busque mis medicinas? Esto es una burla. ¡Queremos pañales, sondas, más nada!», Hernández rompía una hoja de cuaderno en la cara de uno de los miembros de seguridad del ministerio ante la indignación y la falta de respuestas.
Un paquete de pañales para adultos de seis unidades puede costar en el mercado entre seis mil y ocho mil bolívares, mientras uno de 20 de las tallas «M» y «L», alcanza hasta los 20 millones.
Un solo paquete vale el equivale a dos meses de trabajo pagados a salario mínimo integral, el que gana un tercio de los trabajadores venezolanos.
A la manifestación de este martes se sumaron los trasplantados y sus familiares, quienes urgieron al gobierno de Nicolás Maduro reanudar los programas de trasplantes de Venezuela, que tienen un año paralizados.
«Van seis personas que han muerto este año por falta de medicamentos», denunció Reymer Villamizar, director de la ONG «Amigos Trasplantados Venezuela», sobre las consecuencias que esta suspensión oficial tiene para centenares de personas.
La semana pasada una treintena de trasplantados se apostó frente al Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS) armados con carteles y pitos para exigir medicinas. Muchos llevaban hasta seis meses sin consumir medicinas y a otros les daban el mismo fármaco cuando no todos pueden consumir la misma medicina, porque cada caso es distintos.
En lo que va de año más de 70 venezolanos han perdido sus trasplantes por falta de medicinas según datos recopilados por Codevida.
No es la primera vez que les niegan pañales a estos pacientes, según Jenmariel Rodríguez de 26 años, madre de una niña paralítica y muda de cuatro años. Acude al ministerio todos los martes, pero desde hace poco más de un mes no le proveen los insumos que necesita para su pequeña. A pesar de sufrir de la cervical carga con su hija para todos lados.
Va al ministerio todas las veces que sea posible, pero consideró como una «burla» que los engañen semana tras semana. Dicha espera provocó que los ánimos se caldearan, y más cuando los funcionarios ministeriales se negaron atender a los manifestantes respondiéndoles que no tienen insumos.
Algunas personas como Elizabeth Salazar permanecerán en su sitio de protestas.
«Luego que esté en un ataúd no podré protestar, así que de aquí no me muevo», dijo.
Esta mujer mantiene una terca protesta que ha trascendido a las redes sociales, donde suelen aparecer sus fotos y videos, en los que muestra un enorme seno carcomido por el cáncer de mama.
A ella le dijeron notificaron que no le podían garantizar los medicamentos para combatir el cáncer con metástasis que padece. Acusó a trabajadores del ministerio de robar el dinero con los que el gobierno debería comprar las medicinas, sin embargo sigue de pie a pesar de los dolores que siente.
«No aguanto pero tengo que luchar por mi vida y la de los míos», dijo a periodistas.
Los manifestantes le pidió a Nicolás Maduro y a su ministro de Salud, Luis López, que den la cara ante una serie de mentiras que atentan contra la vida de miles de pacientes a escala nacional.
El gobierno de Daniel Ortega ha endurecido la legislación y la represión tras las protestas opositoras de 2018. Desde entonces han sido cerradas unas 5.500 oenegés y sus bienes fueron confiscados
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, llamó además a los ciudadanos a mantenerse "vigilantes" a la hora de elegir a sus dirigentes, en un año récord de elecciones en todo el mundo
Una coalición de ONG venezolanas elaboró un acucioso documento sobre los antecedentes y los hechos posteriores a las elecciones presidenciales del 28 de julio referidos a las violaciones a los derechos humanos