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Siglos de fascinación por la Luna en el Met de Nueva York

Una exposición del Museo Metropolitano de Nueva York recorre 400 años de representación de la Luna, con acento en la fotografía, un arte que contribuyó a provocar la fascinación del público por este astro.

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Fotografía: El Español

El Met eligió el momento justo para inaugurar «La musa de Apolo: la Luna en la era de la fotografía», que abre sus puertas este miércoles, a unos días del 50º aniversario del alunizaje del Apolo 11.

Pero aunque el viaje de 1969 es el punto culminante de la exposición, esta se remonta a 1610 y al tratado de astronomía de Galileo, el primero que reprodujo la Luna tras observarla con su telescopio refractor.

«La Luna siempre fue un objeto científico y artístico, de observación e imaginación», explicó la comisaria, Mia Fineman, durante la presentación a la prensa de la exposición que concluye el 22 de septiembre.

Desde los inicios de la fotografía, los pioneros se interesaron por el satélite de la Tierra, y en 1840 el estadounidense John William Draper realizó el primer daguerrotipo detallado del astro.

«La fascinación por la Luna y el desarrollo de la fotografía están ligados desde el comienzo», subrayó el director del Met, Max Hollein, en la presentación de la exposición a la prensa.

Se construyeron telescopios refractarios únicamente con fines fotográficos y la astrofotografía se convirtió en una disciplina en sí misma.

Las imágenes, cada vez mas precisas, comenzaron a circular y a alimentar el aura de la Luna, que ahora podemos ver de cerca.

A inicios del siglo XX, el «Atlas fotográfico de la Luna» de Maurice Loewy y Pierre-Henri Puiseux marcó un hito.

Durante 14 años (1894-1908), los dos hombres documentaron la Luna minuciosamente desde el Observatorio de París, donde se hallaba en la época el telescopio más poderoso del mundo.

Su trabajo, íntegramente reproducido en el Met por primera vez en un museo, fue una referencia hasta los inicios de la conquista del espacio, más de medio siglo después.

A la hora de preparar el viaje a la Luna la fotografía desempeñó también un rol determinante, dijo Mia Fineman.

«Sin ella no hubieran sido capaces de alunizar un módulo. Necesitaban comprender la geografía del astro para encontrar un lugar donde aluzinar», dijo.

Las fotos también alimentaron el imaginario del público y de artistas, novelistas, pintores y poetas. En los albores del cine, Georges Méliès triunfó con «Viaje a la Luna» (1902).

«Es nuestro compañero celeste más cercano», explicó Fineman, «a la vez cercano y lejano, constante y cambiante. Es una paradoja».

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