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Los Samaritanos del padre Vicente: acción y oración para ayudar a los necesitados

En el sureste de Caracas, cerca del hipódromo, el Poliedro, y el nuevo estadio de béisbol, persiste desde hace 30 años la Fundación El Buen Samaritano, impulsada por el padre Vicente Mancini. Esta es la historia de esa congregación y de cómo da su aporte diario para mejorar las cosas en el reino de este mundo.

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Buen Samaritano, y el padre Vicente hacer la diferencia

Hay lugares en Caracas que pueden dejar fascinado al que los visite, que tienen años de fundados y que han dejado grandes aportes para la comunidad que los ha visto crecer. Sitios que tienen una historia, una esencia que vale la pena contar, como la de Los Samaritanos.

En el sector La Rinconada, sur de Caracas, hay mucho más que caballos, apuestas y conciertos, existe una comunidad católica carismática Los Samaritanos o mejor conocida como la fundación “El Buen Samaritano”, que está entre los sectores Divino Niño y Bermúdez.

La comunidad religiosa fue creada hace más de 30 años por el sacerdote de origen italiano Vicente Mancini, el Padre Vicente, como le dicen sus feligreses, quien tiene más de 60 años en Venezuela, a donde llegó a los 18.

La primera vez que vino al país era salesiano, dio clases en los colegios salesianos durante cuatro años, luego regresó a Italia para estudiar Teología, logrando graduarse de sacerdote. Posteriormente, al regresar a Venezuela, estuvo en Oriente con el obispo de Barcelona, Anzoátegui.

Luego fue ubicado por 15 años en un puerto del Orinoco, donde ahorita está la Faja Petrolífera del Orinoco.

Su nuevo rumbo fue Caracas, donde decidió fundar la comunidad religiosa de ayudas sociales en La Rinconada.

Mancini se sintió motivado durante una visita a su hermano en los Ángeles, California.

“Cuando estuve allá vi que los carismáticos de allá formaron una comunidad de servicios, entre ellos retiros. Entonces regresé con esa idea de hacer una comunidad similar aquí, no solo para la parte espiritual sino para los servicios: atender ancianos, niños y personas necesitadas en comedores populares, entonces todo eso se logró”.

En seguida fueron activados el ancianato de mujeres, luego el de hombres y más tarde el hogar de niñas.

Más que ayudas sociales, un lugar para crecer espiritualmente

Al subir unos cuantos escalones, usted puede apreciar los espacios de la comunidad religiosa que es devota al Divino Niño, los edificios para abuelitos, el altar, la capilla, el famoso Jardín de las Cenizas, la bonita vista y la paz que se siente en todo momento.

También hay instalaciones para los retiros espirituales que efectúan mensualmente.

Vicente, hoy de 86 años de edad, especifica que aproximadamente 100 abuelos, entre mujeres y hombres son beneficiados en el lugar; 24 niñas y 700 personas entre las asisten a los retiros y a las misas todos los días a las 3:30 de la tarde.

“Mayormente los feligreses asisten los domingos y martes, porque antes de yo vivir en La Rinconada, estaba residenciado en La California y asistía esos días para la oficiar la santa misa”.

El Jardín de las Cenizas

Para el venezolano en la actualidad es más económico cremar a un familiar que enterrarlo. Debido a eso sucederá en algún momento que algunas personas esparcen las cenizas en un lugar especial, otras las conservan en casa, o están pensando en dónde depositarlas.

Al respecto, hay iglesias que se han organizado para crear espacios para las cenizas, así como en El Buen Samaritano, la diferencia es que el sacerdote Vicente Mancini no cobra una tarifa fuerte, cada quien colabora con lo que puede.

“Recibimos las cenizas todos los días a partir de las tres de la tarde, hora de misa. Nosotros no cobramos tarifas ni por las cenizas, ni por las misas, ni por los bautizos”.

Personas de otras parroquias de Caracas tienen la ceniza de un familiar en los espacios de la comunidad religiosa, en algunos casos llegan de otros estados del país. Todos puede ir por supuesto.

Por ahora, hay dos espacios (cuartos) con el nombre Jardín de las Cenizas, cada uno con cerca de 4.500 recipientes de estos restos, y están construyendo el tercero.

La Capilla

La Capilla fue con la que inició la comunidad carismática Los Samaritanos, es pequeña pero muy significativa, además porque allí son guardadas las hostias (cuerpo de Cristo) para las misas y las que Vicente utiliza para los enfermos.

Después de la Capilla, activaron otros espacios para la misa, que son prácticamente al aire libre. La energía que se siente allí es similar a la del santuario de Betania, ubicado en Cúa, estado Miranda.

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Otros espacios en Caracas para ayudar al necesitado

Vicente Mancini por más de 60 años se ha dedicado a trabajar para el prójimo caraqueño, tanto que sus obras no solamente se ven reflejadas en La Rinconada. Resulta que hay un comedor que en la actualidad está inactivo en PuenteHierro (centro), hay otro en la populosa barriada de Petare, que está funcionando muy bien, los más necesitados asisten allí a mediodía, son atendidas 80 personas diariamente.

Hay una casa hogar de niños con VIH en San Bernardino que ya tiene muchos años. Esos niños van creciendo o alguien se los lleva, o ellos ya mayores de edad deciden qué hacer con sus vidas, hay otra similar en Puente Hierro. Son 10 niños en la actualidad, “cada día son menos gracias a Dios, las personas van aprendiendo, van tomando conciencia” , observa el padre Vicente.

El padre Vicente Mancini: oración y acción. Foto: Cortesía

Además del ancianato de La Rinconada, está el de Mamera (oeste), que funciona en hay una casa colonial. Según el sacerdote, los dueños de ese terreno o de esa antigua hacienda por miedo a que se la invadieran los vecinos de la zona, le llamaron a él a ver si la quería y obviamente aceptó la propuesta. Allí se han construido dos edificios para los ancianos, hay 60 personas que reciben las tres comidas diarias.

¿Qué dice la La comunidad?

Yuli Ramírez, habitante del sector Divino Niño de La Rinconada, cuenta que en la casa hogar de niñas de bajos recursos hay especialistas que se encargan de darle tareas dirigidas y cuentan con un comedor, igual que el ancianato.

También hay un espacio donde una profesora de Fe y Alegría da clases de danzas a las niñas.

Alrededor del santuario, la comunidad ha disfrutado de ferias de comida y de diversos talleres informativos para los habitantes, enfatiza Ramírez.

“Por medio de un enlace con la UNICEF, han sido seleccionadas algunas familias de pocos recursos para darles algún beneficio, ya sea alimentario o educativo para los niños. Hace como seis meses se inauguró un tanque de agua potable, que fue otorgado a través de la UNICEF para la comunidad del sector Divino Niño y ellos (Los Samaritanos), nos prestaron el lugar para colocar los tanques de agua, así que contamos el servicio cada tres días tanto para la comunidad, como para vecinos adyacentes” resaltó Yuli Ramírez.

Cómo sumarse

Finalmente, usted se preguntará ¿cómo se mantiene activo el lugar? Para Vicente, gracias a la Providencia de Dios y a las donaciones que hacen los amigos de la fundación a través del programa “Amigos de los Samaritanos” en el que llenan un papel, un compromiso en el que aportan algo. Y ya cuando esas personas tienen tiempo aportando, les preguntan si pueden aumentar la donación.

Las personas que deseen colaborar pueden ir directamente a La Rinconada, así aprovechan de conocer la comunidad religiosa, apreciar la vista, orar y sentir esa sensación de paz totalmente única.

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