Tecnología

TikTok todo lo tiene, TikTok todo lo da: hasta que la censura nos alcance

Bajo capas de videos de fanáticas de K-Pop, consejos de gurús de salud, criptomonedas y mercadeo, corre una orgía de informaciones en TikTok cuyo alcance apenas comenzamos a entender y que ha tenido alto impacto en la situación actual venezolana tanto para difundir propaganda, como para burlar la censura

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Con más de 1,5 mil millones de usuarios activos en el mundo; TikTok ha logrado en menos de una década un crecimiento importante con base fundamentalmente en una premisa: todo parece estar permitido siempre y cuando consiga su propia audiencia, tarea facilitada por su motor de búsqueda cuya precisión ha hecho que un alto porcentaje de usuarios de la llamada Generación X migre desde Google para conseguir cualquier tipo de contenido.

Al mismo tiempo templo religioso, consultorio médico, salón de clases, rocola, peña deportiva o refugio de paranoicos, TikTok también se ha convertido, con sus más de 11 millones de videos publicados al día según estadísticas de finales de 2023, en un interesante espacio para la política donde debajo de capas de múltiples contenidos hay propaganda, análisis, información y manipulación.

Si a principios del siglo un grupo de documentalistas británicos se quejaban de que “la revolución no será televisada”, en 2024 no solo una sino varias revoluciones son publicadas en TikTok y –por ejemplo- en esta plataforma se sustenta parte del éxito comunicacional de la campaña del actual presidente argentino Javier Milei.

“Los principales instrumentos multiplicadores conscientes del odio y el fascismo, y el intento de dividir entre los venezolanos y de crear fanáticos fascistas que atacaran a la policía, a los militares o al pueblo chavista en sus comunidades, son TikTok e Instagram”, reclamaba el domingo 4 de agosto el presidente Nicolás Maduro en un discurso con motivo del aniversario de la Guardia Nacional, ubicándose en sintonía con la legislación aprobada en abril de 2024 por el congreso estadounidense que obliga a la empresa matriz de TikTok de origen chino a vender la plataforma en medio de temores por la filtración de datos al gigante asiático.

Como TikTok da para todo y para todos, durante la campaña electoral el presidente/candidato utilizó profusamente contenidos específicamente creados para la plataforma como una manera de mostrar un rostro alejado de su figura tradicional, y desde la misma noche del 28 de julio, la ciudadanía utilizó TikTok con publicaciones de fotos, videos y transmisiones en vivo para reportar irregularidades en el proceso electoral y difundir diversos focos de protesta que se fueron desarrollando desde la tensa espera del primer boletín del CNE a los días subsiguientes.

Por un lado, TikTok ha sido repetidamente señalada como un espacio para alentar las acciones de calle. Pero al mismo tiempo, el contenido de TikTok ha venido siendo utilizado por los cuerpos de seguridad del Estado para perseguir a participantes de las protestas y también la red les ha servido para mostrar cómo los persiguen –la famosa “Tun-Tun”- y los obligan a “retractarse” ante la cámara.

Con una libertad de publicación y consumo de contenidos que al mismo tiempo seduce y golpea, empodera y nos deja indefensos, TikTok es hoy mucho más que los bailes y bromas virales que marcaron sus comienzos.

En busca de la audiencia perdida

Es un lunes cualquiera de marzo de 2024 y al abrir TikTok Andy Toala @andytoala, un joven influencer principalmente conocido por sus sketchs humorísticos, aborda al presidente de Venezuela, candidato a la reelección, y le pregunta si es la persona con quien concertó una cita en Tinder. Un irreconocible Maduro, en zapatos deportivos y pantalón y camisa casuales color azul, su indumentaria tradicional en el programa Con Maduro + (@conmaduroms) le responde con una sonrisa que no, como lo han hecho cientos de incautos en los videos cómicos de Toala.

Tras la aclaratoria de la confusión siguen sonrisas y el presidente, como si fuera necesario, se presenta con su nombre. Toala le dice que es un placer y el Maduro continúa el encuentro con otros influencers a quienes convocó para copiar la estrategia de Guillermo Lasso en Ecuador y Rodolfo Hernández en Colombia en elecciones recientes: conectar de una forma diferente con esos nuevos votantes que no están tan pendientes de la ideología sino de challenges o retos virales, los bloopers y el “lado más humano” del poder y quienes luchan por él.

De acuerdo con el asesor político Jaime Durán Barba, conocido por su exitosa campaña para Mauricio Macri en 2016 y asesor de Lasso, TikTok le permitió al banquero ecuatoriano presentarse “como lo que era, un candidato con sentimientos; no era el profeta que sabe todo y predica”. En la segunda vuelta electoral, el hashtag #andresnomientasotravez, dirigido a su oponente Andrés Arauz, se convirtió en un fenómeno viral de la plataforma y luego fue explotado de forma efectiva en discursos y debates por Lasso.

Así como los políticos, los medios tradicionales llevan un par de décadas en la búsqueda de un espacio propio en las plataformas sociales que les permitan utilizar la flexibilidad del contenido multimedia, la inmediatez y el acercamiento a esas audiencias que, según estudios como el Digital News Report, evitan de manera deliberada las noticias y prefieren buscar información en TikTok, Instagram y YouTube, pero con una particularidad: ya la credibilidad no está garantizada para las grandes marcas noticiosas o los periodistas profesionales sino que estos compiten en igualdad —y a veces incluso en desventaja— con creadores de contenido que sin el peso de una línea editorial ni limitaciones legales mezclan la información tradicional con elementos subjetivos que crean experiencias entretenidas y más atractivas, de forma que no sólo ha desplazado a los medios tradicionales (televisión incluida) sino a plataformas más antiguas como Facebook.

TikTok todo lo tiene

Es mediados de diciembre de 2023 y un venezolano promedio desea saber el significado real del referendo en defensa del Esequibo. Hace la búsqueda en TikTok y de repente salen los videos de una joven con lentes. Presiona en alguno de ellos y comienza un espectáculo inusual: mientras la joven, la politóloga Ana Milagros Parra (@amilagrosparra) ofrece una explicación poco menos que académica sobre la consulta popular, este análisis lo alterna con detalles sobre la rutina de maquillaje que está siguiendo (técnicas, marcas de los productos, experiencias anteriores) al mismo tiempo que hace el comentario político.

Se trata de un video GRWM o Get Ready With Me en el que se alterna cualquier tema con rituales de belleza. La fórmula termina por funcionar porque la atención parece nunca separarse ni del maquillaje ni del análisis, lo que aumenta el tiempo de visualización y retención, el objetivo más deseado de los creadores de contenido en TikTok por la forma como estimula la aparición de sus publicaciones en las cuentas de otros usuarios.

Esto revela una de las particularidades de TikTok. En esta plataforma no es tan importante a quién se sigue porque la principal oferta de contenidos no es el tradicional feed que solo incluye a aquellos usuarios a los que estamos suscritos, sino una sección denominada «Para ti», que es la selección del algoritmo de la plataforma con base en las interacciones, el tiempo de visualización, las palabras clave de búsqueda e incluso la preferencia de idioma.

En Venezuela, el encanto de TikTok le ha permitido desplazar a X (antes Twitter) en el top 5 de las redes sociales según estudios de More Consulting y Datincorp con alrededor de un 20% de encuestados que manifestaron usar siempre esta plataforma para informarse. Sin embargo, su principal uso es el comercial, en particular a partir del uso de influencers que utilizan sus publicaciones, desde reseñas a contenidos humorísticos para recomendar productos a su audiencia. Nativos digitales como Alejandro Liendo (@diccionariovenezolano) o Marián Corrales (@marianyyaa) a antiguas celebridades de televisión como Jimena Araya (@arayajimenareal), compiten por el presupuesto de marcas en un rango que abarca del consumo masivo a pequeños emprendimientos.

Lo interesante es que, entremezclada con el contenido comercial, la noticia no se persigue sino que aparece no solo como tema sino en la forma preferida de presentación, con lo que las preocupaciones que había en otras redes acerca de la llamada burbuja de información —solo ver contenidos alineados con nuestro patrones de uso y preferencias— se hace incluso más compleja.

El Informe Anual del Instituto Reuters revela que el porcentaje de personas que utilizan TikTok para recibir noticias ha crecido 13% en general y 23% en personas entre 18 y 24 años y un tercio de los encuestados en todo el mundo ven al menos un video corto a la semana sobre un tema informativo.

Ya no hay jerarquización posible según la credibilidad del contenido: si te gusta, Tiktok te lo va a ofrecer.

Del miedo a las prohibiciones

La arenga del presidente Maduro, cuya aplicación efectiva podría conocerse con el paso de los meses, es solo la más reciente en el camino de TikTok hacia su robusta posición actual. Desde las prohibiciones en 2018 en Indonesia y Bangladés relacionadas según sus gobiernos con la presencia de pornografía e información de apuestas y parte de una amplia política de regulación de Internet en estos temas, a la reciente medida del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que el viernes 2 de agosto presentó una demanda por violaciones a la ley de privacidad infantil, gobiernos y organizaciones sociales en distintas partes del mundo han buscado frenar esta orgía de información.

En 2023 Senegal bloqueó la plataforma tras la detención del líder opositor Ousmane Sonko. Azerbaiyán hizo lo mismo tras sus enfrentamientos con Artsaj. Y la Comisión Europea y el Consejo Europeo prohibieron el uso de la aplicación en dispositivos de trabajo en agencias gubernamentales, aunque el presidente francés Emmanuel Macron expresó su interés en una censura más amplia al citar una influencia negativa en niños y jóvenes.

En un panorama en el que el que la idea de la vocería, posición oficial o los nombres de los medios de comunicación tradicional importan poco al momento de viralizar una información determinada, la línea entre una verdad y cualquier fake new es prácticamente inexistente.

Si a esto le sumamos herramientas de Inteligencia Artificial capaces de imitar cualquier voz o crear avatares de forma humana para transmitir los mensajes, muchas veces usurpando personalidades, es claro que más allá de una urgencia coyuntural en un momento en el que usuarios venezolanos (que se cuenta en más de 12 millones solo los mayores de 18 años) comparten actas electorales y todo tipo de datos sobre la controvertida y todavía en disputa elección del 28 de julio, las precauciones para los usuarios parecen una preocupación legítima porque la desinformación y la polarización forzada pueden traducirse en conflictividad social, sin contar los efectos sobre la salud mental producto del tipo de adicción que genera.

Y aunque parece que no hay ningún tipo de control de parte de la plataforma, vale la pena recordar que hace apenas un par de meses, TikTok anunciaba en un informe la eliminación de más de 600 cuentas por considerar que formaban parte de redes que intencionalmente manipulaban información para usuarios venezolanos, por un lado en relación con el tema del Esequibo y por otro a favor de un político opositor.

Mientras los usuarios de TikTok se multiplican, no es difícil imaginar que en el futuro próximo la plataforma pueda resultar todavía más atractiva. La posibilidad de sumar herramientas más sofisticadas de creación de contenido que incluyan opciones de realidad aumentada, mayor personalización y la creación de formatos para podcasts o livestreams de mayor duración son parte de los caminos obvios de desarrollo.

La amenaza de restricciones, que se ha concretado en el caso de páginas web con contenidos incómodos al gobierno (principalmente con trabajos informativos, de investigación y opinión), no cabe duda que se entronca con la antigua ambición de “hegemonía comunicacional” por la que los gobiernos de la “revolución” han mostrado devoción.

Pero en paralelo a cualquier restricción -que suele saltarse por atajos tecnológicos- la situación de TikTok impone nuevos desafíos en la verificación de la información y también es un recordatorio más de que entre tantos cambios pendientes en la concepción de la educación actual, es imperativo estimular el desarrollo de criterios sólidos para poder sobrevivir a esta avalancha informativa.

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