Viciosidades

I'm a caraqueña in Moscú

Rusia es de los pocos países que no requieren una visa de entrada a los ciudadanos venezolanos. Naturalmente, mi instinto de viajera me impulsó a comprarme un pasaje apenas se me abrió un hueco en el calendario, y es así como acabé yendo a su dinámica capital, Moscú. Razones legales influenciadas por ideologías y, sobretodo por el negocio del gas y petróleo, son algunos de los motivos por los cuales existe una entrada libre entre estos dos países. Rusia es uno de los países más ricos en petróleo que, a diferencia a Venezuela, ha logrado establecer una de las economías más grandes del mundo gracias a este recurso natural.

Texto y fotografías: Mónica Villalobos (@MonicaVillalobo)
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Sin duda alguna, Rusia logró su manejo de una manera eficiente y progresiva, lo cual se evidencia fuertemente en la capital del país. Llegué un domingo por la noche y sí, debo admitir que sentí que todo era un poco “sketchy”, incluyendo mi hostal.

A pesar de estar bien ubicado, se encontraba en el último piso del edificio central del telégrafo, una real pieza histórica y cultural pero bastante silenciosa y hasta un poco tenebrosa por dentro. Además, todos los turistas que se hospedaban ahí eran rusos, y hasta al recepcionista se le dificultó comunicarse bien conmigo en inglés. La mañana siguiente comenzó la real aventura.

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Decidí caminar a cualquier dirección que mi instinto y curiosidad me llevaran. Desde los primeros 9 kilómetros, ya notaba un sentimiento de haber conocido infinitamente, pero luego caí en en cuenta de que cada vez más me faltaba mucho por conocer y explorar.

Tenía entendido que se trataba de una ciudad majestuosa e indescriptible. «Cada esquina que tocas es un gorileo”,  dije en una nota de voz documentando mi asombro. Pero en realidad mis expectativas sobrepasaron lo imaginado; lo que logré contemplar en el corto tiempo que estuve en Moscú es inexplicable en su magnitud. El metro

Creo que lo más impresionante de este viaje fueron todas las idas y perdidas bajo suelo. Simplemente espléndido. Nunca había percibido esa sensación de viajar en el tiempo con tanta elegancia entre lujosos pisos de mármol, pinturas extravagantes, kilométricas escaleras mecánicas e infinitos corredores.

No cabe duda alguna de lo fácil y placentero que es perderse explorando semejante medio de transporte, ya que inconscientemente, terminas bajando en todas las paradas para poder apreciar las peculiaridades de cada estación. Alrededor de 9 millones se trasladan entre más de 200 estaciones construidas hace más de 80 años atrás.

Algunas estaciones son bastante modernas, sobre todo gracias a las recientes renovaciones para los preparativos del Mundial 2018. Sin embargo, señalizaciones en inglés todavía están generalmente ausentes. Por esto, las direcciones pueden ser confusas al principio, aunque no es difícil habituarse a ellas. Basta solo con estar al tanto de a donde vas y a su respectiva señal en ruso. No english signs.

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I don’t speak Russian

El nivel de inglés es de las pocas desventajas de la ciudad. Los venezolanos tendemos a defendernos mucho mejor, a pesar de que esta no sea nuestra lengua materna. No quiero decir que estoy considerando irme a vivir a Rusia, pero… Uno nunca sabe.

Siempre se tienen que tomar todas las opciones en cuenta: Si sale chamba en Moscú, nos vamos pa’ Moscú. Pero en efecto, a la hora de elegir una ciudad nueva donde pasar un buen tiempo de tu vida, la comunicación es una prioridad. Si tu decisión termina siendo irte a un país con un idioma que no conoces,debes considerar que exista alguna manera de comunicarte. Por ejemplo, aunque en Holanda se hable holandés, es muy raro encontrar a alguien que no hable inglés.

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Debo admitir que la comunicación ha sido tan fácil, que después de 3 años viviendo en Holanda, todavía no he aprendido prácticamente nada de holandés. No obstante, Rusia no es el caso. De hecho, es bastante problemático comunicarse con la mayoría de la gente.

Aunque en muchas ocasiones los rusos me recordaron un poco a los franceses que, a pesar de hablar algo de inglés, simplemente no les gusta hacerlo, ellos prefieren decir que no hablan.

Por otra parte, la atención al cliente deja mucho qué desear. Con certeza, en cualquier parte de Europa y hasta en la crisis que vivimos en mi amada Venezuela, te encontrarás con un trato más agradable en general. Pero como turista se sobrevive. Nadie se mete contigo, siempre y cuando tú no te metas con nadie. Más bien, eres un negocio. Así de vez en cuando no les anime mucho la idea de negociar.

Silencio ruidoso

En líneas generales, este viaje fue de los más antisociales que he tenido en mis 21 años. Fue más una escapada cultural, histórica y meditativa. El silencio a veces es lo que hace más ruido. No solo individualmente, sino también el silencio de las personas a tu alrededor.

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Los rusos son buenos expresándose silenciosamente. Tienen una cultura bastante cerrada y difícil de descifrar. Mucho menos familiar que cualquier país que he visitado.

El único parecido que encontré con las calles venezolanas fue un sentimiento de arrechera. Una sensación de decepción e insatisfecho a tu calidad de vida y oposición al sistema. La gente no sonríe en la calles. No se usa tanto la palabra “gracias”. Sin embargo, los rusos son  más nacionalistas, creyentes del poder nacional y fieles a sus valores y creencias antes de defender a cualquier otra. Asimismo, los percibí poco optimistas sobre los beneficios que trae la diversidad de culturas, nacionalidades y perspectivas de vida.

Religión Compleja e interesante. “Muy trancada y muy cabilla” dije en una nota de voz. No sé por qué, pero en Venezuela nunca me enseñaron que el cristianismo tiene tan distintas manifestaciones.

Los rusos sin duda tienen una de las más majestuosas prácticas que he visto. A pesar de que el poder de la iglesia cristiana ortodoxa ha decaído desde que colapsó la Unión Soviética, más de mitad de la población rusa todavía se identifican como cristianos ortodoxos. Sus fuertes creencias se ven reflejadas en la construcción de las iglesias más exorbitantes que he visitado en el mundo. Con techos altísimos llenos de colores vibrantes que hablan por sí solos. A pesar de tener relativamente poco conocimiento en cuanto a sus creencias y prácticas, indudablemente, la mayoría de la población es creyente y practicante.

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Te estamos viendo

En comparación con Europa, la gente está mucho más vigilada y más controlada. Exite un sinfín de reglas poco comunes, pero que afectan la vida cotidiana de todos. Por ejemplo, a partir de las 11:00 pm no puedes hacer ruido dentro de los límites en el centro de Moscú. Además, es demencial la cantidad de pacos y militares rondando por ahí, caminando en busca de todo y de nada al mismo tiempo.

Detector de metales en todas las tiendas, centros comerciales, sitios turísticos y en absolutamente todas las estaciones de metro. Cámaras en todas las esquinas, siempre te sientes vigilado. La privacidad y seguridad de todos los ciudadanos es una prioridad fundamental en la capital del país; pero ¿Será esta firme supervisión el reflejo de la dominación política, o tan solo una táctica para mejorar la seguridad del país? En general, Moscú es una ciudad que respira un aire masivo y majestuoso.

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Como en casi cualquier ciudad cosmopolita, hay una explosión cultural que vale la pena explorar y conocer. Indiscutiblemente, Rusia es un país que inspira mucha curiosidad, tanto por su historia, como por su belleza arquitectónica e industrial. A pesar de solo haber estado cinco días en la capital, es difícil describir lo mucho que vi, sentí y aprendí.

Спасибо за все, Москва (Gracias por todo, Moscú).

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