Ella no está saliendo con otro. Tampoco te dice mentiras porque se fue con el vecino. No, que va. Aunque no lo quieras creer y al borde de una crisis humanitaria sin precedentes, es posible que esa bella dama que tienes a tu lado sea en realidad una bachaquera encubierta. Cuidado. A propósito de los drones que van a combatir "el bachaqueo" aquí te pasamos una guía de reconocimiento menos tecnológica
1. No va a la playa pero siempre está bronceada
Higuerote, Chirimena, La Punta, Choroní, Adicora, Guacuco no son prioridad en su apretada agenda. Levanta sospechas que ni siquiera sepa nadar en un jacuzzi pequeño, pero eso sí, detiene el tráfico cuando cruza la calle con esa impronta de surfista patrocinada.
Sin importar raza o abolengo, la tesitura de su piel es una verdadera burla a las máquinas de bronceado más sofisticadas. La tonificación de su epidermis solo es posible con un riguroso método de exposición diaria a los rayos UV sin lociones de ningún tipo.
2. Solo te maneja dinero en efectivo
Se les ha visto pagando vehículos, pasajes y hasta pequeñas propiedades con grandes fajos de billetes. Manejan moneda local e internacional, preferiblemente dólares y euros, los cuales marcan con un sellito húmedo con el logo de la marca de zapatos “nike”. No tienen historial bancario, son dueñas de al menos 4 números distintos de RIF y generalmente tienen una tía “gestora”.
3. Se sabe el día por cédula de memoria
No importa si es venezolano o extranjero, si es Bicentenario o Luvebras, la bachaquera genuina te conoce todas las letras del alfabeto y su número de terminal de cédula correspondiente. Incluso sabe atribuirle cualidades a cada día: “el lunes es de mala suerte porque todavía no ha llegado nada…” y cosas por el estilo. “Fulanita se pegó la lotería…le toca los jueves…”.
4. “Me dijeron en la calle” es su única fuente de información
No lee periódico ni revisa internet pero se da por enterada del flujo noticioso diario, con detalles y precisión de reportera. Sin embargo, nunca cita los canales regulares de información sino que maneja los pormenores con testimonios de primera mano. Por alguna extraña razón sabe cuáles son los productos que van a llegar a los mercados públicos o privados con 24 horas de antelación.
5. Siempre está perfumada
No importa si no hay desodorante desde hace meses, ella siempre huele a notas de jazmín y evocaciones de canela. Igualmente, mantiene intacta su línea de cuidado personal con los últimos tintes de cabello, toda la variedad en esmaltes para uñas y lápices de maquillaje.
Es la envidia de sus amigas y marca la diferencia en cualquier reunión social. Las delicias de la vida del “bachaquero”, que llaman.
6. Nunca sabes dónde está metida
En horarios extraños y fuera de la dinámica laboral. Es imposible que atienda el teléfono entre las 3 de la mañana y las primeras horas del mediodía. Solo manda “caritas” cada 2 horas y toma largas siestas hasta las 8 de la noche. Cada vez que se le dispara una llamada por error, se escucha un extraño alboroto de voces de personas gritando y niños llorando. Nunca se entiende nada.
7. Todo le parece “sabroso”
Por alguna razón desconocida es su adjetivo calificativo predilecto. Comer sabroso, ir al cine sabroso, bañarse sabroso… y también las desgracias cotidianas: me robaron sabroso, me caí al suelo en la calle sabroso, un motorizado me rompió el retrovisor sabroso. Ella es la versión femenina del diablo de la salsa Oscar D’León: ¡Sabroso!
Las comediantes Ale Otero y Clara Ulrich presentan su show "Mal Dormidas" el jueves 23 de mayo en el Centro Cultural Chacao
Eugenia y Santiago fundaron la imaginaria ciudad Villa Ladilla para todos sus fanáticos y ya la han trasladado a Miami, Madrid y a Caracas. Apadrinados por Escuela De Nada, Ni Me Ladilles es hoy uno de los podcasts más escuchados y queridos de Venezuela
Comediante, locutora, actriz de teatro e impro, Poly Díaz encontró en México lo que quiere hacer hasta que el cuerpo aguante: stand-up. Y ya está viendo los frutos de su trabajo. Aquí hablamos sobre su show "Romántica", con el que tiene gira en España, sobre su público, la comedia y hasta deslizó una que otra confesión
