Venezuela

¿Está Venezuela preparada para asumir el Consejo de Seguridad de la ONU?

Es inevitable preguntarse si el gobierno venezolano cumple con los requisitos para presidir un Consejo cuyo principal objetivo es mantener la paz y la seguridad internacional.

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A partir de este lunes 1 de febrero Venezuela asumió por primera vez bajo la administración chavista la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Con este cargo, el país deberá presidir a través de su representante permanente en la organización, Rafael Ramírez,  las actividades que se desarrollen en el seno de ese órgano por el periodo de un mes.

El internacionalista Luis Daniel Álvarez recalca que el Consejo de Seguridad, como organismo encargado de mantener la paz y seguridad entre las naciones, tiene un gran rol de debate y de moderador. La capacidad de negociación, el manejo de idiomas y de protocolo son requisitos aunque no obligatorios, de gran relevancia para poder incidir en las temáticas discutidas.

El artículo 23.1 de la Carta de las Naciones Unidas establece que, al elegir miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, la Asamblea tendría en cuenta consideraciones como: la contribución del país candidato al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, la contribución a los demás propósitos de la organización y la preservación de  una distribución geográfica equitativa, precisamente para asegurar que el país elegido se desempeñe de manera constructiva y eficiente.

Aunque como señala  el ex embajador de Venezuela ante la ONU en su página personal, Adolfo R. Taylhardat, estos son puntos que “implican valoraciones subjetivas por parte de los Estados”, es inevitable preguntarse si el gobierno venezolano cumple con los requisitos, ya que algunas decisiones y posturas políticas tomadas por el país en la ONU se contradicen con el propósito de la misma.

Ejemplo de esto es el apoyo público del gobierno a temas tan controversiales para la paz de las naciones como el programa de desarrollo nuclear de Corea del Norte, cuya intención es producir y ensayar misiles capaces de transportar armas nucleares, y su posición a favor de Hezbolá en la crisis que enfrentó a Israel con la organización terrorista.

Entonces, ¿por qué Venezuela preside hoy en día la Presidencia rotativa del Consejo de Seguridad de la ONU?

Pues la resolución de que un país presida este Consejo se da esencialmente gracias a unos principios de distribución geográfica equitativas por los que se rige el organismo.

En el Consejo se distribuyen los diez puestos  no permanentes a las diferentes regiones en función de la cantidad de países que integra el correspondiente grupo regional. A la región de  América Latina y el Caribe le corresponden dos puestos; estos están ocupados por Perú y ahora por Venezuela, que ocupó la vacante que dejó Argentina desde el 31 de diciembre. El “reemplazo” de este cargo debe ser llenado por otra subregión en consenso con el principio de distribución geográfica equitativa.

Es por esto que el internacionalista Edmundo Gonzáles Urrutia señala que la elección de Venezuela no se dio gracias a sus méritos o logros en cuanto al mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, sino más bien “es una representación regional que recayó en el país porque no había ningún otro candidato”.

Es importante recalcar que el hecho de que Venezuela asuma esta responsabilidad no implica que pueda interferir o cambiar la dinámica del órgano adjunto a la ONU. Gonzáles coincide en que la actuación del país tendría que ser acorde a las resoluciones y acuerdos aprobados en el Consejo de acuerdo a tópicos como los derechos humanos y la libertad de expresión.

Rafael Ramírez, ¿un embajador preparado?

Venezuela no se representa sola,  todo miembro del Consejo debe tener una voz que legisle en su nombre, y esa voz es la del Embajador de nuestro país ante la ONU, Rafael Ramírez, quien es investigado por los Estados Unidos por un presunto soborno de más de mil millones de dólares que habría ocurrido en la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA) mientras este estuvo a su cargo.

Como moderador de los debates que se llevarán a cabo en este espacio, Ramírez debe seguir una agenda preestablecida dentro del procedimiento regular del funcionamiento del Consejo. Pero más allá de esto debe contar con una preparación de la cual, para el internacionalista Luis Álvarez, carece. “Ninguna de las personas del alto equipo que tiene allí Venezuela son diplomáticos de carrera, no poseen el manejo protocolar ni de los idiomas para poder tratar de incidir”.

En la opinión del especialista, la capacidad del país para hacer una diferencia es desalentadora. Es probable que Venezuela pase por debajo de la mesa como un país más que ocupó la Presidencia rotativa del Consejo.

La fórmula Arria

El Consejo de Seguridad  está integrado por quince miembros: cinco permanentes: China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la Federación Rusa, y diez no permanentes.

Cada año se efectúa la elección de 5 de los diez miembros no-permanentes del Consejo de Seguridad para un término de dos años.

En octubre de 2014, Venezuela ingresó como miembro no permanente al Consejo de Seguridad de la ONU con 181 votos a favor. 

Venezuela ha formado parte del Consejo de Seguridad en cuatro períodos distintos desde su creación, el primero en los años 1962 y 1963 y el último entre 1992 y 1993.

En el último periodo Diego Arria, a quien le tocó presidir el Consejo de Seguridad  se convirtió en una figura determinante al momento de tratar el tema de los derechos humanos. Arria creó un mecanismo que permitió a representantes y organizaciones no gubernamentales, así como a los jefes de Estado de países que no forman parte en el Consejo de Seguridad de la ONU, comunicar sus posiciones a los miembros de esa exclusiva instancia mundial. Aquella iniciativa que en principio sirvió para abordar la crisis de la extinta Yugoslavia y que dio voz al presidente de Bosnia-Herzegovina, Alija Izetbegovic, quedó para la historia como la «fórmula Arria».

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