Venezuela

Lo que se escucha en una visita al Cuartel 4F

Las visitas guiadas al sarcófago de Chávez y sus alrededores se efectúan de martes a domingo desde las 9:00 am hasta las 4:00 pm, antes del cañonazo. Se expone el pocillo en el que tomaba café, sus marcadores resaltadores y una Virgen del Luján donada por Cristina 

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Detrás de un cristal se exhibe un mapa de Suramérica garabateado con rayas rojas y la palabra Sucre, una goma Nata, un sacapuntas, un sacagrapas, dos marcadores de punta fina, una reglita y una latica con resaltadores y bolígrafos. Todo eso lo podríamos comprar en Las Novedades y tenerlo en nuestro cubículo de oficina sin que revista la mayor importancia, pero estos son diferentes: los usaba Hugo Chávez (1954-2013) durante las grabaciones de Aló, Presidente.

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“Estamos haciendo un museo. Pero no tenía muchas cosas. Vean lo humilde del comandante, lo sencillo que era: una reglita toda mellada, una tijerita de las más baratas”,explica la guía, una miliciana llamada Gladys. Al lado, también detrás de otro cristal, un pocillo de café. En la misma sala, sellada al vacío, una boina roja: la original. “¿Ustedes creen que otro presidente iba a tomar café en un pocillo de estos? ¡No, señor! Sería de porcelana o de plata. Él era así: un hombre de pueblo, de campo. Este es el reflejo de Chávez”, enfatiza la mujer de edad madura profusamente embadurnada de maquillaje y en uniforme caqui.

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Los (presuntos) restos de los hombres humildes y sencillos generalmente no se exhiben en lo que parece un castillo de Fisher Price a escala natural, donde cada dos horas, junto a un sarcófago, se efectúa una ceremonia tipo palacio de Buckingham de cambio de guardia de cuatro húsares. Se sobreentiende que algunos hombres humildes y sencillos aceptan seguir haciendo estos sacrificios incluso después de muertos.  

La vueltica al sarcófago

De martes a domingo, de 9:00 de la mañana a 4:00 de la tarde (justo antes del cañonazo de salva de las 4:25 nuestro de cada día), se efectúan visitas guiadas al Cuartel de la Montaña 4F en el 23 de Enero. Al lado mismo del también conocido como Museo Histórico Militar, bajo el sol calcinador y cerca de una antorcha encendida para la eternidad (o hasta que haya cambio de gobierno), otro símbolo de los tiempos: una cola larguísima de vecinos que esperan indefinidamente para comprar lo que haya en un Mercal.

Hay permiso para tomar fotos, excepto en el momento en que se autoriza el clímax: una apuradísima circunvalación alrededor del sarcófago (en el que, como en el Mercal, no habría nada, según las teorías conspirativas de más o menos el mismo grupo demográfico que pide mostrar la partida de nacimiento de Maduro). Se prohíbe toda grabación de video.

“Cuando Chávez dijo que Chávez somos todos, quiso decir que todos somos Chávez. Los venezolanos somos todos chavistas, zamoranos y fidelianos. Que el mundo no se equivoque con nosotros”, diserta la miliciana de turno antes de destacar la vocación pacifista expresada en el bosque de las banderas: un patio donde están representadas las naciones que integran organizaciones como Unasur, Celac o Alba, pero no la OEA, zape.

A lo largo del recorrido, en su lenguaje de a locha, la mujer en uniforme expone su versión de la historia ante los visitantes: “Antes los ministros eran nombrados a dedo. Ahora todos los cargos son por elección popular” (sic). ¿A los venezolanos nos empezaron a conocer en el mundo gracias a quién? A Chávez (sic). Chávez fue el primero que propuso la integración americana”(sic). “El 4 de febrero, Chávez asumió su responsabilidad, no como los que de la derecha que están presos ahora, que se la pasan quejándose” (resic).

Acerca de acontecimientos más recientes: “Hemos ganado todas las elecciones, excepto esta última que no sabemos todavía cómo la perdimos. ¿Alguno de ustedes sabe aquí como se llama el último libro que escribió el comandante? ¿Nadie? Bueno, ese libro se llama Golpe de Timón, búsquenlo, multiplíquenlo. Ahora los libros son gratis, no como antes que para leer uno teníamos que comprarlo. El comandante dijo que había que transferir el poder al pueblo y no le hicimos caso. Dijo que había que hacer gallineros verticales y jardines organopónicos, no le hicimos caso y ahora estamos sufriendo las consecuencias”.

Un espíritu de luz

Se hace el cambio de guardia: es impresionante, pero al mismo tiempo fútil. Todos nos vamos a morir y de nada sirve que nos custodien cuatro hombrecitos con guantes de primera comunión las 24 horas. Los soldaditos criollos de plomo exclaman consignas en el mismo tono contranatural e inentendible con el que se grita “a discreción” en un desfile en Los Próceres. A duras penas se decodifican algunas frases inconexas: “Entregoooó hasta el último aliento”. “Seguiremos teniendo patriaaaa”.

Hacia donde se supone que apuntan los pies de lo que yace dentro del sarcófago, dos cuadros de grandes dimensiones del artista popular Andrés Guevara, más bien versiones pintadas de fotografías del Chávez flaco de 1992 y el Chávez abultado de 2012. El comandante no tuvo la oportunidad en vida de disfrutar estas pinturas. Se iban a develar el 4 de febrero de 2013 pero el comandante nunca llegó. Por eso se sitúan al frente de donde él está”, se indica a los mirones, que hacen el ejercicio de imaginar que un muerto boca arriba es capaz de ver un cuadro a través de una lápida.

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Tras esa pared, una capilla repleta de imágenes marianas, entre ellas una virgen del Luján donada por la (ex) presidenta Cristina Kirchner: qué broma con el reacomodo de la derecha. La miliciana-guía sugiere un minuto de silencio para que todos los visitantes hagan sus peticiones, antes de darle la breve vuelta al sarcófago. La mujer asegura, ya en tono más distendido: “Aquí han venido personas en sillas de ruedas que salen de aquí caminando. Yo no tengo duda en llamarlo así: Chávez es un espíritu de luz. ¿Ustedes no se han fijado que, cada vez que pasa algo que tenga que ver con el comandante, llueve? Es una bendición que viene del cielo. Él siempre está pendiente de lo que está pasando aquí. Espiritualmente está en todos nosotros”. En su versión del siglo XXI, el socialismo ateo, materialista y científico es mágico. También confía en que la economía se reactivará repitiendo: sí se puede.

Esculpido en mármol, un fragmento de la última alocución de Chávez en cadena nacional el 8 de diciembre de 2012 ciertamente desprende un tono profético: “No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño en la restauración del capitalismo. La respuesta de todos los patriotas es: lucha, unidad, batalla y victoria”, lee trabajosamente en voz alta la miliciana. ¿Qué se habrá creído esa mayoría circunstancial?

La visita dura alrededor de media hora y la señora Gladys se despide pidiéndonos que le demos un besito en el cachete. Estamos todos cordialmente invitados para el día de la siembra (5 de marzo) y la próxima apertura de una nueva sala del museo, aunque este hombre dejó muy pocas cosas.

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