Opinión

El 28, el 28, el 28... Así es cómo el chavismo regresa simbólicamente a Chávez

El chavismo eligió el día de nacimiento de Hugo Chávez para hacer las elecciones presidenciales y muchas preguntas quedan al aire: ¿es una manera de conectar con los auténticos chavistas? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Qué esperar de los próximos días? Aquí se analiza la situación

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En el imaginario colectivo de los venezolanos mayores de 40 años sigue flotando lo del 28, el 28, el 28 con relación a la insistencia de Hugo Chávez de realizar unas mega elecciones del año 2000, tras la aprobación de la nueva Constitución y su tesis de que todo cargo electo debía relegitimarse en las urnas.

Con su imagen defenestrada de la propaganda oficial, Chávez parece estar de vuelta en estas elecciones presidenciales de 2024. Es una suerte de guerra simbólica a la que apela el gobierno de Nicolás Maduro en su apuesta de permanecer en el poder hasta 2030.

El anuncio, con decisión unánime de la directiva del Consejo Nacional Electoral, tiene lugar este 5 de marzo, cuando el aparato mediático y en redes atiborró al país de mensajes luctuosos recordando a «El Comandante”, luego de 11 años de su fallecimiento. O, al menos, de la fecha en que se anunció públicamente su muerte.

Un calendario electoral exprés, que no dará tiempo de abrir la votación a los venezolanos en el exterior, de actualizar debidamente dentro del país el registro electoral, o de activar una observación electoral genuina por parte de entidades como la Unión Europea, todo esto dará paso a unas votaciones pautadas ya para el 28 de julio.

«Un calendario electoral exprés, que no dará tiempo de abrir la votación a los venezolanos en el exterior»

No es coincidencia. Se ha elegido esa fecha, natalicio de Chávez, dejando en claro que el chavismo se juega el todo por el todo en estos comicios.

Las encuestas dejan en evidencia la reducción sustantiva del apoyo popular a Nicolás Maduro. El endoso del apoyo de Chávez, en su última alocución pública en diciembre de 2012, sencillamente se extinguió.

El referendo sobre el Esequibo sirvió para testear la maquinaria electoral del chavismo, la capacidad de arrastrar o no al votante y resultado fue claro: allí no hay capacidad de movilizar a un número sustantivo de venezolanos.

Tampoco el miedo es ya un factor decisivo en relación al voto en Venezuela. Una encuesta de la empresa Delphos, a fines del año pasado, desnudaba que 1 de cada 4 venezolanos no sentía temor de que se difundiera su posición política-electoral.

¿Qué puede hacer el chavismo para lograr que se le sumen votos en este 2024? Regresar al mito fundacional puede ser una línea, que seguramente estará potenciada con recursos propagandísticos y simbólicos no en torno a Maduro, sino en relación con Chávez.

Chávez es, en medio de un liderazgo desgastado de Maduro y sus adláteres, la mejor carta que puede jugarse el chavismo en su apuesta de no dejar el poder. Por increíble que le pueda parecer a un sector amplio de la población, que siempre cuestionó al chavismo, «El Comandante» sigue teniendo una alta valoración positiva entre quienes históricamente se autodefinieron como chavistas.

Maduro necesitará no sólo convocar a los que siguen resteados, que los hay, sino re-enamorar a esa base popular que se define chavista, pero no madurista. Las fechas escogidas para esta puesta en escena parecen apuntar en esa dirección.

Lo que haga o no la oposición es harina de otro costal. El chavismo marcó el terreno de juego y además de dividir a los factores de oposición, como de hecho lo genera una fecha tan próxima para inscribir candidaturas, también trata de re-nuclear a los suyos. Y lo hará trayendo de nuevo a Chávez a la escena política-electoral.

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