Venezuela

Socióloga Maryclen Stelling estuvo secuestrada junto con niño de 6 años

La socióloga Maryclen Steling fue interceptada en el acceso que le permitiría tomar la Cota Mil hacia el Oeste de la ciudad. Sus captores iban en un vehículo tipo sedán. El hecho de registró a las 4:30 de la tarde de este jueves. Sus secuestradores la mantuvieron en un cuarto rosado de una vivienda muy humilde. A las 9:30 de la noche fue liberada por los predios de Santa Eduvigis, tras haber sido cancelado su rescate.

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La rampa que le permitiría tomar la Cota Mil, sentido Oeste, fue bloqueada intempestivamente por un vehículo tipo sedán. El carro frenó frente al Mitsubishi que manejaba la socióloga y directora del Celarg, Marycleng Steling, y dos de sus ocupantes se bajaron armas en ristre. Ambos «pegadores» la conminaron a bajarse del auto y a empujones la obligaron a subirse al sedán donde ellos habían llegado. Adentro la recibieron dos hombres más. Un niño de seis años, familiar de una amiga que vive con ella, también fue secuestrado.

Uno de los dos hombres que la había neutralizado, se monto a su lado, y el otro se llevó el carro de la socióloga y lo dejó abandonado en Santa Eduvigis. A Steling le pusieron una pasamontañas, le ordenaron mantener la cabeza gacha y con sus manos cubrir el rostro del niño que había sido secuestrado con ella.

De acuerdo a la versión de allegados a la directora del Celarg, ella nunca vio hacia dónde la llevaban. Solo supo decir que la mantuvieron en un cuarto, cuyas paredes desvencijadas estaban pintadas de rosado. Un lugar muy humilde que también albergaba a una niña cuyo llanto le hizo intuir a la socióloga que no podía tener más de un año de edad. Un hombre carnoso y una mujer, que aparenta a tener más años de los que en realidad tenía, se encargaron de cuidarla. El hombre era brusco y amenazante. Uraño y maltratador. Rato después de soportar algunas horas de desconcierto y miedo, llegó otro hombre, más amable y calmado.

«Deja de amenazarla. Respeta, que es un señora mayor», gritó este recién llegado miembro de la banda.

Cinco horas más tarde, los mismos hombres que la había llevado hasta está viviendo improvisada, la sacaron para liberarla. El procedimiento fue el mismo: ojos vendados. La soltaron, junto al niño de seis años, en Santa Eduvigis, cerca de su Mitsubishi.

Su hijo, un joven traumatólogo, estaba trabajando en su consulta privada cuando recibió la llamada. Rápido se activó, buscó asesoría y se dispuso a pagar por la liberación de su madre. Quienes lo guiaron, le insistieron en denunciar el hecho ante el Cicpc, pero él no quiso. Se concentró en pagar.

El monto fue dejado en San Bernardino, cerca del Crema Paraíso y horas después recibió a su madre en casa.

La banda que actuó está integrada por hampa común, así le aseguró la propia Steling a sus allegados. Advirtió a sus amigos, además, que no había ningún tipo de características paramilitares en la organización y que no hubo ningún tipo de consideración especial, ni temor ante el descubrimiento de sus credenciales como directora del Celarg y por ende trabajadora del Ministerio de la Cultura.

Al ser secuestrada, Stelling regresaba a su casa tras completar una diligencia en el Centro Ciudad Comercial Tamanaco.

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