Venezuela

La relatividad de la muerte según Jorge Rodríguez

Suspendieron Suena Caracas. Los organizadores, en un comunicado, nos dicen que la muerte de Fidel Castro es un carajazo muy duro como para andar bachateando. Por lo tanto, se retrasa el despilfarro de dólares que Jorge Rodríguez y sus panas tenían planeado.

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jorge rodríguez
Foto: AVN

A estas alturas no nos debería sorprender que el Gobierno tenga muertos VIP. No les interesa, por ejemplo, los niños que han fallecido por falta de medicamentos y tratamiento. Tampoco el duelo de miles de venezolanos que cada semana deben ir a la morgue porque tirotearon, apuñalaron o descuartizaron a un familiar. Dice Rodríguez que, por el contrario, el pueblo debe agradecer el acceso a la cultura -así cataloga el alcalde de Caracas el evento- por solo 500 bolívares.

No debería sorprendernos, escribía. Pero sí indignarnos. La indignación aún nos pertenece, a pesar de las expropiaciones, de la implosión económica y del dólar galáctico. Arrecharse también es una forma de protestar.

Detengámonos en el argumento de Rodríguez para justificar los dos millones de dólares que cuesta Suena Caracas: “La cultura es un alimento tan importante como la comida, como la educación, como la vida, como la sonrisa, todos esos son alimentos que son para el ser humano, elemento fundamental para su crecimiento, ¿por qué se le va a negar al pueblo de Caracas eso? El Gobierno siempre está al pendiente de atender las necesidades”.

Pues bien, en lo que va de 2016 se han suspendido verdaderas iniciativas trascendentales como el Venezuela Móvil Festival, la Feria Iberoamericana de Arte y el Festival de Nuevas Bandas. Manifestaciones todas que prácticamente podrían realizarse con un tercio de lo que cuesta Suena Caracas. Eso para no hablar de emprendimientos individuales, de personas que quieren hacer de la ciudad un espacio disfrutable, pero que terminan abortándose porque es imposible tener los números en verde.

No faltará el que vea en el párrafo anterior un interés por establecer la vieja discusión entre qué es arte y qué no, qué es cultura y qué no. Coincidamos en un punto: requiere un mayor esfuerzo intelectual asistir a una exposición de arte que a un concierto de Farruko, por nombrar a uno de los tantos artistas que invitaron a la parranda del Gobierno.

Carlos Efrén Reyes Rosado, nombre real del reguetonero, nos canta cosas como: «Voy saliendo, activao del gueto. En mi máquina brillando bien elegante, forrao en diamantes». Bien podría un puertorriqueño decirnos que no tenemos moral si una de las canciones más exitosa de «La superbanda de Venezuela» nos dice: «Baja, baja, baja que esto lo baila Piqué con Shakira, lo baila Pitbull con Paulina».

No me mal interpreten. Como una vez le escuché decir al cantautor argentino Kevin Johansen: «no se debe subestimar ningún ritmo que promueva el acercamiento de los cuerpos». Pero si Jorge Rodríguez está tan preocupado por darle «cultura al pueblo», que se dé un paseito por los museos, que se están cayendo luego de la centralización en la Fundación de Museos Nacionales.

Es curioso que la suspensión del Suena Caracas cause mayor indignación que el anuncio de su realización. La razón es obvia: el motivo. Nos restriegan en la cara el delirio gubernamental por la muerte, física y de ideas, que es lo que personificaba Fidel Castro. Viéndolo en detalle, el discurso es congruente con el evento: nos están perreando en la cara.

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