Venezuela

¿Y si la Unidad deja al TSJ sin excusas para liquidar a la Asamblea?

El chavismo se apoya en la tesis del desacato para eliminar al Parlamento. La mayoría opositora tiene en sus manos (alzadas) una posible “solución práctica”, si vota la desincorporación de sus colegas de Amazonas. En la alianza saben que se trata de un “chantaje” del oficialismo, pero lo que está en juego es la existencia de la Cámara

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FOTOGRAFÍA: DAGNE COBO BUSHBECK

El Tribunal Supremo de Justicia pone como condición para levantar la medida de desacato contra la Asamblea Nacional, que la Cámara vote la desincorporación de los diputados de Amazonas. Partiendo de este hecho, un representante de la Unidad se pregunta: ¿por qué la oposición no accede con la finalidad de desmontar esa “excusa” y remover uno de los obstáculos que atentan contra la nueva administración del Poder Legislativa?

En realidad, no haría falta. A través de una comunicación que consignaron ante la junta directiva y que fue leída en plenaria, los legisladores amazonenses se separaron de sus curules. Sin embargo, para el TSJ esto no es suficiente. “La expresión de voluntad no recibió respuesta por parte de ese órgano, sino simplemente la expresión de quien lo preside, en el sentido de referir que ‘la presidencia comunicó a la Cámara que por tratarse de una participación, la junta directiva se daba por notificada de dicha decisión’; es decir, no se ha materializado la desincorporación de los referidos ciudadanos”, consideró la Sala Constitucional en un fallo emitido el 21 de noviembre.

Antes de que los magistrados llegaran a esa conclusión, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, había dictado línea. “Nosotros exigimos que la AN en una plenaria, con la directiva allí, tome la decisión de anular el acto de la juramentación. ¡Eso es lo correcto! Además, deben informar al TSJ. Debe ser así, lo demás es pura pantalla”, fustigó Cabello el 18 de noviembre.

Según el chavismo, este punto había sido pactado en la mesa de negociación que se instaló el 30 de octubre con la facilitación del Vaticano, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá). El documento suscrito por las partes tras la reunión del 12 de noviembre señala que “se acordó avanzar en la superación de la situación de desacato de la AN dictada por el TSJ. En ese sentido se acordó instar a los poderes públicos competentes a actuar en la resolución de la situación del caso Amazonas en términos perentorios”.

Contra las cuerdas

El antiguo jefe del Poder Legislativo, Henry Ramos Allup (AD-Caracas), siempre se negó a ceder ante el “capricho” chavista. No obstante, planteó una especie de solución salomónica: él se ausentaría el día del debate, dejando la conducción en manos del primer vicepresidente, Enrique Márquez (UNT-Zulia), pero garantizaba que la fracción de Acción Democrática sí participaría y apoyaría la desincorporación.

La propuesta de Ramos Allup parecía destrancar el juego interno en la bancada de la Unidad, pero a última hora Voluntad Popular rechazó la iniciativa y el tema quedó engavetado, destaca un vocero de la coalición opositora.

¿Votar la separación de los diputados de Amazonas resolvería este entuerto? En un artículo publicado en Prodavinci, el abogado José Ignacio Hernández admite que esa podría ser una “solución práctica” al conflicto, aunque también advierte que “más del 80% de las sentencias que la Sala Constitucional ha dictado en contra de la Asamblea, no se basan en la tesis del desacato. Esto significa que, incluso superado ese desacato, la Sala Constitucional podría mantener su línea de anular y desconocer todo lo actuado por la Asamblea”.

Un dirigente de la Unidad reconoce que no hay salidas fáciles, pero en este caso apuesta por tragar grueso y ajustarse a lo exigido por los magistrados. “Está claro que se trata de un vil chantaje del TSJ, pero tenemos que tratar de preservar la institución y superar el desacato. El chavismo se dispone a liquidar el Parlamento y nosotros debemos desmontar todas las excusas que le sirvan para ese fin”, razona con preocupación.

En enero de 2016, Ramos Allup acuñó aquella frase de “doblarse para no partirse” para explicar que con la separación de los diputados de Amazonas pretendían evitar que el Parlamento fuera liquidado al nacer. Un año después, la AN sigue luchando por su vida y tendrá que demostrar sus cualidades de contorsionista para recuperar sus competencias y no dejar al país sin el único poder autónomo que le queda.

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