Venezuela

En la avenida Victoria hubo un ejercicio de resistencia

La concentración convocada por la oposición no pudo moverse hasta el Consejo Nacional Electoral. Aguantaron por cinco horas en la avenida, pero cada intento por avanzar era repelido con gases lacrimógenos disparados por la PNB

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Fotografías: Andrea Hernández

Una cuadra primero. Otra después. En el punto convocado por la oposición en la avenida Victoria que tenía como destino el Consejo Nacional Electoral (CNE) a duras penas se pudo avanzar. Ni siquiera fueron capaces de acercarse al elevado instalado en El Peaje. Cada vez que la concentración se acercaba al piquete de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) los recibían con gases lacrimógenos.
“¡Pueblo, vénganse! Es nuestro derecho”, gritaba un hombre arropado con una bandera de Venezuela. Intentaba que sus compañeros se reagruparan. No lo logró. No había forma de acercarse al piquete de la PNB. Ni con ambas manos alzadas, ni sentándose en el suelo en señal de paz. La orden era una: no permitir que abandonaran la avenida. Podían concentrarse en la Victoria, pero no los dejarían alcanzar la Nueva Granada. “Señores, agrúpense. Vamos a sentarnos, no se replieguen”, insistían. Unos pocos hacían caso. El resto se resguardaba en las transversales, y ni así se salvaron del escozor de los gases. La policía jugó al gato y al ratón. Sobre sus motos daban vuelta a las manzanas buscando a quienes trataban de huir de ellos.
“No se vayan”, gritaban otros. Esa orden sí se cumplió. Pese a los gases la gente regresó. Leimy González llegó desde El Valle. Grabó todo con su celular, o por lo menos lo intentó. En una nueva corrida de la policía uno de ellos le arrancó el teléfono de las manos. Igual, decidió quedarse: “Hay que salir. Protestando en la casa o por Internet no vamos a salir de esto”. Gaby Martínez tampoco se movió. Salió de se casa apertrechada con una olla pequeña y cada vez que la PNB pasaba frente a ella hacía sonar la cacerola: “Tenemos un mes manifestando y no nos podemos cansar. Deben dejarnos marchar. Esto es pacífico. Lo hago porque tengo a mi hijo pasando hambre porque no hay comida”.
010517 Marcha foto Andrea Hernandez
Decididos a aguantar

Casi un mes de protesta todavía no arredra los ánimos. Tampoco lo consiguió la represión. “He marchado desde que Chávez llegó al poder. Esto es una dictadura. Lo hago para que mis hijos y mis nietos tengan la Venezuela en la que yo crecí. Tres de mis hijos se fueron y yo no consigo medicamentos. Seguiremos en la calle el tiempo que sea necesario”, afirmó Lucila Alvarado, de 80 años de edad.
El sacerdote Wilfredo Corniel ataviado con su sotana aguantó cada arremetida de la policía. Llegó a la avenida Victoria desde la parroquia San Miguel Arcángel de El Cementerio. “Yo vine a protestar, no a que me maten”, decía su pancarta. En medio de una nube de gases tuvo que cargar con una manifestante que se desmayó debido a los efectos de las lacrimógenas: “No es justo. Creo en la igualdad. Intentamos dialogar y nos responden con bombas. Estamos en paz”.
010517 Marcha foto Andrea Hernandez
Al mediodía hubo un nuevo intento de emprender la marcha. Un grupo proveniente de Santa Mónica encabezado por los diputados José Guerra e Ismael León apareció e insufló de ánimos a quienes todavía esperaban salir al CNE. La policía bajó la guardia y también se bajó de las motos. Los diputados se unieron a otro parlamentario, Rafael Guzmán, que ya tenía rato conversando con los funcionarios en un intento por alcanzar su objetivo. Entonces pareció que podrían moverse. No obstante, la ilusión les duró poco: apenas dos cuadras y de nuevo hubo que detenerse.
La ira se trasladó contra los diputados. “No vamos a seguir negociando. Con esta gente no se negocia”, exclamaban quienes insistían en enfrentarse a los funcionarios. Hubo una hora de tranquilidad hasta que de nuevo la marcha intentó moverse. Esta vez el diputado Tomás Guanipa iba a la cabeza. El guion se repitió. Solo pudieron moverse una cuadra y de nuevo los atacaron con una lluvia de gas. Eran las 2:15 pm. Superado el susto comenzó un cacerolazo. El tronar de ollas y los golpes contra las santamarías se prolongó por media hora. Nada movió a la policía. Después de cinco horas sin poder moverse a los manifestantes no les quedó otra opción que irse.
010517 Marcha opositora Andrea Hernandez
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