Venezuela

El secuestro de Leopoldo López

A finales del año 2013 los miembros de las Dirección Nacional de Voluntad Popular, nos reunimos en la casa de Leopoldo López para discutir sobre la situación política del país y las características del gobierno. El debate fue largo e intenso, con argumentos y explicaciones de jurídicas, académica e históricas. El centro de la discusión era la democracia en Venezuela y la situación de los venezolanos.

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Foto: Fabiola Ferrero/El Estímulo (Archivo)

Una de las conclusiones tal vez obvia para el día de hoy, fue no estábamos ante un régimen democrático, que al régimen los académicos, los juristas o los historiadores le podían poner el término de autoritarismo competitivo o democracia iliberal, pero que no estábamos en democracia y para los que allí estuvimos se trataba de una dictadura.
¿Qué hacer? Para los que como ciudadanos tenemos un compromiso con la democracia y la libertad en Venezuela, la respuesta era obvia, era simple. Había que buscar por los canales democráticos, pacíficos y constitucionales, una salida. Una salida a la situación de miseria, represión y represión que tradicionalmente traen los regímenes militaristas y no democráticos. Esa tarde hicimos un juramento: luchar por transformar a Venezuela en un régimen democrático y enfrentar todos los riesgos que ello implicara.
Luego de releer y debatir muchas veces las fórmulas constitucionales y las circunstancias políticas, hubo dos conclusiones: la primera, fue que cualquier salida constitucional para restablecer el orden democrático y ciudadano, era compleja, larga y difícil. Es decir, que no había camino fácil, que no había camino sin riesgos y que los riesgos eran muy altos.
La segunda conclusión, fue que la situación iba a empeorar cada día más y que había que adoptar la fórmula más democrática y que pudiera activarse cuanto antes; esa fórmula fue la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, por primera vez prevista en nuestra Constitución como una iniciativa ciudadana.
¿Por qué? Porque es democrática por donde la veamos, la convoca el pueblo, el pueblo elige a los constituyentes y todos tienes oportunidad de participar, y porque al final la aprueba la gente. Más democrática imposible. Porque además permitía renovar todos los poderes secuestrados por el régimen. Porque se podía activar prácticamente de inmediato, antes que el mal avanzara. Era diciembre de 2013. Ese proceso podía concluirse más tardar a finales del 2014.
Luego de plantear la constituyente con el apoyo de diversos factores, a muchos dirigentes del país no les gustó la propuesta porque el proceso no era fácil, se tomaba entre 4 y 8 meses e implicaba riesgos, es decir, algunos querían una camino, fácil, inmediato y sin riesgos para salir de la dictadura, o era que tal vez no la veían como una dictadura corrupta, o preferían convivir con el régimen y esperar a ver qué pasaría.
Hoy el régimen pretende engañar nuevamente a los venezolanos y anuncia una supuesta constituyente que nada tiene que ver con un proceso democrático, es un falso ropaje para perpetuarse en el poder.
Hubo aliados a la tesis de buscar una salida constitucional, pero no estaban de acuerdo con la fórmula. El acuerdo entre las fuerzas aliadas fue llevar a las asambleas de ciudadanos el debate y decidir entre la Constituyente, la renuncia del Presidente o esperar a las elecciones parlamentarias del 2016, dos años más tarde, dos años más de crisis social y corrupción administrativa. El 23 de Enero de 2014 se planteó al país lo que algunos dieron en llamar La Salida, que no era más que discutir en asambleas de ciudadanos a lo largo y ancho de todo el país cuál de las tres fórmulas prefería la gente, de forma tal que para octubre de 2014, pudiéramos tener un país concientizado y movilizado y definir en alianza política cuál de las tres fórmulas adoptar.
El 2 de Febrero de 2014 –día inolvidable en lo personal– se hizo la primera Asamblea de ciudadanos para discutir con la gente cuál debía ser la salida. Se hizo en la plaza Brión de Chacaito. Recuerdo la angustia de Leopoldo, ante la imposibilidad de poder convocar a través de los medios de comunicación, y usamos la redes y el boca a boca. Cerca de cinco mil personas llegaron al lugar. Allí Juan Requesens, Presidente de la FCU de la UCV, anunció la marcha del 12 de Febrero para llevar al Ministerio Público la denuncia de estudiantes arbitrariamente detenidos. Nuevamente volvió la angustia; ¿cuánta gente iría, cómo hacer para convocar? ¿Se unirán los otros partidos?
Fue impresionante la cantidad de gente que se congregó. Todos los partidos y sectores encontraron allí un espacio para demostrar su descontento con la situación del país, y el apoyo a las luchas reivindicativas. Algunas notas escribí esa noche como sugerencia para el discurso de Leopoldo. Salimos desde la Plaza Venezuela hacia el Ministerio Público, pasamos frente a la nueva sede del CNE, extrañamente no había un solo guardia allí, seguimos hacia el final de la avenida Libertador y tampoco había custodia ni policial ni militar. Llegamos al Ministerio Público, tampoco hubo ninguna autoridad de orden público dispuesta para prevenir algún desorden. Allí estuvimos un rato, hubo las intervenciones del caso. Leopoldo, con un megáfono, llamó a retirarse en paz. Yo me fui por mi cuenta. Llegué primero a las oficinas de Voluntad Popular, unos 15 o 20 minutos más tarde llegó Leopoldo, nos reunimos para analizar el éxito de la marcha, algunos comentamos lo extraño de la ausencia de custodia policial.
Una jornada exitosa construida a pulso y olfato político. Una hora más tarde, reunidos en la oficina de Leopoldo nos comienzan a llegar informaciones que los colectivos estaban en la zona y había un muerto (Juancho Montoya), media hora más tarde, nos informan de la muerte de un estudiante (Basil Da Costa).
Al mismo tiempo nos informan de la declaración de Diosdado Cabello desde Maracay, anunciando que el culpable era Leopoldo. Ya días atrás Nicolás Maduro hacía acusaciones similares. Pocos minutos más tarde fue publicada en las redes una orden de detención a Leopoldo López y Carlos Vecchio. ¿Qué hacer? Leopoldo grabó un video para las redes sociales, denunciando la trama de lo que previmos en diciembre de 2013: había una gran riesgo en enfrentar a un régimen autoritario y sin escrúpulos. Leopoldo se puso a buen resguardo, para reflexionar sobre la mejor manera de enfrentar la absurda acusación del régimen.
El 18 de Febrero de 2014, decidió enfrentar al régimen, y a un sistema de justicia injusto, para demostrarle a los venezolanos y al mundo entero que en Venezuela no había ni justicia ni democracia. Fue su manera de denunciar al mundo que en Venezuela lo que había era una dictadura, entregó su libertad, asumiendo un riesgo que iba mucho más allá de cualquier cálculo personal que nadie pudiera imaginar.
La demostración de ello es que en el juicio, aún cuando no se le admitió ninguna prueba, ni ningún testigo; quedó demostrado ante el tribunal y ante los órganos competentes de las Naciones Unidas que su detención fue arbitraria y debía liberársele de inmediato –lo cual la juez Susana Barrientos se negó a hacer. Pero la justicia siempre triunfa, la pruebas, testigos y expertos presentados por el régimen, más que inculparlo demostraron de manera fehaciente la inocencia Leopoldo.
No solo eso, sino que el mismo fiscal que lo acusó (Franklin Nieves), salió del país y declaró que la acusación en contra de Leopoldo fue un montaje ordenado por el gobierno.
La sentencia emitida por la jueza Susana Barreiro –quien a los pocos días sería nombrada en un alto cargo– no solo no tomó en cuenta los alegatos de la defensa, sino que la prueba fundamental que utilizó, como fue el testimonio de la experta lingüista Rosa Amelia Azuaje, lo tergiversó a tal punto que la propia experta tuvo que denunciar a los medios de comunicación el mal uso de su testimonio.
Finalmente la sentencia pretende condenar a Leopoldo a 14 años de cárcel, por un incendio que no existió y que nunca pudo producir él; por haber hecho el uso de la palabra supuestamente para incitar a la violencia y una imaginaria asociación con personas que él no conocía ni lo conocían a él.
Pero lo peor de todo, es que hace pocos meses, el TSJ, condenó a 29 años de cárcel al Comisario José Ramón Perdomo Camacho, por el delito de homicidio intencional calificado cometido con alevosía y por motivo innoble previsto y sancionado en el artículo 405 con relación al artículo 406 del Código Penal, en contra de Basil Da Costa. Entonces, ¿quién generó la violencia que desató los disturbios de los días siguientes?
Ante tanta evidencia de la inocencia de Leopoldo López, símbolo de lucha, de resistencia, se le debe poner de libertad en inmediato, así como a cientos de presos políticos que hay en Venezuela.
Hoy Leopoldo López está secuestrado por el actual régimen y sometido a un aislamiento ya calificado por los organismos internacionales como tortura, pues se impide a su familia y a sus abogados tener acceso a él y conocer su estado de salud y hacer efectivo su derecho a la defensa, ante la serie de atropellos al que es sometido a diario en la cárcel militar de Ramo Verde.
Su lucha y sacrificio, como el millones de venezolanos, representa uno de los más importantes símbolos en la lucha por salir de la actual crisis, rescatar la democracia en Venezuela y volver a la normalidad ciudadana. La liberación de Leopoldo López y de los cientos de presos políticos que asumieron los riesgos y el sacrificio de luchar por la libertad y defender la constitución, es emblema y propósito de todos los venezolanos.]]>

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