Hurto de placas fúnebres: los vivos asustan más que los muertos
En los cementerios de todo el país se repite un fenómeno: los muertos se quedan sin un nombre que señale el lugar de su reposo eterno. El bronce de las lápidas es preciado. Se vende a buen precio en mercados secundarios, o sirve como materia prima para hacer balas. Los familiares, a veces, hasta extravían el punto exacto donde llorar su pérdida