Cada niña, niño y adolescente es sujeto pleno de derechos, y tiene un rol activo y determinante en las políticas y programas que le afectan, tal y como contempla la doctrina de la protección integral que alcanzaron el país y la sociedad. Así, los niños cuentan actualmente con un marco legal amplio que ampara y guía al Sistema Rector Nacional para la protección integral de los niños, niñas y adolescentes, y a sus instituciones. Como anotamos hace tres años, cuando se celebró el 25 aniversario de la Convención de los Derechos del Niño, Venezuela logró en ese periodo, entre otros avances, pasar de 47% a 75% los recién nacidos que se registraban durante sus primeros tres meses de vida, de 38% a 74% la matrícula neta en educación inicial, y de 31 a 17 la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años. Si bien estas son indicaciones claras de progreso en el ejercicio de los derechos de los niños, hay todavía camino que recorrer.
Persisten barreras importantes para mantener entornos de protección y de oportunidades para los niños. La violencia sigue marchitando el futuro de miles de niños en hogares, escuelas y comunidades; de acuerdo al informe Una situación habitual, violencia en las vidas de los niños y los adolescentes publicado recientemente por UNICEF, Venezuela está entre los ocho países del mundo con mayor mortalidad en personas entre 10 y 19 años de edad, debido a homicidios y violencia colectiva. Y la pobreza infantil por ingreso se mantiene como un gran desafío, con 51.9% en 2014 según datos del INE.
Por otro lado, muchos de los avances para la niñez en las últimas décadas muestran fragilidad. Los retos en materia económica y la tensión política que actualmente aquejan al país son una sombra sobre la sostenibilidad de los indicadores sociales, e incrementan la vulnerabilidad de los niños a retrocesos que, en algunos casos, pueden ser irrecuperables. Datos oficiales dan cuenta de un incremento de 30% de muertes de niños menores de un año entre 2015 y 2016, así como aumentos importantes en enfermedades potencialmente mortales para la niñez como la malaria, la diarrea y el sarampión. Igualmente, reportes de ONG vienen alertando ya sobre deterioro del estado nutricional de los grupos a los que atienden.
Pero podemos elegir qué huella queremos dejar en los niños y en la sociedad. Es imprescindible lograr una suerte de ‘pacto por la niñez’ que permita a cada niña, niño y adolescente desarrollarse a su pleno potencial, gozar de las oportunidades que merece, y ejercer sus derechos plenamente.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, formulados con amplia y efectiva participación de diversos sectores, ofrecen un marco relevante para coordinar esfuerzos por la niñez. En esa misma mística, Gobierno, instituciones, sector privado, sociedad organizada, individuos, todos, debemos poner a los niños en el centro de nuestras decisiones y acciones; diseñar respuestas efectivas en base a información y datos actualizados y desagregados, crear entornos protectores, aumentar la inversión en niñez y asegurar su desarrollo integral, es posible si se trabaja coordinadamente y con un objetivo común.
UNICEF, en el Día Mundial de los Niños reitera que continuará, en ese espíritu, cooperando y apoyando a la niñez en Venezuela. Es el momento de elegir bien la huella que queremos dejar.]]>