Venezuela

"A mis hijos les doy pellejo": la miseria resquebraja a Ciudad Tablita en Antímano

En el sector Ciudad Tablita, ranchos destartalados agrupan a casi 300 familias en pobreza extrema. La mayoría de sus habitantes son niños que muchas veces solo comen una vez al día. En los registros, aparece que esta comunidad ubicada en Antímano en el oeste caraqueño, fue desalojada y las personas se encuentran en refugios oficiales.

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FOTOGRAFÍA: EL ESTÍMULO

La comunidad de Ciudad Tablita, se encuentra ubicada en la parte alta de la parroquia Antímano, del municipio Libertador, en Caracas. Allí conviven en unas 290 familias, gran parte de ellas en situación de pobreza extrema. La mayoría de sus habitantes son niños que solo alcanzan a comer una sola vez al día, gracias por el apoyo que tienen en un comedor popular que ofrece 200 comidas diarias, de lunes a viernes, a los más necesitados.

En Ciudad Tablita, la mayoría de las casas han sido construidas con materiales de desechos, cartones, plásticos, láminas de zinc y pedazos de madera. Sus calles son de tierra, así como el piso de los ranchos, la mayoría de las cuales no tienen baños, tampoco servicio de electricidad y cuya energía se “roban” de unos postes ubicados en la entrada de la barriada.

El servicio de agua potable es inexistente, todos los días los niños, jóvenes, adultos y abuelos, desfilan con ollas, botellas y tobos para cargar el vital líquido, de una toma lejana. En las casas son pocos los enseres que se observan, cocinas destartaladas, no tienen neveras, en los pequeños cuartos, hasta cuatro personas comparten una cama.

En la parte alta del barrio pasa una quebrada, que cuando llueve fuerte se desborda e inunda los ranchos, convirtiendo las calles en ríos de aguas turbulentas, que han dejado varias familias damnificadas.

En la comunidad hay muchos casos de pobreza extrema, de enfermos crónicos, sin medicamentos, que requieren ayudan gubernamental. Aquí alguna de sus historias:

De un nacimiento, una muerte

Desde uno de los ranchos más precarios se escucha el llanto de un niño recién nacido. Allí se encuentra sentada en una destartalada cama Kemely Zambrano, una jovencita de 16 años de edad, madre del niño que llora y de otro pequeño de 3 años de edad. La acompaña su hermana de 13 años.

En la casa no hay nada que comer, las jovencitas y el pequeño de tres años se encuentran a la espera que desde la casa de alimentación lleguen los platos de comida, que pudieran ser quizás el único bocado, pero este día (19 de febrero), la falta de alimentos no es el grave problema de esta familia, sino la falta de dinero para enterrar a la señora Yolanda Zambrano, quien falleció el pasado 11 de febrero y que hoy martes 20 de febrero sigue en el la morgue del hospital Miguel Pérez Carreño.

“Mi mamá estaba muy enferma, tenía problema en los riñones, estaba reteniendo líquido, la hospitalizaron muy grave y tuvimos muchos problemas para conseguir los medicamentos que requería. Yo con mi barriga de 9 meses de embarazo me quedaba a cuidarla, pero el sábado 10 me dieron los dolores de parto y nació mi hijo, al día siguiente el domingo 11 de febrero mi mamá falleció. Desde ese día hasta hoy, mi papá ha recorrido distintos organismos buscando ayuda para enterrarla, pero nadie nos quiere ayudar, todas las autoridades nos dicen que no hay recurso para eso, hoy es 20 de febrero y todavía no hemos podido darle cristiana sepultura a mamá”, señaló Kemely Zambrano.

Isabel Sarmiento, amiga de la fallecida Yolanda Zambrano, señaló que la difunta recibía una ayuda a través del programa social del gobierno, denominado Hogares de la Patria por lo cual recibía Bs 300.000 mensualmente y que había recibido mensajes de haber salido sorteada con dos bonos de los ofrecidos por el presidente Nicolás Maduro. “La familia estaba realizando las gestiones para ver cómo podía darle ese dinero, para atender tantas necesidades que tienen, tanto de alimentos como de medicamentos para los niños”.

Hoy nueve días después de la muerte de la señora Yolanda Zambrano, su cuerpo permanece en la morgue del hospital Pérez Carreño en el oeste de Caracas y requieren de 4 millones de bolívares para enterrarla, sin ningún tipo de acto velatorio.

Esperando al gobierno por una medicina

Nelson Luis Centeno es un joven de 24 años de edad, que desde hace nueve años padece de una enfermedad denominada mielitis transversa, que le ha ocasionado paralización de parte de su cuerpo y pérdida de la visión, entre otros daños. Vive en uno de los ranchos construidos con láminas de zinc, se mantiene dentro de un precario cuarto, acostado todo en un catre, rodeado de moscas. Cuando llueve el agua se filtra por los huecos que tiene el techo y en las noches el frío es insoportable.

Este venezolano vivía en el estado Monagas, pero sus padres decidieron mudarse a Caracas con la esperanza de poder conseguir una mejor atención médica.

“Mi caso lo conocen en distintos organismos, como por ejemplo los ministerios de Salud y de la Juventud. Por este rancho han desfilado innumerables funcionarios que levantan informes, me toman fotos con la promesa de ayudarme y nada. Me dicen que hasta el presidente Nicolás Maduro recibió uno de esos informes y ordenó que me ayudaran. Hasta un viaje para Cuba me prometieron y aquí estoy, esperando mientras que mi enfermedad avanza”, señaló Centeno.

En el rancho viven 12 personas, entre ellos, 7 niños. Benitza Acosta, es familiar de Nelson y señala que muchos son los días que no hay nada que comer. “En esos días difíciles los adultos salen a buscar lo que sea, la mayoría de las veces traen verduras con las cuales podemos hacerle una sopa a los niños. La mamá de Nelson estaba muy enferma y falleció el pasado domingo 18 de febrero. Con la ayuda de algunos amigos y familiares pudieron velarla y enterrarla. Nelson no pudo despedirse de su mamá, pues para trasladarlo se requiere de una ambulancia, actualmente no cuenta con los medicamentos que requiere, tampoco tiene pañales ni los alimentos que requiere para su dieta, necesita ayuda urgente”.

«Las bolsas no alcanzan para una semana»

En nuestro recorrido por el barrio, encontramos a dos niños Nicolás y Hugo (nombres ficticios) de 5 y 7 años respectivamente. En un fogón cocinaban con leña un pedazo de yuca y un plátano, que deberían compartir con sus otros hermanos.

Ellos viven en otro de los ranchos con sus padres, Rosa González y José Peralta, quienes señalan ser una de esas parejas que busca comida en los basureros para mantener a la familia. También entre los desperdicios han encontrado camas viejas, ollas y colchones con los cuales han equipado su humilde hogar.

Señalan que además de rebuscarse en los basureros, también “matan tigres” vendiendo pedazos de aluminio, limpiando casas o trabajando en la albañilería.

“Aquí la mayoría de las personas adultas no tenemos un trabajo fijo, el poco dinero que logramos conseguir se nos va en comprar comida. Recibimos la bolsa de alimentos, pero solo nos alcanza para una semana. En mi caso he tenido que darle a mis hijos pellejo de pollo y yuca, por varios días, estamos en situación de pobreza extrema y nadie nos toma en cuenta”, dijo José Peralta.

Oswaldo Gutiérrez, otro de los vecinos que levantó su casa con materiales de desecho, se encuentra desempleado. A las afueras de su casa se observa un afiche de la actual alcaldesa Erika Farías, que se lo entregaron durante la época de elecciones.

“Aquí vinieron y nos prometieron el cielo, nos prometieron ayuda, desalojarnos y darnos unas casas dignas, pero ahora salen que no hay presupuesto para ayudas sociales, pero sí para hacer fiestas de Navidad y Carnavales, mientras que nuestros niños pasan el trabajo parejo, es todo una farsa, una injusticia”, señaló Gutiérrez.

«Desaparecidos de los registros»

Hace cuatro años Rosalba Pérez compró uno de estos ranchos y allí se mudó con su familia, pero nunca imaginó que allí la gente pasaba tanto trabajo.

“Desde mi llegada al barrio he tratado de ayudar a mis vecinos, muchos de los cuales están en peor situación que yo, quedamos sorprendidos cuando fuimos a pedir ayuda a Protección Civil y nos informaron que en sus registros aparece que la comunidad de Ciudad Tablita ya ha sido atendida, que las familias fueron desalojadas y enviadas a refugios, eso es mentira aquí se mantienen, arriba en el cerro olvidados por las autoridades que solo nos visitan para pedir el voto en las elecciones”.

Los vecinos esperan que las autoridades visiten la comunidad, no para pedir votos para los cargos de elección popular, sino para ofrecer respuesta a tantos problemas sociales que padecen, no solo en este barrio, también en los demás sectores populares de toda Venezuela.

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