Esa porción de la oposición tiene un estilo de ser unos ‘talibanes por Twitter’ y es difícil para ellos confiar en que la MUD intenta orquestar un plan unitario para la reconstrucción nacional. No obstante, no saben que sus expresiones azuzan la desesperanza. Este sector pareciera que apuesta por más derramamiento de sangre y manda al diablo a la responsabilidad moral con facilidad. Estos son los mismos que proponen una intervención militar extranjera (claro, sin que sean sus familiares los caídos) y le conceden todas las facultades a la comunidad internacional, o proponen un incomprensible “gobierno de exilio”. Son los mismos que consumen el último ‘tweet’ como la ruta sin escalas e insuperable hacia nuestra libertad.
Aparentemente, este grupo de opositores no ha identificado quién es el adversario. No se han dado cuenta que con sus ideas están construyendo una maquinaria que perpetúa la división opositora. Y divididos no se gana ni una junta de condominio.
Pongamos las cosas en su justo lugar. Se está enfrentando de manera democrática a un adversario que está muy lejos de ser democrático. No es sencilla la causa. Lo que sí es sencillísimo es criticar o aplicar la cizaña con alta efectividad. Y más fácil aún es hacer leña del árbol caído.
Pareciera que les ataca la histeria cuando escriben por las redes sociales a los dirigentes de la MUD cosas como: “chavistas light de la MUD”, “colaboracionistas” o “cómplices”. Y todos esos son juicios ligeros muy venenosos que no llevan a ninguna parte, y sólo nos sumerge más en ese mar de contradicciones donde nadie quiere bañarse. Es mucho tóxico en tan pocas palabras.
Definitivamente, es la acción colectiva la que nos dará mejores resultados. Es la unidad en las decisiones lo que provocará el cambio. Es la estrategia unificada la que rendirá frutos. Es la amalgama de voluntades la que generará el quiebre de este modelo político opresivo. Somos nosotros unidos en lo interno lo que acabará con la pesadilla. Pues, ya se sabe que del exterior todavía el higueroteño está esperando los marines en sus costas. Y sembrando discordia entre los que luchan por un cambio, mucho menos se obtendrá soluciones admirables.
Hay mucha oscuridad y todos quieren encender la luz. Pero es un paso a la vez, sin zancadillas. Entiendo que van 19 años, sin embargo, “el que espera lo mucho, espera lo poco”. No hay salidas precipitadas duraderas. Prohibido zambullirse en ese océano de críticas, ofensas y reprobaciones que sólo desmoralizan y nos hacen retroceder largos kilómetros, por favor.