Adaptarse a no abrazar a los hijos ni ver a la madre; intentar convivir con tu esposo por Skype; querer mantener vivo un amor por Whatsapp. Dormir en la colchoneta de un apartamento de tu primo cuando dejaste tu casa propia, vacía y cerrada, a 5.000 km de distancia. Tragarse el orgullo para comenzar desde cero, pero con tranquilidad. El éxodo venezolano es el verdadero legado que parece estar dejando Nicolás Maduro, quien niega la magnitud del fenómeno.
Cada persona que cruza la frontera sin pasaje de retorno deja una historia cargada de angustia y cierta amargura. Hambre, violencia, escasez y falta de oportunidades parecen ser las principales causas de esta hemorragia de talento humano que vive Venezuela.
Fuera del aire
El 8 de abril de 2016, Luis Chataing anunció algo que sorprendió a muchos. Lo hizo en su programa radial en La Mega: el comediante, productor y locutor radial se despedía de La Mega tras años de trabajo para emprender nuevos proyectos. Y entre esos planes estaba dejar Venezuela.
«Sentía que se me estaban cerrando las puertas», dijo Chataing a El Estímulo. Explicó que esa decisión fue difícil pero que no podía seguir postergando. “Mientras más tarde tomara la decisión de emigrar. Más difícil sería comenzar de nuevo”, admitió el conductor del programa “De Nuevo en la Mañana” que se trasmite en Miami, lugar donde reside.
La llegada de Sebastián, el hijo menor del profesional de la radio, aceleró lo que llevaba mucho tiempo postergando. El niño padece del síndrome de West, “ y su nacimiento me hizo meditar sobre qué calidad de vida tendría mi hijo en las condiciones que actualmente hay en Venezuela”, recordó.
Una vez en el asiento del avión que lo trasladaba a Miami en 2016, Chataing dijo haber pensado en todos los asesinados, en los presos políticos, en sus amigos y familiares, por quienes siempre sintió que luchó desde su trinchera comunicacional. “Me duele haberlos dejado”, afirmó.
Partir de Venezuela fue dejar atrás 25 años de conexión con los radioescuchas venezolanos. “Extraño esas tres horas que mantenían mi cerebro activo” explicó el locutor. Aunque aclaró que la distancia no lo desvincula con la actualidad venezolana. En casi dos años desde que dejó su tierra, el locutor dice que ve con preocupación la crisis del país. “Es insólito que la ambición de unos pocos pueda destruir las vida de tantos”.
Chataing dijo que no le ha tocado vivir «nada» en comparación a lo que le ha tocado vivir otros inmigrantes venezolano. Afirmó que es duro vivir en el exterior.
“Esto es una experiencia de crecimiento muy importante, por eso el pobre dictadorzuelo Maduro intenta hacer daño, diciendo que quienes nos fuimos limpiamos pocetas. Una vez más escupe hacia arriba, cuando la gente es capaz de limpiar pocetas para seguir adelante lejos de su patria, el que maneja los destinos de ese país (Venezuela) es mucho peor que cualquier trazo de excremento”.
Dejar atrás a la hija mayor
Con 2.000 mil euros en el bolsillo, Jaxcinemir Llovera abandonó Venezuela hace nueve meses. Era el dinero que varios de sus familiares en España lograron recolectar para que ella y su hija de seis años abandonaran el país. Sin embargo, la madre dejó atrás a Elizabeth, su hija mayor de 15 años, para que terminara sus estudios en el liceo.
Jaxcinemir se llevó a Victoria, su otra hija, quien sufre de autismo, y por la que decidió abandonar Venezuela, tras una frustrante búsqueda de medicinas para cumplir con el tratamiento de la menor.
El costo de la vida también la obligó a a salir del país. Jaxcinemir residía en Valencia junto a su madre y su hermana. Ella se dedicaba a dar clases en un colegio de la zona. “El dinero no me alcanzaba para nada, cada vez mi plan de permanecer en Venezuela se derrumbaba”, explicó.
Hace 10 años atrás, los mismos familiares le habían propuesto a la educadora a instalarse en las Islas Canarias. Ella la rechazó en ese entonces. “Siempre he creído en mi país pero cuando tienes dos hijas y una de esas es especial, todo cambia”, dijo.
La falta de comida también pesó en la decisión de Jaxcinemir. “Todas perdíamos pesos. Yo soy madre soltera. Necesitaba soluciones” afirmó.
Sus familiares trataron de convencerla para que se llevara su hija mayor, pero ella quería que terminara sus clases. “Éramos cinco en casa y de la noche a la mañana se quedaría sola”.
Para ninguna de la familia ha sido fácil la decisión de emigrar. El llanto está presente cada día, porque tiene miedo que un día el Gobierno prohíba la salida de menores de edad de Venezuela. “Si Dios quiere, en junio la tendré conmigo”, afirmó.
Mientras tanto Jaxcinemir, o Jaxci como prefiere que la llamen, trabaja limpiando casas y bares en las Islas Canarias. “También limpio pocetas, como dice Maduro, y eso me ayuda a mantener a mis hijas. No me avergüenza».
Por un tuit
Haber expresado su rechazo al gobierno tras la partida de un nuevo amigo del país, fue suficiente razón para huir. Julio Kraft, estudiante de comunicación social y activista del partido opositor Vente Venezuela de María Corina Machado, publicó un tuit que desató tempestades políticas.
¨Gobierno de mierda. Me quitó mi juventud, me quitó a mis amigos, me quitó a mis familiares y me quitó las oportunidades de vivir en mi país», escribió Kraft en su red social.
En un principio todo fue bueno ¨Habían muchos comentarios de apoyo. Eran masivos. Gente de otros países me comentaban que en su momento sus países pasaron por lo mismo, pero luego todo cambió¨.
Así como las palabras de aliento llegaron, las de odio no tardaron en aparecer. Distintos usuarios afines al oficialismo descargaron su odio contra el joven,
¨Me amenazaban, me decían que sabían todo de mí y de mi familia¨ poco a poco la vida de Julio se llenaba de miedos, porque a su mente sólo se venían los ejemplos de otros tuiteros quienes fueron perseguidos y hasta llevados presos por mostrar una opinión contraria.
Junto con las amenazas aparecieron fotos de sus otras redes sociales, en la que salía con María Corina Machado, o con su amigo por el cual escribió el mensaje. ¨Cada vez eran más y más las fotos que salían. Las burlas se multiplicaban junto con el odio¨. El odio dio paso al miedo y el estudiante decidió partir hacia un país que no quiso revelar.
La explosión que cambió todo
La familia Cesa abandonó el país en 2012. Catherine y su hermana gemela Josephine, habían terminado el bachillerato. “La falta de comida y la inflación nos empujaron a hacerlo, pero teníamos razones para volver. Mi hermano Gian Franco se quedó a terminar su carrera en la (Universidad) Simón Bolívar”, recordó Catherine Cesa a El Estímulo desde Cleveland, Ohio, Estados Unidos.
Cuando el joven de 25 años se graduó de arquitecto, sólo sus padres lo acompañaron al acto. El costo de los pasajes hacía imposible una reunión con toda la familia. “Pero semanas después se reuniría con nosotros. Ese era el plan. Hasta que la granada explotó”, dijo Catherine.
Era una noche de 2016 cuando Gian Franco viajaba en su vehículo camino a su casa. De repente, dos carros lo interceptaron y lo secuestraron. “Querían dinero, eso era todo”, dijo su hermana. Pero algo salió mal y los delincuentes, presuntamente pertenecientes a una banda que opera en el oeste de Caracas, se les explotó la granada. Al parecer el que tenía el explosivo no sabía manipular el artefacto por lo que se le detonó en las manos. Gian Franco murió al igual que dos de los secuestradores, de 21 y 24 años.
Los padres del joven recién graduado regresaron a Venezuela con el corazón destrozado para llevarse los restos de su hijo a Estados Unidos. “Quedamos vacíos. Nada es igual. Es una impotencia porque no pude defenderlo”, confesó Catherine.
De una forma u otra la joven que se prepara para ser maestra de español señala a Nicolás Maduro como el culpable de la tragedia de su familia. “Es un comunista. El dictador más despreciable y cruel en la historia de Venezuela”, afirmó.]]>