Venezuela

Cuartos vacíos, la silenciosa consecuencia de la migración venezolana

La fotógrafa Mariana Vincenti y la periodista Valeria Pedicini reflejan el vacío que han dejado quienes han decidido formar parte de la diáspora a través del proyecto titulado “Los cuartos vacíos de la migración venezolana”, publicado en el medio estadounidense The New York Times

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FOTO: CORTESÍA MARIANA VINCENTI

“Cuando pensamos en contar historias de nuestro país, de nuestra propia gente, pensamos que queríamos mostrar historias que muchos han vivido de cerca y de un tiempo para acá la migración nos ha afectado a todos”, explica Mariana Vincenti. Junto a la periodista Valeria Pedicini, buscaron crear un trabajo audiovisual con el que el mundo se pudiera conectar.

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“Los cuartos vacíos de la migración venezolana” comenzó en septiembre de 2017 cuando ambas empezaron a visitar dormitorios que habían sido abandonadas por aquellos que decidieron subirse a un avión para dejar atrás su vida en Venezuela. Lo que comenzó como un trabajo independiente, se materializó en 2018 cuando la revisión de portafolio de The New York Times abrió sus postulaciones y el proyecto fue seleccionado entre un grupo de más de 2000 trabajos.

Para Vincenti y Pedicini, ambas comunicadoras sociales egresadas de la Universidad Católica Andrés Bello, la migración no solo la sufre quienes se van de Venezuela, sino también aquellos que se quedan en el país observando a diario el espacio que ocupaba aquella persona que ya no está. Descubrieron que ahí, entre cuatro paredes vacías, también hay historias. Decidieron relatar el éxodo masivo a través de las habitaciones y de la voz de la persona que se queda en Venezuela.

“Cuando surgió la idea de contar historias de la migración, queríamos encontrar un nuevo ángulo para el problema porque hay mucho al respecto. Escuchamos los números, vemos a cientos de venezolanos cruzando la frontera, familias despidiéndose en el terminal. Pero lo que nos hizo plantear el proyecto fue preguntarnos qué pasa con los que no se van, con ese espacio que queda. Y eso nos llevó a retratar los cuartos, el espacio personal de alguien y el lugar donde pasa la mayor parte de su vida, donde guarda muchos de sus recuerdos. Queríamos contar la historia de aquellos que se fueron a través de lo que dejan atrás”, cuenta Pedicini.

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El número de migrantes venezolanos es inexacto. Estudios realizados por la encuestadora Consultores 21, el estudio La voz de la diáspora, coordinado por el sociólogo Tomás Páez; y el Laboratorio Internacional de Migraciones de la Universidad Simón Bolívar aseguran que la cifra de venezolanos que se hallan en el exterior supera los dos millones y medio. “La diáspora crece a un ritmo que debe ajustarse los números rápidamente y el seguimiento se hace casi a diario”, expresó Páez en entrevista con la revista Clímax.

El trabajo elaborado entre septiembre de 2017 y marzo de 2018 revela una serie de habitaciones en distintas zonas de Caracas que se encuentran vacías y en diferentes estados. Algunas intactas, tal como sus dueños las dejaron. Otras usadas como depósito. Y unas cuantas tomadas por un nuevo habitante.

La visita a los cuartos y escuchar quienes eran también les permitió conocer a los antiguos ocupantes por medio de sus pertenencias. “Conocimos a los inmigrantes. Sabemos quiénes por la forma en que organizan sus habitaciones, los colores que utilizan, sus libros favoritos, películas y estrellas de la música. Ahí, en sus cuartos, encontramos la identidad de cada uno”, declara Pedicini.

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Las periodistas se identifican con la temática de su proyecto, cada una a su manera. Mariana vive desde hace dos años en Nueva York, conoce lo que es emigrar y dejar parte de tus pertenencias atrás. Mientras que Valeria aún sigue en Venezuela y se enfrenta con el vacío que han dejado sus familiares y amigos. “Decidimos trabajar junta, no solo porque ambas nos complementamos con la escrituras y las imágenes, sino también para darle los dos lados a la historia”, explica Vincenti.

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La dificultad del trabajo no estuvo en encontrar qué habitaciones fotografiar, sino en hallar el tiempo para recorrerlas. “Fue triste darse cuenta de lo fácil que era encontrar más y más cuartos. La prueba de la cantidad de gente que se ha ido del país. Es doloroso encontrar tantas historias”, alega Pedicini.

Para ver el trabajo completo haz clic aquí.

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