Venezuela

Era Stefany Natera, tenía 20 años, la primera asesinada por represión en Caracas

La joven, de 20 años de edad, vivía en la Calle Oriental del sector El Amparo, en Catia, municipio Libertador. Los vecinos informaron que la manifestación antigubernamental, de la madrugada del 23 de enero, fue repelida por el temido grupo Faes (Fuerzas de Acciones Especiales) de la Policía Nacional y esta madre de dos niños fue una las primeras víctimas inocentes de la nueva ola de represión contra manifestantes en Venezuela.

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Por Dalila Itriago/El Estímulo

Doce horas después del asesinato de Stefany Jajoy Natera, en la calle principal de El Amparo, en Catia, oeste de Caracas, había restos de vidrio sobre el pavimento. También se respiraba el humo denso de los neumáticos que habían sido incendiados. Las alcantarillas seguían levantadas a modo de fosos de barricadas y los vecinos, aglomerados en las esquinas, veían con cierto recelo a todo aquél que pasaba por ahí por primera vez.
Stefany Jajoy Natera vivía en el segundo piso de la casa 12-04, en la Calle Oriental de El Amparo. Era bachiller, tenía 20 años de edad, trabajaba en la calle Bolívar del sector vendiendo cigarrillos, café y chucherías. Deja dos niñas huérfanas.
En un contexto de tres días de protestas continuas contra el gobierno de Nicolás Maduro (que no han cesado hasta la tarde del 24 de enero en algunas barriadas de Caracas) y cuando hasta la mañana se contabilizaban 23 asesinados en los estados Portuguesa, Monagas, Táchira, Barinas, Bolívar, Amazonas y Distrito Capital, según fuentes periodísticas.
Solamente entre el 22 y el 23 de enero habían sido asesinadas 14 personas, lo que sube a 229 el total de fallecidos en las protestas contra Maduro desde 2014, según cuentas de la ONG Provea.
«La muerte de estos 14 venezolanos eleva a 229 el total de fallecidos en protestas desde que Maduro asumió el poder en 2013», recalca Provea en un comunicado en el cual recalca que «estas muertes son principalmente consecuencia del recurrente patrón de uso excesivo de la fuerza para la gestión de manifestaciones públicas por parte de policías y militares». 
Jajoy Natera cayó cuando eran cerca de la 1:20 de la madrugada de este 23 de enero.
La muerte de un solo ser humano puede pasar desapercibida, en medio de las estadísticas de un país acostumbrado a la violencia. Salvo para su familia que la llora.
ANOCHE ESCUCHÉ VARIAS EXPLOSIONES
En la tarde de este miércoles, mientras al este de Caracas había mucha algarabía y el flamante líder de la oposición, Juan Guaidó, se juramentaba ante una multitud como presidente interino de Venezuela y poco después era reconocido por Donald Trump, a unos 15 kilómetros de allí, en el barrio El Amparo, en el oeste de la ciudad, soplaba una brisa helada, las calles estaban casi vacías, y apenas un perro hambriento merodeaba la zona.
Una mujer lloraba a la entrada de la casa de Stefany. Era su tía. No quiso dar su nombre, solo comentó que si ella hubiera sabido que la joven iría a protestar, no se lo hubiese permitido.
“Ella bajó porque le habían dado un tiro a un muchacho, quiso ir a ver y se quedó. Después me la subieron y ya estaba…” y no termina la frase porque arranca a llorar.

Una vecina le alcanza una taza de té de malojillo y le explica que solo el amor de Dios puede quitarle ese dolor que está sintiendo. La tía, quien no quiso identificarse, acepta el detalle pero sigue llorando. Cree que las manifestaciones deben hacerse de día, pues en las noches la oscuridad se presta para todo: vandalismo y saqueos.
Pero no todos creen que estas protestas sean un juego de niños. También en la tarde del miércoles, un grupo de jóvenes de la comunidad que habrían participado en la manifestación dieron su versión sobre lo ocurrido.
“Todo empezó así: como a las 9:00 de la noche la gente se aglomeró allá abajo. Éramos como 500 personas y le estábamos echando bola, lanzando piedras y bombas molotov porque, señora, estamos pasando burda (mucha) de hambre. En eso llegaron los nacionales (PNB) y el FAES, Fuerzas de Acciones Especiales, y empezaron a dispararnos. En el liceo Andrés Eloy Blanco dejaron a tres heridos. Yo mismo vi a un tipo con un hueco aquí en el cuello. Stefany intentó correr pero no pudo. Y a ella le metieron porque se quedó de última y después le cayeron a patadas en el piso para ver si estaba muerta”.

Los chicos se saludan en las esquinas mientras se comen una bolsa de Pepito (popular golosina salada) y se toman un refresco de botella. Uno le dice al otro: “¿Será que se prende esto en la noche?” a lo que el joven con cara de niño le responde: “No sé. Creo que agarraron miedo”.
Pero lo cierto es que en El Amparo no hay tregua. Los reportes de la madrugada de este jueves 24 de enero indicaban que sí, que no solo los vecinos de Catia sino también los de Petare, Capuchinos, La Charneca, Hornos de Cal y Marín, en San Agustín, resistieron la represión de la PNB y salieron, una vez más, a protestar. Ellos saben que nadie les dará auxilio. Saben que solo ellos tendrán que buscarse su propio Amparo.
Por la tarde de este mismo jueves, en Petare, en el otro extremo, este de la ciudad, otra incursión del Faes en una barriada pobre dejaba al menos otro asesinado, denunciaron vecinos.]]>

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